José Enrique Centén Martín •  Opinión •  10/05/2021

Aquella primavera del 68

París mayo de 1968. Una revuelta que no perseguía llegar al poder sino cambiar la sociedad, un movimiento para reivindicar más libertades en la esfera privada.  Se levantaron barricadas. Dos semanas después había diez millones de obreros que secundaban la huelga general convocada por los sindicatos en una paralización sin precedentes en la Francia de las posguerras. La República francesa temblaba. Transformó ideas y valores morales, no cambió el poder ni el sistema. Fue una eclosión de libertades y causas. Los derechos civiles, el anti-nucleares…, el movimiento obrero cedió su monopolio de las protestas. Fue la revolución de los eslóganes, de las pintadas, de los cartelesBajo los adoquines está la playa¡Haz el amor y no la guerra! ¡Prohibido prohibir! son lemas que surgieron de las mentes con ansias de libertad y que aún hoy en día forman parte del imaginario de las revueltas. Los sindicatos, encabezados por el más poderoso, la CGT (Confederación General de Trabajadores), deseaban pactar con el Gobierno de Georges Pompidou porque se habían sumado a la huelga, pero no la controlaban. También porque era un momento idóneo para devolver la paz a las fábricas a cambio de sustanciales ventajas. En los Acuerdos de Grenelle se aumentó el salario mínimo un 35% y hubo otras importantes mejoras salariales y otros beneficios, como más días de vacaciones y jubilación.

43 años después en España surgió el 15M, revuelta pacífica, llena de ideas y esperanzas, pero desde sus inicios el Sistema se puso en marcha para machacarla, les retaron a que se presentaran en las elecciones, lo hicieron y el neoliberalismo imperante se asustó, invirtieron en los partidos clásicos o sacaron nuevos y aun así, aquellos a quienes despreciaron sacaron 5 millones de votos y un número de representantes en el Congreso, incluso ministros de la Nación, pero España no es Francia, aquí mandan los Bancos, IBEX35, Corporaciones Internacionales, que solo quieren beneficios, no ofrecieron nada a aquel grito de libertad y reclamo en mejoras sociales que les estaban arrebatando, al revés, crearon modelos de contratos casi esclavistas, privatizaron casi todo lo público en Sanidad, Educación, Servicios Sociales, después auparon a los mediocres de aquellos primeros días del 15M, cayendo en la trampa, o no, en su momento veremos si hubo 30 monedas de plata por su traición o solo fueron una panda de imbéciles con mucho ego.

En el 2011 tuvo su réplica en España, y en ellos estamos.


Opinión /