Fin del estado de alarma en el Estado español a la madrileña.
Dos estrategias, Madrid apostó por la economía, Valencia por salvar vidas, desde hace una semana no ha muerto nadie por COVID-19 en Valencia, pero eso sí en Madrid puedes tomarte unas cañas en «libertad» a la salud de los fallecidos y sus familias.
Miles de personas, por llamarles algo, celebran el fin del estado de alarma en por todo el Estado español desafiando la pandemia.
Mis sentimientos van de la vergüenza ajena, el desánimo a la indignación.
Se contagia lo de vivir a la madrileña en el fin del estado de alarma y las calles se llenan de irresponsables emborrachandose y saltandose todas las medidas para combatir el COVID-19.
Gente sin empatía, ni vergüenza, ni sentido común, disfrutando de la supuesta «libertad» de la que habla Ayuso, la libertad de consumir, de emborracharse, de beber cerveza sin pensar en nada, ni en nadie.
“El secreto de la libertad radica en educar a las personas, mientras que el secreto de la tiranía está en mantenerlos ignorantes.” Maximilien Robespierre.
La incidencia del COVID-19 por las nubes en Madrid y en otras grandes ciudades, pero también por las nubes la indecencia de una sociedad deshumanizada.
Habrá muertos evitables, víctimas de la irresponsabilidad, de la infinita estupidez humana, pero seguramente no les pese en la conciencia a los que no la tienen, ni a los políticos que fomentan estos comportamientos desde las instituciones.
La libertad confundida con el libertinaje de Ayuso, Casado o Abascal, la irresponsabilidad del PP-VOX.
Faltaba poco, estamos a las puertas de la que llaman inmunidad de rebaño y del verano.
Pero los que defienden la «libertad de Ayuso» viven al día, sin pensar en nada que no sea en ellos mismos y disfrutar del momento, sin pensar en nadie, ni en sus propias familias, ni en el sufrimiento ajeno, ni en las consecuencias de sus actos.
Quiero seguir pensando que son minoría, pero ¿cuantas vidas más van a costar los que han decidido vivir a la madrileña?, dando la espalda a la realidad de que también se muere a la madrileña.
Duele ver en lo que nos estamos convirtiendo como sociedad, realmente es duro aceptar la realidad.
Pero apesar de la decepción y el cansancio es necesario seguir luchando por construir una sociedad mejor.