Pasqualina Curcio •  Opinión •  10/07/2020

Impacto de la guerra económica en Venezuela

Cuantificar todas y cada una de las afectaciones de la guerra que el imperialismo ha declarado al pueblo venezolano es imposible. Las agresiones que desde 1999 hemos vivido los venezolanos no solo han sido económicas, han sido también psicológicas. No hay manera de medir las secuelas del odio que la oposición antidemocrática, con una propaganda anti socialista ha sembrado, al punto de quemar vivas a personas por parecer chavistas. La indignación que el pueblo venezolano siente ante quienes diciendo ser venezolanos han vendido la Patria, también es incuantificable.

Dicho lo anterior, pero centrándonos en lo económico, hemos actualizado los cálculos que habíamos realizado en marzo de 2019. Para ese momento las pérdidas que esta guerra ha ocasionado ascendían a US$ 125 mil millones. Ahora hemos calculado las correspondientes al 2019, las cuales totalizan para ese año US$ 68 mil millones.

Por lo tanto, las pérdidas económicas totales entre 2016 y 2019 suman US$ 194 mil millones.

Para los venezolanos, US$ 194 mil millones equivalen a aproximadamente 16 meses de producción nacional. Con ese dinero hubiésemos podido pagar la deuda externa completa que según el BCV es de US$ 110 mil millones. O tendríamos suficientes recursos para importar alimentos y medicamentos durante 45 años.

Estas pérdidas están desagregadas de la siguiente manera: US$ 25 mil millones corresponden al dinero y activos que nos han sido saqueados, mientras que los otros US$ 169 mil millones representan lo que hemos dejado de producir desde el 2016 hasta el 2019 como consecuencia del ataque contra PDVSA (US$ 64 mil millones) y del ataque al bolívar (US$ 105 mil millones).

Bloqueo/saqueo/piratería

John Bolton, confesó en enero de 2019: “Congelamos todos los bienes de la empresa estatal PDVSA en territorio estadounidense [CITGO], bloqueamos US$ 7 mil millones en activos más US$ 11 mil millones en ingresos estimados por exportaciones durante el próximo año”.

De acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores, el gobierno de EEUU y sus aliados nos han saqueado US$ 25 mil millones. Ellos lo disfrazan como “sanciones”, otros, elegantemente las llaman medidas coercitivas unilaterales, pero no es otra cosa si no un descarado robo y un acto de piratería. Aproximadamente US$ 5.400 millones se encuentran retenidos en 50 bancos incluyendo las 31 toneladas de oro que nos tiene retenidas el Banco de Inglaterra. Están incluidos también los US$ 18 mil millones en activos y dividendos de la empresa CITGO.

No solo nos robaron, sino que, además, en enero de 2019 el Departamento de Estado estadounidense anunció que le dio a Guaidó el control de bienes, activos y propiedades del gobierno venezolano en cuentas bancarias en EEUU, o sea, Guaidó ha sido el responsable de la administración de esos recursos. Nos gustaría saber cuánto de esos dólares ha destinado proteger a la población venezolana en tiempos de cuarentena. Lo que sí tenemos claro es que US$ 200 millones los destinó para cerrar un contrato con SilverCorp cuyo objetivo era contratar mercenarios para asesinar a venezolanos.

En cuanto al oro retenido debemos decir que el Banco de Inglaterra está obligado a devolverlo a su dueño inmediatamente éste se lo solicite. Ahora resulta que, según los ingleses, el dueño del oro es Guaidó quien dicen es el “presidente interino” de Venezuela. Es tan burdo este robo que quién en su sano juicio cree semejante barbaridad. El mundo entero sabe que no es Guaidó quien se sienta en la Asamblea General, ni en el Consejo de DDHH, ni en el Consejo de Seguridad de la ONU, ni en las reuniones de la OPEP. Obviamente tampoco se sienta en Miraflores y mucho menos da órdenes a la FANB.

¿Acaso es Guaidó quien está haciendo frente al Covid-19 en Venezuela y coordinando con la Organización Mundial de la Salud los protocolos y recepción de la ayuda sanitaria? Cosas veredes, amigo Sancho.

Ataque a PDVSA

William Brownfield, ex embajador de EEUU en Venezuela confesó: “Si vamos a sancionar a PDVSA, ello tendrá un impacto en el pueblo entero, en el ciudadano común y corriente. El contra argumento es que el pueblo sufre tanto por la falta de alimentación, seguridad, medicinas, salud pública, que en este momento quizás la mayor resolución sería acelerar el colapso, aunque ello produzca un periodo de sufrimiento de meses o quizás años”.

No es casual el ataque a PDVSA, por el contrario, es una acción premeditada y certera. Cualquier afectación a la industria petrolera tiene repercusiones no solo en la propia empresa, sino principalmente en la economía nacional y con ella en el pueblo venezolano.

La industria petrolera genera el 95% de las divisas que ingresan a Venezuela por concepto de exportaciones. La disminución de dichas exportaciones, ya sea por la caída de los niveles de producción petrolera o por disminución del precio del hidrocarburo afecta el ingreso de divisas y con ello las importaciones de insumos, repuestos, maquinarias para la producción nacional. PDVSA es el catalizador de la producción interna.

El precio del petróleo, por primera vez en la historia cayó durante 4 años consecutivos, la caída fue de 65%. Por otra parte, el bloqueo comercial y financiero contra PDVSA, la dificultad e imposibilidad de traer repuestos e insumos y las trabas financieras, entre otras razones, han afectado la producción petrolera, la cual ha disminuido 64% pasando de 2,8 millones de barriles diarios en 2013 a 1 millón en 2019, lo que se ha traducido en una caída de 78% de las exportaciones petroleras (pasaron de US$ 85 mil millones anuales en 2013 a US$ 19 mil millones en 2019).

Entre el año 2016 y 2019 dejamos de producir US$ 64 mil millones a nivel nacional como consecuencia de la disminución de las exportaciones petroleras.

Ataque al bolívar

Richard Black, senador del partido republicano de EEUU confesó refiriéndose a Venezuela: “Hemos desmonetizado su moneda y, a través del sistema bancario internacional, hicimos que la moneda venezolana careciera de valor y luego vamos y decimos: ‘Miren lo malo que es este Gobierno, su moneda no vale nada’. Bueno, no fueron ellos, fuimos nosotros quienes hicimos inútil su moneda”. (Sputnik 09-12-2019).

El ataque al bolívar, principal arma de la guerra económica, no solo induce la hiperinflación y con ella la pérdida del poder adquisitivo de la clase obrera, también contrae la producción nacional. En la medida en que la clase asalariada ve deteriorada su capacidad de compra consecuencia de la veloz y desproporcionada subida de los precios, ésta disminuye las cantidades demandadas de bienes y quien vende disminuye su producción.

Desde el 2013 el imperialismo ha inducido criminalmente la depreciación del bolívar en 241.657 millones por ciento, lo que ha derivado en un aumento de precios de 11.500 millones por ciento desde ese año y hasta la fecha.

Entre 2016 y 2019 dejamos de producir a nivel nacional US$ 105 mil millones como consecuencia del ataque al bolívar.

Que cada quien saque sus conclusiones de lo que estas pérdidas económicas por US$ 194 mil millones representan en angustia, indignación, calidad de vida y vidas de venezolanos. Que saque también las conclusiones del incalculable nivel de conciencia y por tanto de resistencia del pueblo venezolano que, siempre con la moral en alto, ha enfrentado a los enemigos de la Patria con la mejor de las estrategias: la unión cívico militar.

– Pasqualina Curcio es Profesora Titular, Departamento de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad Simón Bolívar-Venezuela.

https://www.alainet.org/es/articulo/207768

 


Opinión /