Christophe Ventura •  Opinión •  11/04/2017

«Si el populismo de izquierda no asume la ruptura con Europa, lo que proclama es un cuento para los niños»

 
Entrevista publicada por la revista francesa* “Le Vent se Léve” a Christophe Ventura  profesor especialista en geopolítica y en América Latina. Christophe Ventura moderó en Paris el lanzamiento del libro “Construir un pueblo” de Chantal Mouffe e Íñigo Errejón, 
 
 ¿Usted está interesado en la cuestión del populismo en Europa y sobre todo del «populismo izquierda», teorizado por Chantal Mouffe. ¿Por qué le parece relevante este concepto?
 
Creo que el término «populismo de izquierda» y, en general, la noción de populismo es útil para entender lo que está en juego en una determinado momento histórico. El populismo es sobre todo un «momento» en la vida de una democracia oligárquica que está totalmente en crisis. Por tanto, este «momento» anuncia la llegada o el estallido de una crisis del régimen. 
 
En este punto, coincido con Chantal Mouffe. Estamos en un «momento» populista. ¿Qué es esto? Para resumir: es la emergencia de un amplio movimiento de opinión y de movilización de ciudadanos decepcionados con las instituciones representativas tradicionales. Esta es una dinámica que (a diferencia de otras referencias políticas) tiene como objetivo terminar con los poderes establecidos, sus representantes y sus símbolos: la clase política y sus instituciones.
 
Este fenómeno nos obliga a concebir la acción política, intelectual y social, de manera diferente, a escudriñar estrategias diferentes a nuestras prácticas habituales de organización. Ahora, de hecho, este tipo de dinámica no pertenece al campo de la izquierda ni a la derecha a priori . Sin embargo, hoy es objeto de una batalla ideológica entre dos tradiciones de izquierda . 
 
Pienso que es el momento de contribuir a re-significar a la izquierda porque existe una masa de ciudadanos que “ser de izquierdas” no significa nada. Esto ocurre porque la izquierda tradicional (en Europa) está asociada a las mismas políticas económicas y sociales que la derecha ,que al fin de cuentas, esta” izquierda” ha impedido la construcción de otra sociedad y, ha protegido los intereses de los poderosos. 
 
Un ejemplo para ilustrar: Brasil. En 2013-2014, este tipo de fenómeno estalló – con la conquista de la calle por la derecha –  contra del gobierno de centro-izquierda de Dilma Rousseff. Su administración dilapidó gran cantidad de dinero en costosas celebraciones durante la Copa del Mundo Fútbol del 2014. Mientras tanto la onda expansiva de la crisis económica y financiera mundial comenzaron a sentirse en el país con el aumento del desempleo, la desigualdad social y la precariedad laboral. Recuerdo un análisis del periodista uruguayo Raúl Zibechi que describe con detalle cómo » por primera vez en cincuenta años, la hegemonía de las calles brasileñas quedo en manos de la derecha  » [1] . Allí, la izquierda perdió la batalla. 
 
En medio de una crisis económica, la izquierda brasileña estaba inmovilizada por su gestión del poder, afectada por escándalos de corrupción, burocratizada y aislada de  los movimientos sociales. Esta izquierda pensó que era suficiente hacer un balance positivo  – de los avances obtenidos en la ultima década – para conquistar al sujeto político que se construía en la calle- que estaba movilizado contra el costo de vida, el aumento en el transporte publico, la incoherencia financiera y la corrupción en un periodo de restricciones económicas. Fue un terrible error.
 
El uso del término «populismo» asusta a cierta izquierda. De hecho, muchos creen que es un concepto vacío, además es un vocablo despectivo utilizado por las elites políticas para desacreditar a la izquierda radical que esgrime este tipo de categorías. Por ejemplo, Jean-Luc Mélenchon rechazó esta “etiqueta” en 2012, porqué creyó , entonces, que era una forma de asemejarse al FN. Ahora, está mucho más abierto a esta designación, incluso la suscribió indirectamente: “¿No sé porqué el termino populista puede hacer daño a la izquierda?”.
 
Hay tres razones para entender el conflicto.
 
En primer lugar, la izquierda se niegan a utilizar el término, porque la palabra es elástica, y se puede integrar dentro del concepto cualquier contenido. De hecho, es utilizado por muchos que dicen desafiar al sistema con una estrategia “populista”, como por ejemplo Emmanuel Macron que afirma sin recato : » Si el populismo sirve para llegar a la gente sin utilizar intermediarios, yo soy populista » [2] 
 
Este es un problema para la izquierda. Además la palabra es utilizada por los medios para descalificarla . La izquierda tiene que explicar que utiliza el termino en un sentido diferente. Un sentido que pueda ser comprensible para los simples mortales. Esto explica la actitud de Jean-Luc Mélenchon.
 
El populismo, incluso el populismo de izquierda, siempre es una exhortación contra las instituciones, un propuesta que enfatiza el rol del líder y de las estrategias discursivas para la re-construcción de la política. Su discurso articula intereses heterogéneos identificando claramente al adversario. Su formulación conduce a una nueva frontera de la política; entre un «nosotros» y  un «ellos» [3] ). 
 
De hecho, en su dimensión teórica, el populismo (de acuerdo con el trabajo de Chantal Mouffe y Ernesto Laclau) postula estrategias discursivas donde el papel del líder encarna la dinámica populista en la construcción de un “pueblo” de izquierda o de derecha .
 
Añadiría un tercer divergencia de la izquierda con el populismo . Este sostiene que las identidades de clase no son predominantes de por sí . (Laclau y Mouffe afirman que están por construir).  Por su parte gran parte a la izquierda cree que el campesinado, la clase obrera, la clase media (con aspiraciones de ascensión burguesa)etc. son  partes constituyentes de estructuras sociológicas y religiosas de carácter histórico. 
 
¿Qué opina de esas críticas?
 
Son debates y argumentos muy serios existentes en la izquierda . Desde mi punto de vista, el populismo es, básicamente, un método por el cual se reconstruye la política en medio de una crisis política . Es el proceso de formación de una voluntad colectiva de un pueblo movilizado. 
 
Puede que tenga razón la izquierda que piensa que el populismo, en su primera etapa, contribuye a revitalizar una democracia disfuncional para a continuación instalar un equilibrio entre la sociedad y la democracia representativa mediante la imposición (o re-imposición) de representantes de las clases trabajadoras. Más que un proyecto ideológico o político de largo plazo, su verdadera función es esta.
 
Por supuesto, es un error adoptar interpretaciones maximalistas o mecanicistas de la teoría populista. Cada nación es diferente, incluso cuando las estructura institucionales tengan más o menos legitimidad o capacidad de recuperación. Por lo tanto, el escenario francés no es el de España, Suecia o de América Latina.
 
Una vez instalado, el populismo debería ser progresista. Porque si no responde a las expectativas de transformación social podrá ser utilizado a favor de las clases dominantes. 
 
Para tomar un camino que, al final, nos lleve a rearmar a la izquierda , el “populismo de izquierda” en Francia se pregunta cómo incluir en la movilización política e intelectual a una gran cantidad de ciudadanos, especialmente a las generaciones más jóvenes, que no militan en ninguna organización. No me opongo a esta visión de la izquierda populista. Creo que son dinámicas que en última instancia permiten avanzar.
 
El populismo debe ser considerado como una caja de herramientas para nuestro trabajo político y no podemos negar la existencia del fenómeno. Por todas estas razones debemos estudiar el concepto “populismo”  y no permitir que el termino sea hegemonizado por las fuerzas políticas dominantes.
 
Jean-Luc Mélenchon, siguiendo este camino ha decidido presentarse candidato a presidente sin depender de un partido y en contacto directo con la gente. De la otra parte, Emmanuel Macron quiere encarnar «el populismo de elite » según el politólogo Gael Brustier(4) 
 
¿ Entonces el «fenómeno Macron» es parte del populismo?
 
Creo que Gaël Brustier hace un análisis muy pertinente del «macronisme». Macron es un “populismo de élite”. Para decirlo de otra manera es la transmutación de un populismo del «extremo centro». Es un agujero negro . Un grosero espasmo. Es un candidato vacío que roba ideas de todas partes para salvar al sistema. Es populista en este sentido. Encarna la estrategia ,el método, la mediación política de algunas facciones del régimen. Tiene la misión de rescatar el sistema y reposicionar a las élites en el centro del poder . 
 
Emmanuel Macron es la persona que el sistema ha elegido para recrear un consenso social que favorece a los más beneficiados económica y socialmente. La candidatura de Macron es parecida a la de Mauricio Macri en Argentina. Macri es un modelo para Macron. El “macronismo” es lo mismo: la actitud, el posicionamiento, el discurso. Un candidato sin  programa. O más exactamente, el programa  no existe, el programa es el candidato.
 
Si tuviéramos que resumir el caso Macron, se podría decir que promete al centro-izquierda socialdemócrata y al centro-derecha democristiano, un seguro, una póliza de garantía, un punto de equilibrio que garantiza la continuidad régimen “democrático liberal”. 
 
Esto es lo que ofrece aunque Macron evita decir que es el principal sostén del liberalismo económico y, de su profundización. Puede que el Presidente Francés no haga campaña pero Macron no es otra cosa que la continuación de François Hollande. Es el candidato del liberalismo económico en Francia, la actualización de un modelo de sociedad – la “Uberisación” – en una versión menos brutal que la representada por Fillon.
 
Más allá de sus problemas, Fillon asusta a sus propios partidarios, incluidos a los empresarios. Produce miedo porque propone un país en conflicto; con los sindicatos, con la izquierda, con los puestos de trabajo, etc. Su propuesta es brutal: despedir a medio millón de funcionarios lanzándolos al tacho de la basura. Como Macron elude la confrontación, una parte de  empresariado de derecha lo prefiere porque ofrece  estabilidad al liberalismo y una “modernización” de la sociedad. La política de Fillon es demasiada agresiva para muchos empresarios.
 
En la campaña presidencial francesa hay un choque de tres “populismo”. El populismo de derecha: Le Pen (nacionalistas contra el globalismo); el populismo del extremo- centro de Macron (liberales ,de ambas orillas del sistema, contra los enemigos del sistema); y Mélenchon que encabeza el populismo de izquierda.
 
Por primera vez en la historia de la V República, es muy probable que uno de estos candidatos – incluyendo a Marine Le Pen – lleguen a  la presidencia,  en lugar de los candidatos de los partidos tradicionales del bipartidismo. ¡Esto es nuevo!
 
Hoy en Francia, la crisis del sistema político y de sus organizaciones ( los partidos), esta llevando al desmoronamiento del sistema. La aparición, en las afueras del sistema, de movimientos de las clases trabajadores confirman que el concepto “populismo” es cada vez más central . Desde este punto de vista, cada candidato es populista a su manera. Todos son productos del «momento» populista.
 
El proceso es diferente entre los populistas anglosajones de izquierda representados por las figuras de Jeremy Corbyn y Bernie Sanders; ambos han sido parte integrante de la izquierda tradicional. Jean-Luc Mélenchon, al igual que Podemos en España, actúa fuera del marco de los partidos tradicionales y,  tienden a cambiar la palabra «izquierda» por la palabra «pueblo». 
 
¿Cómo analiza estas diferentes estrategias? ¿Son estrategias diferentes o estamos en presencia de variaciones de un mismo fenómeno?
 
Creo que el “populismo de izquierda” estadounidense emerge dentro y contra de estructuras políticas que todavía no han entrado en crisis; me refiero al Partido Demócrata.
 
En cuanto a Jeremy Corbyn, abrazó el “populismo de izquierda” a consecuencia de una reciente demanda popular. En este caso es claro que se ha movilizado y organizado un «pueblo de la izquierda» contra el aparato del partido. Desde el interior del partido se ha creado un movimiento impulsado por militantes individuales y simpatizantes externos.
 
Lo que ocurre en el Partido Laborista es bastante nuevo. No tiene equivalentes en los partidos socialdemócratas europeos tradicionales. El aparato es cualquier cosa menos una “fuerza populista” y, aún no ha cambiado. Hay que esperar un tiempo para saber que pasa con este proceso.
 
En la mayoría de las sociedades latinas (España, por ejemplo), afectadas fuertemente por la crisis económica, también hay una crisis política , una crisis de régimen. Por tanto el proceso político se expresa fuera del sistema tradicional de partidos, fuera del centro del sistema político .
 
“Podemos” esta interesado en el populismo cómo un método, una estrategia que permita superar una política de izquierda en permanente crisis interna.  Ellos dan respuesta a la pregunta : «¿Cómo forjar herramientas para reconstruir una base social, que se expanda constantemente  y que se convierta en una mayoría política con una nueva identidad política? »  A esto es lo que Podemos llama populismo. 
 
Su respuesta a esta interrogante , es que a través de las herramientas que ofrece  Laclau y Mouffe se puede elaborar una estrategia discursiva capaz de construir un discurso con temas y términos unificadores en el campo organizativo en un 
“ habitus políticamente predeterminado”, que es básicamente de izquierda. 
 
Un ejemplo, la recuperación de los derechos perdidos por los españoles . Esta amplia y universal reivindicación debería conquistar para el activismo a una ciudadanía que considera insuficiente la división tradicional izquierda-derecha. También debería construcción un bloque social y político a la ofensiva.
 
El grupo fundador de Podemos ha trabajado estos temas por sus experiencias de América Latina.,  Parte importante de sus dirigentes participaron en las campañas electorales de Bolivia y Venezuela. Sin embargo nunca han decidido auto-definirse  como una «izquierda populista», aunque en realidad son precisamente eso. 
 
En Podemos hay debate sobre el tema, pero el concepto es objeto de una intensa discusión entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Errejón a diferencia de las posiciones de Pablo Iglesias está en contra el concepto “populismo de izquierda». Este es  el contenido fundamental de su libro “La construcción de un pueblo” [5] 
 
En Francia, estamos al medio de estos dos escenarios. Jean-Luc Mélenchon piensa que se debe unir a la gente más allá de la izquierda, incluyendo a grandes sectores de la población afectados por los mismos problemas. Según Mélenchon , el referente «izquierda» hoy es confuso porque la izquierda tradicional acumula muchas promesas incumplidas y, cuando llega al poder aplica políticas perjudiciales a los intereses populares que se asemejan mucho a las políticas que proclama combatir.
 
Donald Trump gana en EE:UU., se produce el Brexit , la extrema derecha en Europa  crece electoralmente . Mientras tanto el “populismo de izquierda” no logra tomar el poder o ganar una elección , usted reconoce que el populismo de derecha esta superando al populismo de  izquierda o , piensa ¿ que el “populismo de izquierda” es sólo una estrategia para ponerse al día?
 
Creo que es correcto afirmar que hoy el populismo de derecha es hegemónico. Es innegable. No podemos ocultarnos detrás del dedo meñique. Hoy en día, lo que prevalece en Europa son lógicas de competitividad. Todos contra todos. Lo que predomina es el colapso de los valores de la solidaridad . La idea de la solidaridad entre las personas ha colapsado. Por eso en esta “mano del juego” el populismo de izquierda esta en desventaja.
 
Pero la pregunta pertinente es ¿el populismo de izquierda puede ser una herramienta útil para romper esa hegemonía? La respuesta de la izquierda socialdemócrata ha sido un fracaso total . Toda la estrategia de los socialdemócratas que al final se han reducido en afirmar : «este sistema es como es, pero vamos a darle un rostro humano», es un desastre. Esto arruina a la izquierda. 
 
Por tanto el populismo de izquierda debe impedir la hegemonía del populismo de derecha, sobre todo en un tema que es de vital importancia y que no es fácil de resolver: ¿cómo construir un estado, una comunidad política?
 
Hay importantes diferencias básicas entre el populismo de izquierda y el populismo de derecha. El populismo de derecha sostiene que los pueblo tienen un “origen étnico”,  tienen una visión esencialista y estática de la humanidad .  El populismo de izquierda tiene como principio fundamental una política transformadora, con un lógica y dinámica de conflicto, 
 
La  diferencias también están en el tema económico. Como el malestar económico se extiende a todas las capas de la sociedad es difícil fomentar la solidaridad entre todas las partes afectadas.  Desgraciadamente  todavía no hay un renacimiento del espíritu solidario  …  sin embargo la mayoría del pueblo condena a los mercados financieros y a los poderosos. Este consenso popular debería crear las condiciones para un retorno los valores de la solidaridad.
 
¿El fracaso actual de populismo de izquierda en Europa es porque existe dentro de sus filas un tabú sobre la cuestión de la Unión Europea?
 
Si, sin lugar a dudas. Esto es parte de los tabúes de la izquierda. Ahora, si las fuerzas de la izquierda populista ( aquí excluyo directamente a Syriza) no rompen con el muro impuesto por la Unión Europeo solo estarán historias para niños. 
 
Las propuestas de igualdad, justicia social, y soberanía política no son posibles dentro del marco de hierro del sistema europeo. Por lo tanto, esta indefinición deja el campo libre a los populistas de derecha que se han parapetado en ideas contundentes, como el rechazo a la UE  por la cuestión de la inmigración y en la promesa de más ayudas sociales para la población nacional. 
 
La derecha populista afirma sin complejos que Europa y el euro nos privan de nuestra soberanía y nos hace más pobres, que la UE al promover la movilidad de la mano de obra y la inmigración intra-europea socavan el estado social, que el estado de bienestar requiere de la salida del euro, del cierre de las fronteras para detener la migración y, que es necesario proteger los empresarios nacionales «.
 
Las fuerzas de izquierda populista están en la obligación de mostrar su «astucia» ante estas posiciones que tratan de recuperar la soberanía para a continuación fortalecer la competitividad de los empresarios nacionales disciplinando a los trabajadores, ofreciendo las migajas a los inmigrantes.  Quieren un pueblo ahora explotado por empresarios nacionales fortalecidos! Un modelo de «explotación patriota». 
 
La historia está ahí para demostrarlo. Siempre que estas fuerzas tomaron el poder utilizaron un “discurso social” para engañar a las masas en la fase de conquista . Y, cada vez que gobernaron, fueron utilizados como perros guardianes del capital aplastando las demandas populares. Y de paso, terminarán con lo que queda del estado social, cuya falta de recursos viene desde hace mucho tiempo. Finalmente, impondrán políticas de austeridad que aumentará las desigualdades sociales y fiscales.
 
Por lo tanto en Europa las fuerzas populistas de izquierda deben mostrar otro camino otro modelo. Deben demostrar que la Unión Europea no tiene el monopolio de Europa 
 
¿Este es espíritu del grupo que «se plantea como objetivo estratégico ganar la batalla hegemonía dentro de la izquierda sobre el problema europeo.»? ¿Esto es lo que quiere decir cuando sostiene que «la Unión Europea no tiene el monopolio de Europa y que es incapaz de llevar a cabo su propia democratización». ¿Propone impulsar un Frexit  para Francia)?
 
Efectivamente.  Hay que tomar en cuenta que la batalla cultural y hegemónica dentro de la izquierda Europea acaba de comenzar . Así que hay que armarse de herramientas para hacerlo. En eso nos queremos enfocar. En cuanto al Frexit, la pregunta es ¿en qué condiciones puede ayudar el Frexit a una coalición política y social del cambio? 
 
Por sí mismo, un Frexit puede ser solo un fetiche. El Frexit puede ser muy bueno pero hoy en día con la actual correlación de fuerzas podría tener consecuencias lamentables . Si lo encabeza Marine Le  Pen nos conduciría a un proyecto reaccionario y peligroso para las clases populares. Un Frexit ofrecerá muy buenas perspectivas si es dirigido por una Francia que recuperará lo mejor de su historia . 
 
Lo mínimo que podemos hacer es derrotar a las fuerzas más oscuras de la reacción, que pueden resucitar una vez más.  Que Europa vaya mal es un doble peligro. En mi opinión, la confrontación y ruptura – que debemos asumir – debe ser parte de la construcción una nueva Europa, genuinamente cooperativa y solidaria.
 
Para esto hay que que trabajar y prepararse. Hay que sumar el mayor número de personas con estos argumentos: un gobierno mínimamente progresista no puede poner en práctica sus propuestas en el marco de la UE. Para ello, debe vencer de facto a la Unión Europea y , a su  institucionalidad.
 
Nuestras fuerzas deben articular progresivamente un máximo de reivindicaciones democráticas, sociales, económicos y ecológicas para luchar por un poder transformador desde una perspectiva positiva.
 
Europa esta en el año cero. Es ahí donde estamos hoy . El combate es difícil e incierto. Por eso es digno de librarse.
 
Entrevista* realizada por Flavien Ramonet.
 
[1] : «El nuevo derecho brasileño» , lucha por la memoria 19 de abril, el 2016.
[2] : «Macron» populista Llámame si quieres » , Domingo Diario , 19 de Marzo, 2017.
[3] : La gente / de castas; 99% / 1%; soberanistas / globalistas «o partidarios de una sociedad abierta», como es el FN o François Hollande y Emmanuel Macron.
[4] : Gaël Brustier, «Emmanuel Macron, una señal de que nos estamos acercando a la etapa final de la crisis de régimen» , pizarra 20 de enero, 2017
[5] : Chantal Mouffe e Íñigo Errejón, La construcción de un pueblo. Para una radicalización de la democracia , Editions du Cerf, París, 2017.

Entrevistas /