Trabajar para vivir y no vivir para trabajar.
Antidepresivos, ansiolíticos, somníferos, así soporta la clase trabajadora su jornada laboral, los abusos, las humillaciones y la imposibilidad de conciliación entre su vida laboral y personal. También antiinflamatorios, calmantes y tranquilizantes mantienen en pie por un tiempo a los condenados.
A mí la vida persoal de cada uno no me interesa, mientras no me afecte a mí o a terceros de un modo negativo, la libertad individual no puede ser cuestionada.
Cosas como la vida sexual de cada uno, sus creencias, su forma de vivir y de ver la vida forman parte del ámbito personal.
Pero cuando esas creencias tratan de imponerse por la fuerza o cuestionan las libertades individuales de terceros dejan de ser respetables.
Y eso hacen las grandes multinacionales, traspasar las lineas de la libertad personal del trabajador y pretender que nuestro trabajo sea nuestra vida y no lo que debe ser una parte de nuestra vida.
Los derechos, los salarios dignos, la conciliación familiar, el respeto a las personas y a los horarios són cosas que debemos exigir y no negociar.
Básicamente, vive y deja vivir