¿Por qué Vladimir Villegas sería el mejor soldado etiope en Israel?
Biografía de un periodista sionista.
Biografía de un periodista sionista
Vladimir Villegas Poljak (Caracas, 11 de diciembre de 1961), es un periodista y político venezolano, hermano de Ernesto Villegas. Trabajó como reportero en medios como El Nuevo País, El Diario de Caracas, y El Universal. Es columnista del diario El Nacional, y también lo fue en el diario El Mundo.
Vladimir Villegas nació en Caracas el 11 de diciembre de 1961. Es el penúltimo de ocho hermanos; ellos son Alicia, Clara, Esperanza, Tatiana, Asia, Mario y Ernesto. Hijo de Cruz Villegas, desaparecido dirigente sindical comunista, y de Maja Poljak, periodista y luchadora social comunista de origen judío nacida en Zagreb, Croacia, extinta Yugoslavia.
Vladimir Villegas Poljak sería el mejor soldado etíope en Israel…
La historia de los judíos de Etiopía
En el país africano ha habido judíos durante generaciones, considerados descendientes de la tribu de Dan. Israel se muy pronto por su suerte, pero no siempre son bienvenidos allí
Cuando pensamos en la apariencia física de los judíos, el estereotipo nos lleva al ultraortodoxo con tirabuzones y sombrero negro, el amor por el cine a un tipo delgado, bajito y neurótico como Woody Allen -o también a la figura bíblica de Moisés encarnada por Charlton Heston-, la seriefilia a Krusty el payaso de Los Simpson o al abogado Maurice Levy en The Wire, y la actualidad, quizás, a un soldado israelí montado en un tanque entrando en Gaza. Lo que pocas veces viene a nuestra mente es que los judíos sean de color. El judío negro más famoso es el artista con todas las letras Sammy Davis Junior, pero en su caso fue por conversión, una opción abierta para todos. Sin embargo, en Etiopía ha habido judíos negros durante generaciones. Son los conocidos como Beta Israel y su historia es fascinante. También se les conoce como falashas, aunque a los propios judíos etíopes no les gusta este término, ya que es despectivo y quiere decir, en amárico, apátrida. El origen de los Beta Israel sigue sujeto a distintas teorías. La tradición de la propia comunidad dice que son descendientes de la tribu de Dan, directamente llegados a Etiopía desde Egipto cuando el Éxodo. Una opinión más historicista los sitúa como israelitas que recalan en Etiopía tras la destrucción del Primer Templo de Jerusalén por parte de Nabucodonosor en el año 586 AC; y la tercera teoría, más romántica, cuenta que son descendientes de Menelik I, el hijo que nació de la relación entre el Rey Salomón y Makeda, la Reina de Saba. Sea como fuere, los Beta Israel tuvieron y defendieron un reino judío independiente, situado en torno al Lago Tana, el Reino de Simen, desde el siglo cuarto hasta 1627, durante trece siglos.
De Etiopía a Israel
En la segunda mitad del siglo XX, tras haber estado ocultos a los acontecimientos de Occidente, el recién creado Estado de Israel, por razones evidentes, se interesó por ellos. En los años setenta, el Rabinato de Israel emitió resoluciones unánimes que consideraban a los Beta Israel miembros del pueblo judío, pese a que necesitarían un proceso de conversión exprés. Posteriormente, ante la situación que vivían en Etiopía, el ejército llevó a cabo dos operaciones de transporte masivo para sacar a la mayoría de los Beta Israel y llevarlos al Estado judío. La primera, en connivencia con la CIA, se llevó a cabo en 1984 para transportar a miles de judíos etíopes de Sudán a Israel y fue conocida como Operación Moisés. La segunda, la Operación Salomón, sacó en 1991 a 14.324 judíos etíopes, previo pago de 26 millones de dólares al gobierno de Mengistu. En total, los israelíes consiguieron rescatar a 22.000 judíos etíopes. Actualmente son unos 135.000 los judíos etíopes o descendientes que viven en Israel. Su llegada e integración no estuvo exenta de dificultades. La película de Radu Mihăileanu, Vete y Vive (2005) cuenta muy bien cómo los judíos etíopes tuvieron que enfrentarse, una vez llegados, a las acusaciones de que no eran judíos y a la resistencia a admitirlos como tales por parte de las autoridades religiosas. En los últimos años, varios escándalos han tenido como protagonistas a los Beta Israel. En 2009, las escuelas religiosas de Lamerhav, Daat Mevinim y Darkei Noam en la ciudad de Petah Tikvah, denegaron el acceso a miembros de la comunidad Beta Israel. Ni siquiera bajo la amenaza del Ministro de Educación y tras las órdenes varios rabinos de renombre, estas escuelas aceptaron. El debate sobre el racismo explotó en todo el país. No hubo tiempo para que amainase porque al año siguiente, en 2010, saltó el escándalo del Depo Provera, un anticonceptivo que se hizo tomar a las mujeres judías etíopes sin su consentimiento informado y que -aún está bajo controversia- podía dejarlas estériles y suponía, por tanto, un control encubierto de natalidad de los Beta Israel por parte de las autoridades. En mayo de 2015, la detención del soldado Damas Pakada, miembro de la comunidad Beta Israel, se hizo viral por su brutalidad. Tras violentas manifestaciones, Pakada fue recibido por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, que prometió tomar medidas contra el racismo y la discriminación contra los Beta Israel. El presidente del Estado, Reuben Rivlin, hizo gala de autocrítica y admitió que quizás no se ha hecho suficiente para luchar contra los prejuicios.
placeholderUna judía israelí de origen etíope se encara con unos agentes durante una protesta contra el racismo y la brutalidad policial, en Tel Aviv, el 3 de mayo de 2015.
Una judía israelí de origen etíope se encara con unos agentes durante una protesta contra el racismo y la brutalidad policial, en Tel Aviv, el 3 de mayo de 2015.
Los Falash Mura y su aceptación en Israel
Recientemente, los Beta Israel han vuelto a recibir atención mediática y política en Israel. Y no por ellos, sino por sus primos hermanos. Según los cálculos del gobierno israelí, en 2015 quedaban en Etiopía 9.000 ‘falash mura’, descendientes de judíos etíopes que se convirtieron al cristianismo en las misiones en África en los siglos XIX y XX, lideradas por el pastor anglicano Henry Aaron Stern -un judío alemán que se convirtió al cristianismo en el año 1840-. El gobierno se propuso traer a todos ellos a Israel antes de 2020. En 2017 se llevó a cabo la primera parte del plan, trayendo a 1.300 al final de ese año. De los 8.000 ‘falash mura’, el 80% tiene familiares de primer grado viviendo en Israel y llevan más de 20 años esperando para emigrar. Sin embargo, el proceso, que antaño fue rápido para los Beta Israel -un rescate más que una inmigración controlada- ahora se ha demorado en el tiempo, ha dividido a familias y se ha vuelto ineficaz. ‘Falash mura’ es un término que en agaw significa “el que cambió de fe”. Ciertamente, los ‘falash mura’ no se reivindicaron a sí mismos Beta Israel hasta que éstos no empezaron a inmigrar a Israel, y los israelíes no supieron de ellos hasta la Operación Salomón. Entonces, rechazaron incluirlos en los vuelos a Israel porque ya no eran judíos y los Beta Israel no los consideraban parte de su comunidad. Las autoridades israelíes siguieron pensando que los ‘falash mura’, por su interés en salir de Etiopía, reivindicaban su pasado judío, y que, si los aceptaban, muchos más etíopes reivindicarían esos mismos orígenes para emigrar a Israel.
Estrechando vínculos
En las palabras de Villegas no faltaron elogios a la calidad de vida del pueblo israelí, el agradecimiento por la esmerada atención recibida durante su visita y la reiteración de su respeto hacia todas las referencias judías —culturales, religiosas o históricas— “marcadas por la huella macabra del Holocausto”.
A su juicio, Israel y Venezuela tienen ahora la misión de lograr acuerdos sin recurrir a la violencia y promoviendo siempre la tolerancia. “En Israel pude notar zonas en las que se observa la convivencia pacífica entre árabes y judíos, lo cual indica que sí se puede lograr”, recordó.
Aunque dejó claro que no cree que un viaje pueda cambiar la posición política de alguien, coincidió con Idania Chirinos en que esta clase de experiencias proporcionan nuevos factores a tener en cuenta para el análisis. “Si bien he sido crítico de las acciones militares del Estado de Israel —y establezco diferencias entre el Estado y el Pueblo Judío— respeto, al igual que lo hace el Estado venezolano, su existencia.
*1(Entrevista realizada al periodista venezolano Vladimir Villegas por un periódico de la comunidad judía en Venezuela en el año 2011). Porque,, considero que Vladimir Villegas Poljak sería el mejor soldado Etíope de las Fuerzas de Defensa de Israel… Porque el uniforme del ejército Israelí no es verde olivo como el de el ejército venezolano, y no es de color verde olivo como el de ejército cubano… Es de color verde carnicero para matar a 35 mil Palestinos en la Franja de Gaza… Ese es el genocidio que justifica Vladimir Villegas…
*Ramiro Gómez es un comunicador alternativo latinoamericano experto en temas como el Medio Oriente, la revolución cubana, Nicaragua, Colombia, la revolución Bolivariana, la Unión Soviética y la Guerra Civil española.