Xavier Villar •  Opinión •  12/04/2024

Caos regional: La estrategia sionista

Las autoridades iraníes han dejado claro que responderán al ataque aéreo de Israel contra el consulado de Irán en Damasco en el que murieron asesinados siete miembros de la Guardia Revolucionaria, entre ellos Mohamad Reza Zahedi, considerado como uno de los comandantes más importantes dentro de la estructura de la Fuerza Quds.

Caos regional: La estrategia sionista

La acción israelí, contraviniendo todos los acuerdos internacionales, ha puesto sobre la mesa la voluntad sionista de continuar expandiendo el conflicto con la intención de crear un escenario de «guerra perpetua» que atrape a Irán y a los Estados Unidos en un enfrentamiento directo. En este sentido, hay que dejar claro que la actual situación en la región ya se puede calificar de «conflicto regional», y lo único que puede variar son los grados de intensidad del mismo.

El enfrentamiento entre Irán e Israel comenzó en el mismo momento de la fundación de la República Islámica en 1979. Desde entonces, apoyado en su visión política, han surgido en la región diversos grupos que constituyen lo que actualmente se conoce como el Eje de Resistencia. Políticamente, el Eje de Resistencia se puede definir como más que una simple coalición de actores no estatales y estados; se comprende mucho mejor como una ideología anti-colonial que comparte objetivos innegociables, pero permite diferentes estrategias para alcanzarlos. En este sentido, el Eje de Resistencia difiere completamente de las coaliciones militares clásicas occidentales, que se crean ad hoc por estados afines para combatir una amenaza común sin compromisos a largo plazo.

Durante años, el enfrentamiento entre el Eje de Resistencia e Israel se mantuvo dentro de cierta contención por parte de Irán, que siempre ha intentado evitar que el conflicto se convierta en una confrontación total que amenace profundamente las bases de la convivencia regional. Es importante recordar que tanto para la República Islámica en general como para el actual gobierno encabezado por el presidente Raisi, la región se aborda desde la perspectiva de la buena vecindad. Esto implica la estabilización de la región a través de la construcción de relaciones entre vecinos y la ausencia de cualquier presencia extra-regional, especialmente de los Estados Unidos.

Por otro lado, Israel no tiene ni la voluntad ni la necesidad estratégica de estabilizar la región; todo lo contrario. Se puede afirmar que la voluntad política de Israel es evitar esa estabilización, ya que considera que Irán se beneficiaría de ella.

La necesidad de Israel de evitar esa estabilización regional es lo que explica la nueva fase del conflicto en la que nos encontramos. Esta etapa comenzó en diciembre de 2023, cuando Israel atacó un edificio en el barrio Zainabiyah de Damasco, matando a Seyed Rezi Mousavi, uno de los principales líderes de la Guardia Revolucionaria en Siria. A esto se suma la situación en Gaza, donde el ejército colonial sionista no ha logrado eliminar a HAMAS después de más de 6 meses de genocidio. La estrategia de caos total israelí responde a su falta de visión estratégica más allá de la mera eliminación de la población palestina.

Por su parte, Irán se ha convertido en el principal actor regional en términos políticos debido a una serie de factores clave en las últimas décadas, como la invasión de Irak y la caída del régimen de Sadam Husein, así como la derrota de Arabia Saudí en Yemen. En los últimos meses, las operaciones conjuntas de Hezbolá desde el Líbano y del grupo yemení Ansarolá, junto con la resistencia palestina en Gaza, han puesto a Israel en una situación sumamente complicada. Además, Jordania, aunque no forma parte del Eje de Resistencia, enfrenta una amenaza a su estabilidad debido a las masivas protestas en favor de Palestina y en contra de las autoridades jordanas, que los manifestantes perciben como poco solidarias con la causa palestina. Desde una perspectiva geopolítica y estratégica, la cooperación de las autoridades jordanas es crucial para mantener la ocupación en Palestina, especialmente en Cisjordania

En resumen, la falta de capacidad para desmantelar a HAMAS, junto con las acciones del Eje de Resistencia, han obligado a Israel a intensificar su campaña de desestabilización regional y guerra total.

Irán ha dejado en claro en repetidas ocasiones que no busca intensificar las hostilidades. En este sentido, cabe mencionar la doctrina iraní de la paciencia estratégica, que implica cierta moderación por parte de Irán al responder a los ataques y provocaciones israelíes. Sin embargo, esta doctrina no debe interpretarse como pasividad ni derrotismo frente a la presencia de la Entidad Sionista. Irán reconoce la liberación de Palestina como un objetivo irrenunciable, pero también comprende la necesidad de abordar este objetivo con cautela. En ningún caso, esto implica un alejamiento del apoyo a la causa palestina, que es fundamental en el discurso fundacional de la República Islámica.

Pero debido a las recientes acciones, especialmente el ataque contra el consulado en Damasco, se percibe que Israel ha agotado la paciencia estratégica de Irán. Parece que la estrategia anterior de respuestas ya no es efectiva como medida disuasoria. En este momento, los órganos de decisión en Irán se enfrentan a un dilema: la escalada podría llevar a un conflicto mayor, pero la política de contención también podría desencadenar la guerra al debilitar la capacidad disuasoria de Irán y fortalecer la impunidad de Israel.

La situación actual en la región, marcada por la conducta violenta de Israel, exige una profunda reflexión sobre la posible respuesta de Irán. Esta respuesta estará impulsada por la necesidad de garantizar que Israel no pueda continuar actuando con la impunidad que ha mostrado hasta ahora, especialmente tras su ataque a una sede diplomática, lo cual constituye una clara violación de las convenciones de Ginebra y Viena. La región se encuentra en un punto crítico en el que existe la posibilidad tanto de un conflicto aún mayor que involucre a Estados Unidos, como de una cierta desescalada.

La noción de desescalada, especialmente en un momento en el que la Entidad Sionista enfrenta la mayor desventaja estratégica de su historia, al igual que la doctrina de paciencia estratégica mencionada, no debe interpretarse como una renuncia a la causa palestina. Más bien, representa la posibilidad de continuar construyendo una región alejada del caos sionista y del intervencionismo estadounidense, donde el horizonte de la liberación palestina esté siempre presente.

En resumen, la fase actual del conflicto surge porque Israel enfrenta la peor situación de su historia en todos los aspectos imaginables. La sociedad está profundamente dividida, perdiendo apoyo público por sus acciones en Gaza. Además, su fuerza militar está exhausta, dificultando la apertura de un nuevo frente en el norte o un enfrentamiento con Irán. En el ámbito económico, el déficit está descontrolado, el presupuesto es ficticio y la gestión financiera es extremadamente irresponsable.

Fuente: https://www.hispantv.com/noticias/politica/582535/caos-regional-estrategia-sionista


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