Unai Aranzadi •  Opinión •  12/06/2024

La silenciosa muerte del neonazi Fiebelkorn

La silenciosa muerte del neonazi Fiebelkorn

Este pasado domingo en Torrevieja se ofició una misa en la que se recordó la memoria del ciudadano alemán, Joachim Fiebelkorn, fallecido en dicha localidad, el 9 de junio del pasado año. “Joaquín el legionario”, tal y como le conocían algunos de sus amigos, se llevó con él a la tumba una biografía a caballo entre el narcotráfico, la colaboración con las agencias de seguridad de varios estados y la militancia en el neonazismo más siniestro. Secretos, imagino difíciles de confesar incluso a aquellos que lo arroparon en su fortín de Alicante, el cual parece que hoy queda en manos de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de la Vega Baja.

De ese lugar que visité en dos ocasiones me queda el recuerdo de la noche en la que tomamos una cerveza cara a cara frente a uno de los retratos de Franco que tenía colgados. También del paisaje y paisanaje que intramuros se veía desfilando. Uniformados de diversos cuerpos, todos allí perfectamente cómodos frente a una gran Cruz de Hierro alemana, retratos de fascistas como Millán-Astray y un cura que oficiaba misa. Bueno es que existan fotos porque de lo contrario, podrían decir que estabas exagerando. Eventos con un anfitrión así –como lo fueron las fiestas de Gerhard Bremer en Denia- no creo que se repitan, precisamente porque personajes como Fiebelkorn o no quedan, o viven su ancianidad escondidos, sin el arrope que éste recibió de varias autoridades.

“Esto se acaba. Me estoy muriendo”, me dijo Fiebelkorn mostrándome las vendas que le cubrían las muñecas, producto de sus problemas circulatorios. Por una vez no mentía, aunque aún le llevó unos años cruzar al otro lado. Finalmente, y tras pasar unos últimos meses agónicos –de los que francamente no me alegro- la hora le llegó con 78 años, al inicio del verano levantino y sin el más mínimo eco ni en los blogs del mundillo castrense, ni en esos diarios que jamás se quisieron dan por enterados de que estaba en España e institucionalmente acompañado.

Donde sí que ha recibido honores es en su perfil de Facebook, espacio mediante el cual manteníamos contacto por iniciativa suya. De entre todos los sentidos comentarios que en su memoria cuelgan, destaca el video del homenaje que algunos de sus compañeros legionarios le hicieron en el tanatorio. No obstante, quien lo subió a la red no era un vecino de Alicante ni mucho menos un camarada de la Vega Baja, sino Udo Voigt, el ex líder del Partido Nacionaldemócrata de Alemania. Hace unos años este personaje negaba ser un neonazi pese a protagonizar una campaña electoral con carteles en los que se le veía subido a una moto bajo el slogan, GAS geben! (dale GAS) al tiempo que sus correligionarios los colgaban frente a lugares de lo más inocentes, como el Museo Judío de Berlín, nada más y nada menos.

Así las cosas, de mi relación con él -y algunos otros de su entorno- aparte de unas cuantas amenazas, me queda un puñado de recuerdos a ir publicando. No obstante, también me queda una sensación amarga, puesto que Fiebelkorn se ha ido ejerciendo esa muestra de poder que es el silencio voluntario, sin verbalizar frente a un tribunal –o simple videocámara- esas verdades que podrían ayudar a esclarecer cómo funcionó el Plan Condor, Stay Behind, y en definitiva, el uso que el bloque capitalista hizo de la extrema derecha más dura y siniestra en los años de la guerra fría.

Más información:

Historia de un neonazi alemán y su fortín de Alicante (El Salto).

El retiro español del paramilitar Fiebelkorn (la época).


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