Madrileñas y madrileños: unidos podremos
Si finalmente se celebran esas elecciones madrileñas que retrasarán las ayudas a las pymes y trabajadores, la izquierda, PSOE incluido debería enfrentarlas con una lista única para evitar que se repita el espectáculo de 2019, cuando Errejón y Carmena creyeron ir sobrados de votos y así les lucieron la pelucas. A ellas las pelucas y a nosotros por la gracieta de abuela y nieto nos lucen ahora Ayuso, Ortega Smith, Monasterio y demás decidiendo sobre nuestras vidas.
Hay quien no termina de ver demasiado o totalmente claro que las listas únicas supongan la unificación del cien por cien del voto. El votante de izquierdas suele ser bastante mal vecino con los partidos adosados prefiriendo quemar parte de su casa si ello conlleva que la contigua arda por completo, y el daría igual ver a Monasterio de vice de Ayuso antes que a Isa Serra de vice de Gabilondo o viceversa, y es por ese perdernos en la brocha gorda por lo que nunca llegamos a ninguna parte. A mi no me gustan, por ejemplo, Marlaska ni Margarita Robles pero los votaria con los ojos cerrados en una lista compartida que evitara que VOX gobernar al igual que no me gustaban Echenique, Carmena, Tania Sánchez o Rita Maestre y no por eso dejaba de votar a Podemos si ellos iban en la lista.
En mi caso particular, que actualmente y gracias a las diosas, ya no milito en partido alguno, me da exactamente igual si he de votar a Gabilondo, a Isa Serra, a Mónica Garcia o al maestro Armero para frenar el Apocalipsis que se avecina porque cualquiera de ellos me vale para poner fin a tres eternas décadas ininterrumpida de derecha destroyer y para frenar la amenaza de ver al tándem Ayuso – Monasterio al frente del desastre pieque esta vez sí hay motivo suficiente para que, sin que sirva de precedente, las izquierdas y mini-izquierdas olviden sus egos, guarden los tarros de las esencias ideológicas y recuerden lo que se le olvidó a Carmena, a pesar de que el ex JEMAD Julio Rodríguez desde la anterior dirección de Podemos Madrid de la que tuve el honor de ser miembro se lo recordaba continuamente durante la negociación para elaborar una candidatura conjunta y que acabó como el rosario de la Aurora: que en Madrid a las izquierdas no les sobra ni un solo voto. Ni uno.