El comercio mundial y el imperialismo
Sus principales conclusiones son que el comercio creció muy rápido en el ‘largo siglo XIX’, de Waterloo a la Primera Guerra Mundial, se recuperó de la conmoción de la I Guerra Mundial en la década de 1920, y se derrumbó casi un tercio durante la Gran Depresión. Creció a una velocidad vertiginosa en la época dorada de los años 1950 y 1960 y, de nuevo -después de una desaceleración debido a la crisis del petróleo-, desde 1970 hasta el estallido de la Gran Recesión en 2007. El efecto de esta última en el crecimiento del comercio es importante, pero casi insignificante si se compara con el efecto conjunto de las dos guerras mundiales y la Gran Depresión. “Sin embargo, los efectos podrían ser cada vez más similares si el estancamiento del comercio actual continúa”.
Los datos muestran que hubo dos períodos principales de ‘globalización’, si se quiere. El primero de 1830/70, cuando las exportaciones en relación con el PIB, una forma de medir la liberalización comercial, creció. El segundo fue a mediados de la década de 1970 a 2007 – el gran período de la globalización del siglo XX. Según los datos, el nivel actual de liberalización comercial no tiene precedentes en la historia. La relación exportaciones/PIB, en su máximo de 2007, fue sustancialmente mayor que en 1913.
Hubo dos períodos de estancamiento o disminución de la expansión del comercio mundial: durante la depresión de finales del siglo XIX hasta el inicio de la I Guerra Mundial y luego, en la década de 1930 con la Gran Depresión. De hecho, la “liberación se derrumbó durante la Gran Depresión, volviendo al nivel de mediados del siglo XIX”.
Ahora parece que estamos en otra recesión con respecto a la globalización y el comercio. “Desde 2007, el crecimiento aparentemente imparable del comercio mundial ha llegado a su fin, y la liberalización de la economía mundial se ha estancado, o incluso está en declive. La reciente perspectiva de una guerra comercial está fomentando el pesimismo de cara al futuro. Algunas personas se refieren a una repetición de la Gran Depresión”, concluyen los autores.
Como era de esperar, el ascenso del capitalismo industrial a nivel mundial significa que la participación de los productos agrícolas y minerales en las exportaciones totales disminuyó tanto para los países capitalistas avanzados (imperialistas) como (curiosamente) para las economías periféricas (coloniales). La participación de los productos primarios se redujo de alrededor del 65% en la década de 1820 a ligeramente por encima del 55% en vísperas de la I Guerra Mundial, con una aceleración de la tendencia en 1860 (con la difusión de la industrialización).
El gran cambio fue la transformación de EE UU de exportador de agricultura a gigante industrial en el siglo XX. El continuo aumento en el comercio industrial y de servicios con la globalización a finales del siglo XX ha sido a su vez resultado de la transformación de China de una economía agrícola pobre a ser la fabrica (y cada vez con más tecnología) del mundo.
Participación de los productos primarios en las exportaciones, la serie de referencia, 1820-1938
Los datos confirman en general mi propio estudio de la globalización y el imperialismo que presenté recientemente.
Mi tesis argumenta que la globalización y el aumento del comercio son las respuestas del capitalismo a la caída de la rentabilidad y la depresión en un período anterior. La globalización del comercio y del capital aumentan cada vez que la rentabilidad del capital se ha reducido en los centros imperialistas.
Entre 1832-1848, la rentabilidad del capital en las principales economías cayó; después de lo cual se produjo una expansión de la globalización para aumentar la rentabilidad (1850-1870). Sin embargo, una nueva caída de la rentabilidad condujo a la primera depresión de finales del siglo XIX (1870-1890), durante la cual aumentó el proteccionismo y los flujos de capital se redujeron. Con la recuperación económica a partir de 1890, la rivalidad imperialista se intensificó, lo que condujo a la I Guerra Mundial de 1914-1918.
De nuevo, después de las derrotas de varias luchas obreras en Europa, Japón y en los territorios coloniales en la postguerra de 1945, el capitalismo entró en una nueva edad de oro con un crecimiento relativamente rápido y el aumento de la rentabilidad. La globalización del comercio (reducción de los aranceles y el proteccionismo) y del capital (las economías dirigidas por el dólar y las instituciones internacionales) se recuperó, hasta que la rentabilidad de nuevo comenzó a caer en la década de 1970. La década de 1970 vio un debilitamiento de la liberalización del comercio y los flujos de capital. A partir de la década de 1980, sin embargo, el capitalismo experimentó una nueva expansión de la globalización del comercio y el capital para restaurar la rentabilidad.
El comienzo del siglo XXI puso fin a esta ola de globalización. La rentabilidad de las principales economías imperialistas tocó techo en la década del 2000 y después de la corta expansión alimentada con crédito hasta 2007, que fue seguida por la Gran Recesión, y una nueva Larga Depresión. Como a finales del siglo XIX, provocó el fin de la globalización. El crecimiento del comercio mundial no es ahora más rápido que el crecimiento de la producción mundial, sino incluso más lento.
Por lo tanto, la contra tendencia a la baja rentabilidad que suponen las exportaciones, el comercio y el crédito se ha agotado. Ello es una amenaza para la hegemonía del imperialismo norteamericano, ya en un declive relativo en relación con nuevas potencias ambiciosos como China, India y Rusia. Con el Presidente de EEUU Trump intentando ahora recuperar el liderazgo de EEUU en el comercio internacional, la renovada rivalidad amenaza con desatar conflictos importantes posiblemente en la próxima década.
Traducción:G. Buster
Fuente: Sin Permiso