Rafael Fenoy Rico •  Opinión •  13/08/2023

Corrupción hace un siglo: Banquero y Dictador

Joan March y Miguel Primo de Rivera 

Se acerca el día 13 de septiembre y hace un siglo se produjo un golpe de estado, por el General Miguel Primo de Rivera y Orbaneja (Jerez de la Frontera, 8 de enero de 1870-París, 16 de marzo de 1930), nieto de José Joaquín Primo de Rivera y Ortiz de Pinedo -militar y marino español nacido en Algeciras el 28 de abril de 1777.  Miguel Primo de Rivera declaró el 14 de septiembre el Estado de Guerra, que estaría vigente en toda España hasta el 1925. El entonces rey Alfonso XIII, en modo alguno se opuso al anticonstitucional “alzamiento”, incluso lo apoyó pretendiendo darle cobertura “legal” mediante nombramiento de Miguel Primo de Rivera como presidente de un directorio militar. Del golpe de estado, pronunciamiento, alzamiento o el calificativo que se le atribuya, merece conocer algunos detalles, así como aspectos de lo que se ha venido a denominar “dicta-blanda”, por aquellos que sin duda beneficios obtuvieron. Los anarcosindicalistas sufrieron una indiscutible dicta-dura, ya que, en esas fechas hace un siglo, el anarquismo era y sigue siendo, el enemigo inequívoco del capitalismo, al que tanto la monarquía como la clase política representaban. Hablar de Juan March, como de cualquier otro “gran personaje” de la historia precisa de alguna reflexión. El conjunto de la sociedad muestra una total coincidencia, difícil de encontrar en muchos aspectos de la vida en sociedad dada la enorme diversidad de opiniones, en desear que quienes roban, se quedan con posesiones, dineros, obras de arte, además de la pena de prisión que en justicia les corresponda, no abandonen la cárcel hasta que no hayan devuelto lo que robaron. De hecho indigna que eso no sea así y de ahí el dicho de que “robar mucho trae cuenta, aunque te cojan”. Porque un tiempo de cárcel ha permitido amasar alguna que otra fortuna. Indigna igualmente que se aplique el criterio prescripción del delito, por el tiempo pasado. Todas las personas entienden que si se ha delinquido, sólo la restitución del daño y el cumplimiento de la condena ajustada a ese daño, redime socialmente al delincuente. A partir de esas dos indignaciones puede entenderse como justo, que socialmente se deba conocer el origen de tantas grandes fortunas que todas ellas y siempre tienen un origen ilícito. Tendrá que venir un tiempo en el que toda la riqueza esté al servicio del pueblo. Y mientras ese nuevo tiempo llega lo primero que está en manos de ese pueblo es el conocimiento de que cualquier riqueza es ilícita. Y por tanto cualquier persona que goce de ella es indigna. De momento esto no ocurre, ya que la humanidad lleva siglos, milenios, ensalzando a quienes detentan las fortunas y el poder que a ellas va ligado. Faraones, emperadores, reyes, potentados, magnates o simplemente ricos de última hora, son encumbrados en el olimpo de las “mejores personas”, cuando todas ellas, acumulan inmoralmente la energía vital de cientos de miles, en ocasiones millones, de personas. Los libros de historia política y económica, en general, divulgan los perfiles de personalidades que se ofrecen como émulos a las generaciones que los estudian, cuando silencian, esconden o ignoran, las enormes atrocidades que cometieron para encumbrarse en el poder. Normalmente aquellas personalidades del mundo de la cultura fueron ajenas al poder y a las riquezas, dejando su legado a la humanidad sin casi recibir nada a cambio, muchísimas de ellas muriendo en la más modesta situación o incluso la indigencia. Y sin embargo las grandes fortunas se han ido apropiando de sus obras creando grandes colecciones de arte, adquiridas en subastas, con dineros robados, o simplemente expoliadas o robadas en el barullo de las innumerables guerras y conflictos. Algunas de estas personalidades, amasadoras de enormes fortunas, acaban mostrando un rostro benefactor mediante la creación de obras de beneficencia o “fundaciones” que dicen pretende devolver a la sociedad lo que tanto la sociedad hizo por ellas. Mucho de marketing e ingeniería fiscal está detrás de tanta “bondad”. Pero es evidente que al menos unas cuentas de estas personas acaparadoras avariciosas de plusvalías, o directamente contrabandistas, piratas… han destinado parte de su botín para crear instituciones que se ocupan de promover la cultura o la investigación. Un caso emblemático en España es la Fundación March, creada por Juan March en 1955. De muchísimos personajes históricos se han escrito biografías, muchas patrocinadas por ellos mismos, la de Don Juan es especialmente rica en aventuras y digna de ser llevada al cine por estar llena de intrigas, acción, misterio, pasiones… Un buen documental se puede encontrar en internet bastante bien fundamentado por personalidades del mundo de la investigación histórica y abundantemente documentado. “Juan March, el “Rockefeller español” dirigido, guionizado e investigado por María Dolores Genovés, producido por los servicios informativos de la Televisió de Catalunya S.A. 2003. Interesantes las afirmaciones de Mercedes Cabrera Calvo Sotelo, de la Universidad Complutense de Madrid, sobre las relaciones de Juan March con Miguel primo de Rivera que pasó, al inicio de su dictadora, que de toparse con Juan March lo fusilaría a otorgarle el monopolio del tabaco en Ceuta y Melilla en 1926. Su relación en los años del directorio militar tendría bastante que ver con el gran objetivo de la dictadura «la pacificación del Rif». Al final se vieron ambos personajes implicados y acusados de un delito de cohecho y prevaricación, por una comisión de investigación parlamentaria de las cortes republicanas creada en 1931. Condenado Juan March en 1933 (Primo de Rivera ya había muerto en 1930), que debe indemnizar al gobierno español con 30 millones de pesetas de la época.

Y la historia sigue.


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