Mario Erre •  Opinión •  13/11/2017

La decepción Iceta

Fue justamente en un mes de noviembre cuando Miquel Iceta salió del armario. De 1999 para ser exactos. Personalmente me pareció ya no un político sino una persona valiente: fuera del armario de la sexualidad  hacía mucho frío entonces, ya fuera noviembre o julio, y no digamos ya en la política, donde las condiciones climatológicas eran antárticas.

No hacía ni tres años que un recién aterrizado en La Moncloa Aznar dícese que había dado orden de boda-tapadera  inmediata a sus “ministrables” gais y lesbianas. Y para averiguar quienes eran y son debe el lector bucear en la red en busca de dirigentes populares que se casaron ya talluditos entre el 96 y el 98 y comprobar que, casualmente, quienes lo hicieron llegaron muy alto en política (demasiado alguno, por desgracia) y que quienes habiendo recibido la misma orden la desobedecieron se quedaron de alcaldes/as. Aunque esto ya es harina de otro costal.

Volviendo al tema y antes de que el joven militante de izquierdas o mas bien  “dícese de izquierdas” comience a despotricar contra el presidente de la foto de las Azores, conviene recordar que en el PSOE de entonces, Zapatero todavía decía lo de “matrimonio sí, adopción ya veremos” y  Alfonso Guerra le llamaba públicamente “mariposón” a uno de aquellos casamenteros del PP, pensando que hacía una broma muy graciosa, que, en efecto, fue celebrada con júbilo por la plana mayor “socialista”. Con respecto al difunto Zerolo, todavía debía estar militando en Los Verdes, y si no era así aun le faltaban cuatro años para ser fichado por Trinidad Jiménez para tratar de cerrarle el paso a la Casa de la Villa madrileña  a otro homófobo y, aun así considerado “progre”, de gran solera: Gallardón.

Y en medio de esta marea diversofóbica apareció en una Cataluña aun pujolista un político de segundo nivel, con un físico no muy normativo (dicho esto como algo positivo) presentándonos a su pareja hombre con varios objetivos, entre ellos la aparición en escena de referentes lgtb “serios” y acallar proclamándolos los rumores continuos sobre su sexualidad.

Personalmente me pareció todo un hito que nos señalaba que los tiempos comenzaban a cambiar y los vientos iban a soplar a favor nunca imaginamos que tanto y tan rápido al sur de los Pirineos. Aun así pensé que el  PSC y el PSOE lo utilizarían de florero en un par de campañas y después “carretera y manta, marica” y me alegra haberme equivocado porque a pesar de que difiero bastante de las políticas que practica su partido antes en lo económico y de ahora en mas parece que en lo social también, tenía a Iceta por buena persona amén de simpático, entrañable e inteligente, y es por ello que cuando oí quienes son los ejemplares que le acompañarán de aquí al 21 de diciembre en lista, campaña y mítines tuve que comprobarlo varias veces en varias búsquedas y asegurarme de que no era el día de los santos inocentes.

Iceta, nada menos que aquel Iceta que salió del armario cuando hacerlo era muerte política segura y el mismo Miquel Iceta que poseído por la niña del exorcista suplicaba hace año y medio a Pedro Sánchez que nos librara de Rajoy “por el amor de Dios” resulta que ha fichado a un meapilas facha y homófobo de número tres. Un meapilas facha y homófobo que veinte años después y con la legislación y la mentalidad de la sociedad española actuales no duden que en privado aun seguirá seguramente llamándole “marica” o “maricón” peyorativa y despectivamente,  y un meapilas facha y homófobo que se reafirma a fecha de hoy en su oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo y en la confesionalidad de la educación, reafirmándose por tanto en contra de las leyes españolas (¿eso no era “sedición”? Pero a Iceta le ha dado igual y también se reafirma: se reafirma en su fichaje porque, una vez mas, aquí  lo importante es “la patria” y no los derechos de los patriotas.

Servidor y afines ya intuíamos que para el PSOE lo importante es que en los parlamentos haya gente capaz de defender su rancio concepto de patria aun arriesgando que se puedan perder votaciones sobre derechos sociales y laborales por mor de que la conciencia, o mejor dicho la ausencia de ella, de esas mismas gentes,  como el meapilas y un par de fichajes mas, rompa la disciplina de voto del grupo, cierto es. Lo que jamás imaginamos es que también fuera tan importante para Iceta, de ahora en adelante, la decepción Iceta.

activista LGTBI y director de Planeta Diverso Radio


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