DD.HH. Hábitos que alimentan el hambre…
Hay conductas en el seno de emporios comerciales y en hogares, que alimentan el hambre en el planeta. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), “los hábitos domésticos son responsables de casi 570 millones de toneladas de alimentos desperdiciados cada año en todo el mundo”, pues, “por individuo, cada persona desperdicia una media de 74 kg de alimentos al año”. (s/n). (1)
Pero, los hábitos en organizaciones comerciales también inciden. En ONU Noticias del 10 de agosto, la FAO alertó que la pérdida y desperdicio de alimentos en el mundo se producen “a lo largo de toda la cadena de valor alimentaria: desde la producción, pasando por la manipulación, el transporte, el almacenamiento y la distribución, hasta llegar al consumo”. (1).
En voz de un funcionario de Agroindustria de la FAO, el referido medio expuso en su web en agosto pasado que “frenar el desperdicio de alimentos requiere medidas a diferentes niveles y la acción conjunta y coordinada de las empresas alimentarias y los responsables políticos«. (s/n). (1)
Cierto. Es contradictorio que algunas organizaciones usen, por ejemplo, sensores en los basureros para determinar qué tipo de alimentos y qué cantidad desechan, en procura de hacer más eficiente su gestión de inventario, en lugar de establecer un adecuado control en la rotación de los productos en sus bodegas de almacenaje, para estimar con mayor precisión fechas de vencimiento y reposición de inventario.
Establecer una demanda real o lo más aproximada posible de productos alimenticios por parte de las organizaciones expendedoras, evitaría desechos masivos de alimentos. Un poco de voluntad operativa ayudaría a estimar en qué momento donar alimentos proclives a vencimiento, estimando que siempre existirá una merma en la inversión comercial. Cuestión de humanidad. Se necesitan más políticas públicas que estimulen las donaciones de alimentos.
La disparidad en el acceso y desperdicio de alimentos en el mundo es grave y ha ido en ascenso. En 2022, entre 691 y 783 millones de personas sufrieron hambre, según el informe “Seguimiento de los progresos relativos a los indicadores de los ODS relacionados con la alimentación y la agricultura 2023”, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). (2)
La multilateral alerta que “los volúmenes de alimentos desechados en los hogares siguen siendo elevados”, y alienta a los Estados y comunidades organizadas a educar en función de que esto cese. No se trata sólo de desconocimiento de esta realidad o de falta de educación, sino del enraizamiento de conductas alentadas por modelos de consumo donde el desperdicio no se cuestiona socialmente. (2).
En 2021, el portal de la ONU reportaba que, en general, el mundo desperdiciaba “el 17% de los alimentos” mientras “811 millones de personas” sufrían hambre”. (3)
No obstante, la FAO considera que “compartir la comida siempre ha sido una forma de unir a la gente, crear un sentimiento de pertenencia y construir una comunidad más fuerte”. Por ello sugiere usar aplicaciones móviles que puedan “poner en contacto a vecinos y empresas locales para compartir los excedentes alimentarios”, así como “donar a bancos de alimentos, comedores sociales y refugios locales”. (4)
La FAO recuerda que “atajar la pérdida y el desperdicio de alimentos es un objetivo definido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (meta ODS12.3) acordados internacionalmente”. (5)
Es que alimentarse constituye un derecho humano, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) en su artículo 11, literal b, establece la necesidad de: “Asegurar una distribución equitativa de los alimentos mundiales en relación con las necesidades, teniendo en cuenta los problemas que se plantean tanto a los países que importan productos alimenticios como a los que los exportan”. (s/n). (6).
Lleno de conflictos como está el mundo, la sociedad civil, organizaciones diversas, así como grandes, medianos y pequeños emporios comerciales pueden contribuir a mitigar el hambre. Newsweek en español refería en agosto pasado que “al menos 498 niños en Sudán y probablemente centenares más” han muerto de hambre. Un comunicado de Arif Noor, director de Save the Children para Sudán, confirmó que “hay niños que mueren de inanición, cuando esto podría haberse evitado”. (7).
En mayo pasado news.un.org recogía que el Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias presentado por la Red Mundial contra las Crisis Alimentarias revelaba que “más del 40% de la población expuesta a crisis, emergencia o catástrofe alimentaria” reside en cinco países: “Afganistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, partes de Nigeria (21 estados y el territorio de la Capital Federal) y Yemen”. (8)
Como necesidad fisiológica que afecta directamente la salud y la estabilidad del ser humano, alimentarse constituye una necesidad para el núcleo familiar, y hacerlo bien establece la diferencia entre estar desnutrido, mal nutrido o sub nutrido. Por ello, disponer de campañas informativas y de nutricionistas en los sistemas públicos de salud puede ahorrar muchos recursos a los Estados. Se necesita voluntad gubernamental, empresarial y civil para tomar medidas preventivas, en función de alentar la tarea de evitar hábitos que alimentan el hambre en el mundo. #alimentossindesperdicio
Referencias:
1. https://news.un.org/es/story/2023/08/1523342
3. https://news.un.org/es/story/2021/09/1497582
4. https://news.un.org/es/story/2023/08/1523342
5. https://www.fao.org/policy-support/policy-themes/food-loss-food-waste/es/
7. https://newsweekespanol.com/2023/08/muerte-hambre-ninos-sudan/
8. https://news.un.org/es/story/2023/05/1520632
*Ramaris Vásquez, periodista y especialista en Derechos Humanos.