Alfredo Caro-Maldonado •  Opinión •  13/12/2016

Los biberones siguen liberando sustancias tóxicas por encima de lo permitido por la ley

¿Tú eres de táper de plástico o de vidrio? La “leyenda” dice que los táperes de plástico en el microondas o las botellas al sol liberan sustancias que provocan cáncer. Existe un debate social y académico sobre si los plásticos utilizados en la alimentación pueden liberar sustancias tóxicas y si realmente inducen cáncer o son disruptores endocrinos.

La UE ha prohibido uno de esos compuestos, el Bisfenol A o BPA, para productos infantiles como los biberones, pero el pasado mayo un grupo de investigadores mostró que los biberones siguen liberando sustancias tóxicas por encima de lo permitido por la ley.

 

Alternativas al Bisfenol A (BPA), ¿son seguras?

Hoy día no se entendería la industria de la alimentación sin los plásticos, unos materiales hechos a partir de decenas de tipos de moléculas. Una de ellas es el famoso BPA. Aunque aparentemente los plásticos son insolubles, no lo son a nivel molecular y en determinadas circunstancias de uso. Muchos de los compuestos que forman los plásticos están regulados por la UE y la ley marca la cantidad máxima que puede liberarse del envase. Cuando no hay estudios ni regulación para un compuesto la UE permite un máximo de liberación de 10 µg/kg, a menos que se haya reconocido como una sustancia tóxica o cancerígena, que en tal caso se prohíbe su uso.

Después de la prohibición del BPA, la base de los plásticos policarbonatos, han aparecido numerosos materiales alternativos. En un estudio, llevado a cabo por investigadores belgas liderados por Adrian Covaci, se analizaron con unatecnología muy sensible las sustancias más tóxicas que formaban parte de unas10 marcas de biberones. La liberación de estas sustancias se estudia en condiciones de uso cotidiano, con un compuesto que imita la leche (etanol 50 %), en sucesivos ciclos de uso de microondas, lavavajillas o esterilización (tanto por vapor como hervido) .

imagen_biberonesLa buena noticia es que todas las sustancias reguladas por la UE se liberan por debajo de lo permitido, que las pruebas realizadas son muy exigentes y que el uso continuado del biberón reduce su presencia en vez de aumentarla. Sin embargo, de manera preocupante, vieron que 6 marcas de biberones utilizadas liberaban sustancias tóxicas no reguladas por la UE y que excedían los 10 μg/kg indicados por la ley. En la infografía se puede observar el tipo de uso, y el número de ciclos de uso por encima de los cuales los niveles de tóxicos liberados dejan de estar por encima de lo recomendado por la UE.

Así, los autores recomiendan que los biberones se esterilicen o laven en el lavavajillas varias veces antes de usarlos. Los biberones de silicona merecen una especial atención ya que liberan 10 veces más de lo permitidocuando se esterlizan hirviendo, por lo que se debe evitar. Además, advierten que sería necesario estudiar la aparición de nuevas sustancias que ellos no pudieron medir.

 

No sólo Bisfenol bebe el bebé

La UE obliga a los fabricantes de biberones a utilizar alternativas al BPA. Pero un grupo de investigadores, liderados por George Bittner de la Universidad de Texas, se preguntaron si esos compuestos alternativos eran seguros, centrándose en la toxicidad más común derivada de los envases plásticos, los disruptores endocrinos (DE). En concreto estudian aquellos que tienen actividad estrogénica. El estrógeno es una hormona comúnmente conocida por “femenina” pero que es necesaria también para el desarrollo de los machos.

Los productos con actividad estrogénica se han visto implicados en pubertad precoz (aumentando en España), esterilidad masculina y como factor de riesgo en varios tipos de cáncer. Muchos de los materiales que se utilizan, como el polyetileno tereftalato (el famoso PET de las botellas de agua), no tienen actividad estrogénica. Sin embargo, estos recipientes plásticos pueden estar formados por más de 100 compuestos químicos distintos, cuya toxicidad no está estudiada para muchos de ellos, de fórmula secreta en muchos casos y que potencialmente se liberan de la botella como veíamos antes. Pues según estos investigadores muy pocos estudios exploran la potencial actividad estrogénica de recipientes plásticos sometidos a situaciones de uso normal.

Por ello, este grupo probó más de 500 productos plásticos etiquetados como libres de bisfenol, tratándolos de manera parecida a los investigadores del artículo anterior en situaciones que imiten el uso cotidiano. Esos extractos se diluyeron y se añadieron a células en cultivo de laboratorio. Esas células tienen la característica que responden a análogos de estrógenos como el BPA. Las células a las que se les añade BPA proliferan más, así se comparó la capacidad de los extractos de plásticos (de composición desconocida) con el BPA (conocido).

Todos los sustitutos del BPA que se han testado (más de 25) tienen actividad estrogénica AE. En su estudio se muestra cómo el 100% de los biberones sin BPA y prácticamente todos los recipientes plásticos probados liberan sustancias con capacidad biológica comparable con el BPA.

Además, ellos demuestran que muchas de las sustancias utilizadas en los recipientes no tienen AE, pero que sometidos a vapor de agua o luz ultravioleta cambian su estructura química adquiriendo capacidad estrogénica. Es importante resaltar que otros muchos productos plásticos utilizados como contenedores de comida contienen BPA. Pero la UE pone, teóricamente, límites bajo los cuales no hay riesgo para nuestra salud. Entonces, ¿por qué se prohibió el BPA? ¿Es potencialmente tóxico para bebés pero no para adultos?

 

¿Se alcanzan concentraciones biológicamente relevantes en el cuerpo?

Probablemente vosotros habéis llegado hasta aquí porque queréis saber si vuestros hijos van a tener cáncer, mala calidad en el esperma, diabetes (relacionada con el BPA) o problemas mentales por beber en un biberón de plástico o un táper recalentado. La industria del plástico hace una campaña de limpieza de imagen muy agresiva, diciendo que unos microgramos de BPA al día no son nada, o que también ingerimos estrógenos naturales (fitoestrógenos) de las plantas. Pero no parecen concentraciones comparables.

La UE considera que el consumo máximo recomendado para el BPA es de 50 μg/kg/día. O sea, en teoría una persona adulta puede ingerir más de 3 mg cada día sin ver afectada su salud. Sin embargo, la UE en el 2011 decidió prohibir la comercialización de envases alimentarios para niños de 0 a 3 años que contuvieran BPA, encontrado en todo tipo de tejidos, porque se había visto ennumerosos estudios que bajas concentraciones tenían efectos sobre el sistema nervioso en roedores en desarrollo. O en ratas se administró una dosis menor a la recomendable en humanos y las ratas sufrieron problemas de comportamiento. Hay por tanto mucha literatura científica que indica que la dosis a la que nos vemos sometidos sí parece suficiente.

Pero lo que consumimos ¿a qué corresponde en los tejidos? Segúnalgunos estudios se han detectado niveles de hasta 640 nM en orina. Eso debería significar que en los tejidos del cuerpo se alcanzan al menos esos niveles. Si algunos de los compuestos tienen una actividad estrogénica superior al BPA in vitro, significa que muy probablemente lo tendrá en el organismo. Además, el BPA no sólo tiene AE, sino que actúa sobre otros procesos biológicos muy importantes a niveles por debajo de los detectables en suero, placenta u orina.

 

Conclusión

1- Los plásticos comúnmente utilizados en botellas, biberones, bolsas y un largo etcétera, bajo condiciones normales de uso liberan multitud de compuestos, muchos de ellos sin regulación en la legislación europea, con actividad biológica, a menudo actividad estrogénica por encima del BPA.

2- ¿Significa esto que los biberones o reutilizar las botellas de agua da cáncer? No. Significa que a nivel social, epidemiológico y ambiental tiene un efecto negativo. Y que a todos los factores de riesgo a los que estamos sometidos se suman los plásticos y además de manera innecesaria.

3- Los investigadores proponen que los compuestos pueden ser cuidadosamente elegidos para que no tengan actividad biológica. Esto quiere decir que se podrían utilizar compuestos más seguros. ¿Por qué no se hace?


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