Alvaeno Alvaeno •  Opinión •  13/12/2016

Redes sociales y otras cosillas

Hace poco escribía una frase con mi opinión sobre Internet, y las redes sociales, la transcribo a continuación, ya que en el artículo de esta semana voy a hablar de ello: “Decimos que las redes sociales e Internet, nos conectan, es cierto que estamos conectados, pero cuando salimos a la calle, descubrimos que Internet y las redes sociales nos han desconectado”.

¿Redes sociales, lugares de encuentro para el desencuentro?

Tengo la costumbre de hacerme preguntas, pero en este caso la pregunta es para los lectores, tanto femeninos como masculinos, da igual, lo que cuenta es que esta pregunta que os lanzo tenga sus respuestas.

Hoy en día si no estás en alguna red social, no voy a citar ninguna, no existes, simplemente desapareces, entre otras cosas porque una gran mayoría es incapaz de vivir sin el móvil, o cualquier otro dispositivo de última generación, esos aparatos, que por un lado nos facilitan la comunicación con los seres queridos que no están cerca, y por otro suelen crearnos ciertas necesidades de las que podríamos prescindir tranquilamente, pero una vez creada la necesidad es difícil desprenderse de ella. Es como el tabaco, los que fumamos, además de adictos somos idiotas, y soy fumador que conste, y pienso que no hay nada más tonto que echar humo por la boca, pero aún así, creo que el fumar, tiene su placer, aunque sea el de satisfacerse a uno mismo yendo en contra de lo que nos dicen en los paquetes, que fumar mata, matarnos nos van a matar subiendo los impuestos del tabaco y del alcohol, parece que todo lo que “mata” genera más dinero que lo que no “mata”.

Me voy por las ramas, y este artículo va de redes sociales, y cómo éstas influyen en nuestras vidas, así que si hoy en día quieres existir, no te queda otra que pertenecer a una o varias de ellas, yo pertenezco a varias, total, ya puestos a existir, lo mismo que fumar o beber, que no dirán ustedes que no tiene su placer tomarse un buen vino, acompañado de un cigarrillo, después de haber echado diez horas de trabajo, pero éste como todo el mundo sabe, no “mata”, sino que como dice el refrán, “el trabajo es salud”, pues que trabajen los que estén enfermos, y con ello se curan, y así una carga menos para las esquilmadas arcas de la seguridad social, que los que las han esquilmado, ni trabajan diez horas diarias, ni pagan impuestos, y además ni siquiera van a la cárcel por los delitos cometidos, entre los que se encuentra vaciar la caja del mal llamado tesoro público, que de público, lo que se dice público le debe quedar una red social, en la que podremos, entre otras cosas, encontrar el amor de nuestra vida, el trabajo perdido, la casa y el coche embargados por el banco (red menos social, pero red, al fin y al cabo, un tanto mafiosa, eso sí), y por si fuera poco, tenemos la ventaja de quejarnos como loros compartiendo fotos de la cena de navidad, de la comida de empresa (a la que le dedicaré el próximo artículo), vamos, sin desperdicio alguno, que el, o la, que no encuentre en las redes sociales el vellocino de oro, cual argonautas, que salga a la calle y monte su propia red social en el café de la esquina, donde encontrarás al camarero hablando con su novia por WhatsApp…

No recuerdo bien si es en la película Casa blanca, en la que se dice esta frase “Siempre nos quedará París, nena…”, o Portugal…, y a nosotros siempre nos quedará WhatsApp…

SALV-A-E

Los que quieren vivir te saludan.


Opinión /