André Abeledo Fernández •  Opinión •  14/01/2021

Feijóo un Ayuso a la gallega. El COVID-19 en manos de un hipócrita irresponsable.

Feijóo se declara irresponsable ante el nuevo repunte de los contagios del COVID-19. Y tiene razón es un auténtico irresponsable.
Porque un Presidente de la Xunta de Galicia no es alguien que pasará por allí, tiene las atribuciones sobre sanidad y la obligación de tomar decisiones.
Feijóo reconoce el error de la Navidad: «Hubiera sido mejor no hacer ninguna aproximación familiar»
El presidente de la Xunta asegura que su decisión de permitir viajes entre localidades perimetradas y fiestas con miembros de varias unidades se tomó «de acuerdo con los datos que se tenían». Algo que es mentira puesto que toda la comunidad científica avisaba de lo que iba a ocurrir y el señor Feijóo decidía hasta que los niños no computasen a la hora de las reuniones familiares.
Los absurdos cierres perimetrales «individuales» del señor Feijóo castigan tanto a los Concellos abiertos como a los cerrados, puesto que en algunos Concellos «abiertos» no hay apenas comercios para la compra de alimentos y se cierran localidades sin tener en cuenta las comarcas.
De conocer Galicia el Presidente de la Xunta, el señor Feijóo, debería tener en cuenta las «comarcas», pues como sabemos los gallegos nuestras vidas se hacen más a nivel comarcal que municipal.
Ahora se disparan las muertes y los contagios y Feijóo en Galicia adelanta a partir del viernes el toque de queda a las 22,00 horas, toda la hostelería deberá cerrar a partir de las 18,00 horas y los comercios tendrán un horario máximo hasta las 21,30 horas. Estas medidas se suman a las recomendaciones de evitar al máximo las reuniones o encuentros con no convivientes, que están limitadas a cuatro personas en toda la comunidad, y de llevar a cabo únicamente actividades «esenciales».
De estas medidas y recomendaciones ha informado el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, en una rueda de prensa posterior a la reunión del comité clínico de este martes. En ella, informó de que, con carácter general, «no hay ningún ayuntamiento que no esté sometido» a restricciones en toda Galicia y todos quedan comprendidos en los dos niveles más altos de protección conforme al protocolo establecido.
Feijóo ha hecho la «recomendación» de llevar a cabo solo «lo esencial», como es «acudir al médico, colegios, cuidado de mayores y menores, acudir a comercios a comprar enseres indispensables y acudir con normalidad al trabajo», si bien en este punto ha hecho hincapié en que «siempre que sea posible» se recupere el teletrabajo.
Las principales restricciones son un máximo de cuatro personas en reuniones públicas y privadas. En este punto, y dado que toda la hostelería cerrará a las 18,00 horas, Feijóo ha pedido «no sustituir» estos encuentros en los bares y restaurantes en los domicilios privados, esto es, no realizar reuniones de no convivientes entre las 18,00 y las 22,00 horas, del toque de queda nuevo.
El comercio deberá cerrar a las 21,30 horas, las tiendas seguirán con aforos reducidos al 50 por ciento, la vigilancia en centros comerciales se reforzará y están prohibidos los usos comunes.
Feijóo ha indicado que, «de no hacer nada», el pico de la tercera ola se produciría a finales de febrero pero que, con estas medidas, se espera poder adelantarla a finales de enero o principios del próximo mes. Las medidas durarán, al menos, hasta mediados de febrero, ha confirmado el mandatario autonómico, quien también ha apuntado que con ellas se pretende minimizar la presión hospitalaria y los ingresos en UCI.
Duele ver como se entiende como un precio asumible por la sociedad la muerte de vecinos, amigos o familiares a cambio de celebrar Navidad, ir de fiesta o hacer botellones. ¿Que clase de sociedad hemos construido?.
Desde unos dirigentes políticos dedicados a hacer equilibrismo entre economía y vida, hasta ciudadanos insolidarios, irresponsables y manifiestamente estúpidos que engloba desde una parte de la juventud degenerada y sin empatía a los negacionistas.
Pues nada feliz posfiesta, ahora a pagar el injustificable precio de la irresponsabilidad.

Opinión /