Paco Campos •  Opinión •  14/10/2017

El lado no humano de la vida

Hay instancias de las que el ser humano se sirve a conveniencia y que le reportan cierta complacencia acomodaticia. Son respectos con los que establece relación privilegiada -dice Rorty en Pragmatismo, una versión- y con los que se familiariza o absorbe cultural y tradicionalmente por vía  paterno-filial y transmite posteriormente a su progenie en ese fenómeno inconcreto llamado ‘educación’. Todo esa masa se posa y reside en el  subconsciente individual y colectivo. Se trata de respectos no humanos -no pertenecientes de modo constitutivo a su naturaleza- a los que el individuo, por las causas antes indicadas, considera principios o cánones a los que no puede sustraerse; de lo contrario quedaría excluido o estigmatizado. Esos elementos no humanos son, entre otros, dios, patria, unidad, ley, lo establecido, la bandera, el escudo, el rey, la religión, la justicia, las jerarquías, la tradición, el marianismo, la familia… y se muestran en un plano objetivo.

Estos principios ineludibles no son propiamente humanos porque la relación con ellos los hace objetos. Sin embargo hay otro tipo de relaciones, las que se establecen entre humanos, las relaciones intersubjetivas, que son constantes durante toda nuestra vida, y en las que se dirimen nuestros deseos y creencias, todas ellas con base humana, relacional por medio de las conversaciones. Descansan en algo tan simple como en el hecho de hacer preguntas. Al conversar creamos un campo etnocéntrico completamente diferente a lo que podamos asumir mediante la fe ciega o la adhesión. La relación intersubjetiva es democrática, la de los principios inquebrantables no.

Por tanto, dos formas de relación hay: entre humanos y no humano, y la relación entre humano y humano. La primera desemboca en la sumisión a la autoridad -tanto en forma de símbolo como de sistema, de violencia como de jerarquía. La segunda se resuelve entre humanos, sin trabas ni fantasmas del pasado, sin ser rehén de la pasiones, esto es, se resuelve de forma democrática.


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