André Abeledo Fernández •  Opinión •  15/06/2024

Cuando la izquierda desaparece el fascismo crece

En tiempos de crisis económica, social y de valores se crea el caldo de cultivo para la vuelta de la extrema derecha, esa que nunca se fue pero que parecía una minoria acovardada con un discurso fuera de lugar, ahora encuentra su lugar sembrando odio en unos pueblos de Europa frustrados, desesperanzados, y en clara involución en cuanto a derechos y calidad de vida.

En es estos momentos cuando el fascismo se reproduce como las cucarachas aprovechando la perdida de conciencia de clase de los trabajadores.

El sistema se propuso eliminar a la izquierda organizada y en gran medida han conseguido su objetivo. 

Las oligarquías se han dedicado a infectar las organizaciones sindicales a base de comprar cúpulas y voluntades, para después usarlo para desprestigiar al sindicalismo en general. 

Recordemos que en los barrios obreros franceses donde ganaba el Partido Comunista, cuando el PC pactó con la socialdemocia y los trabajadores se sintieron traicionados, entonces el fascismo sembró su discurso de odio y mentiras y ganó en esos barrios.

Y los medios de comunicación de masas, todos en manos de los mismos oligarcas, se han dedicado a apoyar y comprar a quintacolumnistas que desde dentro han dinamitado las organizaciones políticas donde quedase un mínimo de conciencia de clase.

Creo que todos tenemos en mente a esos proyectos de «nueva izquierda» liderados por arrepentidos, que se han encontrado cómodos pisando moqueta y codeándose con la «gente de bien». Ellos con mucha ayuda de los medios de comunicación de han dedicado a la destrucción de la izquierda y han dejado el camino abierto al fascismo,o al llamado anarcocapitalismo.

Una vez hecho este trabajo pasa lo que ya ha pasado en el pasado, una clase trabajadora traicionada, frustrada, desnortada y engañada se muestra dispuesta a escuchar el discurso del odio a las minorías, de la sin razón, del miedo.

Son tiempos de decisiones terribles, como en Argentina, donde un pueblo que se ve en el precipicio decide tirarse, el suicidio como solución, el desastre como resultado.

Al final pierden los pueblos, los trabajadores, las mayorías, las minorías, y los países. Ganan los de siempre, los que mueven los hilos y se hacen más ricos en cada crisis, alimentamdose de sufrimiento humano.

Según dijo Albert Einstein: “Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo”

La estupidez humana es la peor pandemia, si no fuese por esa estupidez la ciencia estaría tan avanzada que muchas enfermedades tendrían cura, pero prefieren gastar en armas, guerras, y la acumulación de riqueza de una minoria.

La estupidez nutre el cáncer que matará a la humanidad, el capitalismo.


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