Diego Cañamero: un jornalero en el Parlamento
El jueves 14 de julio de 2016 ha sido un día histórico. Un hijo del profundo campo andaluz, un jornalero, Diego Cañamero, ha recogido su acta de diputado en el Parlamento. Un aceitunero altivo pisa moqueta en la Carrera de San Jerónimo.
«Jaén, levántate brava sobre tus piedras lunares, no vayas a ser esclava con todos tus olivares«, dice el lema.
Y tuvo que ser un 14 de julio, la llamada Fiesta de la Federación que conmemora el primer aniversario de la toma de la Bastilla, acontecimiento considerado como el punto de inicio de la Revolución francesa. Esta vez los federados no desfilaron con sus tambores y sus banderas pero fueron a pie por la Carrera de San Jerónimo y hasta los leones que guardan la puerta del Parlamento rindieron pleitesía al hijo del campo andaluz.
Aunque la jornada entera fue muy burocrática a nadie le quita que fue histórica. Diego, y sus acompañantes, iniciaron su particular «asalto» al Congreso llegando en AVE a la terminal de Madrid a las 11.15. Y el primer gesto ante la gesta. No quiso taxi. «Vamos a pie» fue su respuesta. Y allí que caminamos. Durante el recorrido mucha gente se le quedaba mirando, embobada, reconociendo al líder del pueblo.
Llegamos a la Carrera de San Jerónimo y, sin ser diputado aún, ya los policías se cuadraban y saludan a su paso. ¡Qué emoción!
La entrada a las dependencias del Congreso fueron tan ágiles nada más que ver quién era el personaje. Ya en los despachos otra muestra más de humildad y denuncia a los privilegios. Preguntan si quiere la tarjeta de tres mil euros para gastar en un año en taxi. Y responde: «No. No me hace falta«.
También le preguntan si quiere que se le pague el ADSL de su domicilio y sin titubeos ni reflexiones Diego responde: «No. No es necesario«.
El camino hacia la comparecencia con los medios se hace largo. Mientras vamos caminando en un largo pasillo y vemos al fondo una nube de periodistas con cámaras de todo tipo pienso: «parece que estuviéramos en San Fermín y fuéramos tres murlacos de 600 kilos de la ganadería de Cebada Gago de Medina Sidonia de Cádiz. Vamos de frente sin mirar a los lados y con velocidad por los mismos nervios«.
Y el encuentro con la prensa fue de esos que te suben la adrenalina y por unos instantes dices: «Ya hemos llegado. Esto es irreversible«.
Y a la pregunta sobre su sueldo otra tajante afirmación: «cobraré el equivalente a mi sueldo como jornalero. El resto lo donaré«.
El ya diputado de Unidos Podemos por Jaén, Diego Cañamero, arremetió contra esa minoría que roba a la mayoría. A una singular pregunta sobre que no daba el perfil de la media de diputados Diego arremetió: «¿No soy normal?» provocando las carcajadas de la asistencia. Y prosiguió. «No están acostumbrados a ver a gente del pueblo en las instituciones y yo me siento orgulloso de estar aquí y lucharé por el pueblo que me ha elegido, lucharé para evitar las injusticias, contra la ley mordaza, contra el artículo 135 de la Constitución«.
Mucha caña la de Cañamero. No defraudó ante la enorme expectativa. Expresó su solidaridad con Bódalo y exigió su puesta en libertad. Tenemos a un hijo del pueblo que dará mucha batallas en un terreno en el que la oligarquía tiene su instrumento. Pero Diego no se achantará. Con su paso firme se abre por los largos pasillos de este templo en donde dicen que reside la soberanía popular.
Y terminamos la jornada visitando la sala en donde se celebran los plenos. Brillan sus ojos cuando le señalamos las huellas de los disparos que hizo el golpista Tejero en la tarde del 23 de febrero de 1981. Se sienta en la butaca en donde se sentó Pablo Iglesias en la pasada legislatura. Risas entre nosotros y algunas ironías, pero todo se permite en este día histórico.