Aidan O'brien •  Opinión •  15/09/2016

Apple e Irlanda: compinches defraudadores

Detrás  del diseño elegante no hay más que sordidez. Y detrás de las lisonjas, mentiras siniestras. No es de extrañar que se entienden entre sí y que hayan estado trabajando juntos en armonía desde 1991. A pesar de la tecnología ultramoderna y de la marca de pequeña economía de moda, Apple e Irlanda solo son unos piratas que intentan saquear todo lo que puedan a la comunidad mundial.

La revelación tuvo lugar en Bruselas el pasado martes 30 de agosto, cuando la Comisaria para la Competencia de la UE, Margrethe Vestager, denunció a la compañia y al país como vergonzosos defraudadores. Después de investigar el régimen fiscal de Apple en Irlanda, Vestager llegó a la conclusión de que Dublín está violando las reglas de la UE y proporcionando subvenciones estatales a Apple, una de las corporaciones más ricas del mundo (su valor se acerca al billón de dólares).

La subvención estatal en cuestión es una exención fiscal que permite a Apple evitar el pago de impuestos internacionales. El truco es el uso de una compañía fantasma con sede en Irlanda, pero oficialmente «sin estado». Al dirigir todo el dinero que gana fuera de los EE.UU. hacia esta empresa fantasma «irlandesa» de Apple – gracias al gobierno de Irlanda – acaba pagando una tasa fiscal del «0.005%». Es decir: aparte de la cantidad simbólica que paga al gobierno irlandés a la tasa habitual del 12,5%, Apple se queda con todo lo que puede conseguir en terceros países. Pero dado que ese paquete fiscal especial «sólo» lo disfruta Apple, la UE lo considera una violación de sus reglas de competencia.

Irlanda, en otras palabras, ha estado «subsidiando» las ganancias internacionales de Apple (en octubre de 2015 registró un beneficio anual de $ 53,400 millones). Al facilitar una dirección fantasma y mirar al otro lado, Irlanda está consintiendo una trama internacional de defraudación fiscal. Y ¿qué consigue Irlanda a cambio de este «servicio»? Seis mil puestos de trabajo de Apple. Y  ¿que puede hacer la UE al respecto? Está atacando a la empresa fantasma y exigiendo que pague los impuestos «irlandeses» que ha estado evadiendo todos estos años. Se calcula que la factura de impuestos que Apple no pagado es de $ 14.600 millones, intereses aparte (una multa de récord mundial). ¿La respuesta de Irlanda? Se declara inocente y ¡no quiere ningún dinero de Apple!

Está bien. El estado de Irlanda, que está hasta el cuello de deudas (debe $ 232.000 millones) se niega, a la cara de sus jefes de la UE, exigirle «impuestos» a la empresa más rica del planeta (Apple está sentado sobre una montaña de dinero en efectivo valorado en $ 231.000 millones de dólares). La asimetría es perfecta. Y es un fiel reflejo de la globalización. Por el bien de la empresa, el Estado-nación se empobrece. Y por el bien de la corporación, el Estado-nación irlandés empobrece a otros estados-miembros de la UE. Se podría pensar que Irlanda había aprendido la lección después de rescatar a “sus” bancos. Pues no: sigue llevando el agua al molino de la corporación Apple. Y no ve nada de malo en ello, incluso cuando se está muriendo de sed. Es obvio, por tanto, que la palabra «dignidad» está fuera del léxico oficial irlandés. ¿Y la justicia, en casa y en el extranjero? También es una palabra extranjera en los pasillos del poder de Irlanda.

La ironía es que Irlanda – una víctima del capitalismo financiero radical de la UE – está haciendo que la UE se cubra de mérito. La Irlanda neoliberal está siendo llamada al orden por la neoliberal Europa. E Irlanda se atreve a protestar a pesar de que ha sido capturada in fraganti defraudando a Europa y al mundo. En nombre de la competencia, Europa quiere justicia. Y en nombre de la globalización, Irlanda rechaza esa justicia. Es un chiste de derechas. Es una farsa neoliberal. Pero es demasiado serio todo.

La cuestión es fiscal. Y en la era de la austeridad se trata de un tema explosivo. Parece que la UE lo entiende, mientras que Irlanda entierra la cabeza en la arena. No es de extrañar que la UE este persiguiendo a Apple e Irlanda, porque la OCDE ha estado atacando abiertamente los paraísos fiscales desde 2014 (véase el proyecto Beps de la OCDE). Cuando los gobiernos occidentales están rescatando a todos los bancos del mundo occidental, la evasión fiscal se convierte en un verdadero problema. La importancia de la decisión del martes contra Irlanda y Apple es que ha establecido un precedente importante. La UE tiene la intención de golpear de verdad a los paraísos fiscales de Europa. Luxemburgo y Holanda, ¡cuidado!

¿Y los EE.UU.? Los EE.UU. están enojados. Porque su empresa han sido atrapada in fraganti. Y porque su gobierno está controlado por sus corporaciones. Las Apple, Amazon, Microsoft, Starbucks y McDonalds se han instalado en los rincones oscuros de Irlanda, Luxemburgo y Holanda. Y evaden ingentes cantidades de beneficios libres de impuestos. El gobierno de Estados Unidos teme que ahora tendrá que pagar por los pecados de sus empresas. Pero solo sino da la batalla. EE.UU. puede luchar contra la evasión de impuestos de sus empresas si quiere. Sin embargo, eso significaría, en última instancia, una ruptura con Wall Street. ¿Es posible?

En cualquier caso, póngase cómodo por el momento y disfrute viendo como las clases dominantes del Atlántico luchan entre sí por un tema de impuestos. La división en las filas atlantistas nos beneficia a todos, porque es una agenda corporativa. Si los fanáticos neoliberales – la línea dura de la competencia – en la UE son la fuente de esta preocupación actual por la justicia: ¿a quién le importa? Demos la bienvenida a la justicia, venga de donde venga. Y ¿no es la historia, después de todo dialéctica? Las contradicciones del sistema lo transformarán. Y quién sabe si esta disputa actual, incluso pueda bloquear el TTIP. ¡Perfecto!

¿Y Apple? Sin duda, tendrá que cambiar su información en la parte de atrás de sus productos. No sólo es «Diseñado en California» y «ensamblado en China». También es «Evasión de impuestos en Irlanda». ¡Contribuyentes del mundo, uniros!

A diferencia de su famoso tocayo entrenador de caballos de carrera, este Aidan es un humilde trabajador sanitario socialista de Dublín, Irlanda.

Fuente:

http://www.counterpunch.org/2016/09/02/apple-and-ireland-partners-in-crime/

Traducción: Enrique García


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