Julio César Centeno •  Opinión •  16/02/2017

Más allá del punto de no-retorno

El presidente Donald Trump clausuró la página en Español de la Casa Blanca. Hizo lo mismo con la página sobre el calentamiento global. También ordenó que la Agencia de Protección Ambiental (EPA, equivalente a un ministerio del ambiente), el Departamento de Agriculturala Agencia Nacional Aeronáutica y Espacial (NASA) el Servicio Nacional de Parques, entre otras dependencias gubernamentales, no pueden comunicarse directamente con el público sin autorización previa sobre temas específicos, como el calentamiento global. 

El martes 24 de enero el Badlands National Park divulgó el siguiente mensaje vía twitter«La concentración de CO2 en la atmósfera es hoy la mas alta de los últimos 650.000 años«. Continuó destacando el aumento en la acidez de los océanos y otros indicadores de la tormenta climática global que se avecina, concluyendo con un recordatorio sobre la obligación del Servicio Nacional de Parques de «proteger los parques para que permanezcan como un legado inalterado para las generaciones futuras«. 

El mensaje fue considerado «un acto radical de subversión» por Ryan Zinke, nominado por Trump como director del US Department of the Interior, al que se encuentra adscrito el servicio de parques. El Servicio Nacional de Parques tuvo que disculparse y el tweet eliminado. 

Zinke, republicano de Montana, apoya la explotación de tierras públicas, incluyendo los parques nacionales, para la extracción de petróleo, gas, madera y minerales (New York Times Jan 17 2017). «La minería y la recreación, por ejemplo, no son mutuamente excluyentes» le declaró al New York Times

El Departamento del Interior maneja 200 millones de hectáreas de tierras públicas, un quinto de la superficie del país, mas 800 millones de hectáreas bajo el mar. Supervisa además territorios de donde proviene el suministro de agua para mas de 30 millones de personas. 

Zinke defiende la construcción del oleoducto Keystone XL y la explotación de carbón mineral. Durante su gestión en el congreso, Zinke apoyó legislación para permitir la construcción de gasoductos a través de parques nacionales y refugios de fauna. También apoyó la legislación HR 1937 para limitar la auditoría pública de la minería en tierras públicas. 

Aunque no niega el calentamiento global, sostiene erróneamente que «los registros de temperatura en los años mas recientes contradicen las proyecciones de los modelos climáticos» (aretechnica 12 13 16). «Si jugamos a la ruleta rusa, con una probabilidad de 1 en 6 de provocar una catástrofe, debemos ser prudentes… pero esa prudencia debe tomar un segundo lugar ante la necesidad de asegurar la independencia energética de Estados Unidos«

Zinke le envió una carta pública al entonces presidente Barack Obama en el 2010 exigiendo apoyo inmediato al desarrollo de energía renovable para evitar los «costos catastróficos» del calentamiento global (2010 letter). Pero cuatro años después, como candidato a un cargo público, negó que el calentamiento global fuese una amenaza, señalando: «no es un fraude, pero tampoco es ciencia  cierta» (saying). En el interino Zinke recibió 345.000 dólares en contribuciones de compañías involucradas en la explotación de petróleo y gas en tierras públicas (Desmog).

Trump ha reiterado públicamente que, a su ilustrado entender, el calentamiento global no es mas que «un fraude chino para minar la competividad de los productos norteamericanos«. Entre sus primeros actos ejecutivos se encuentran la aprobación de los oleoductos Keystone XL y el Dakota Access. El primero transportará 850.000 barriles de petróleo extrapesado diarios por 3.456 kilómetros desde Hardisty, en el sur-oeste del Canadá, hasta Port Arthur, en las costas de Texas en el golfo de México. El Dakota Access se extiende por 1.900 kilómetros para transportar 470.000 barriles de petróleo diariamente desde el campo Bakken en Dakota del Norte hasta Patoka, Illinois.

Justo cuando Trump reiteraba sus observaciones sobre el «fraude chino«,  la prestigiosa revista Nature publicaba un nuevo informe, producto del esfuerzo mancomunado deInstituto Potsdam para la Investigación sobre el Cambio Climático de Alemania, el Departamento de Meteorología y el Departamento de Estadística de la Universidad de Pennsylvania y el Departamento de Ciencias de la Tierra y el Ambiente de la Universidad de Minnesota (Scientific Report 6, Art 19831, 2016). 

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Sus conclusiones reafirman los resultados de múltiples investigaciones anteriores, fielmente reflejadas en los informes oficiales del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la Organización de Naciones UnidasLa temperatura superficial promedio durante el 2016 superó en 1,2ºC el promedio de la época pre-industrial, un valor que no se ha presentado en la superficie del planeta en al menos 65.000 años. La probabilidad de que la tendencia al progresivo aumento de la temperatura superficial se deba a factores independientes de la actividad humana es inferior a la probabilidad de que a una persona promedio le caiga un rayo. Cuando Trump afirma que «en realidad nadie sabe si el calentamiento global es real«, como le declaró a Fox News, está insultando tanto a la comunidad científica internacional como a la inteligencia de su propia ciudadanía. 

Sin embargo, la opinión de Trump sobre el calentamiento global es similar a la de su nominado a dirigir la Agencia de Protección Ambiental (EPA), Scott Pruitt, quien hasta entonces ejerciera como fiscal general de Oklahoma. En su interpelación en el congreso, Pruitt señaló que, contrario a lo que afirma Trump, el si cree en el calentamiento global, pero que «la habilidad para medir la extensión de su impacto y determinar que hacer al respecto se encuentra en discusión«. 

El senador Bernie Sanders le recordó el abrumador consenso científico internacional sobre la materia y que tanto la NASA como la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) han reiterado por años que el calentamiento global es una amenaza global cierta, presente y creciente, provocada por la actividad humana, y que el 2016 fue el año mas caliente en de miles de años. 

La senadora Tammy Duckworth puso en duda la sinceridad de las declaraciones de Pruitt ante el comité de postulaciones del congreso, señalando que sólo estaba aportando respuestas vagas para facilitar su confirmación. Se refirió al contraste entre lo que decía en ese momento y su historial durante sus años como fiscal general de Oklahoma.

Pruitt demandó penalmente 14 veces a la organización que ahora dirige, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) por sus reglamentaciones para evitar la contaminación industrial del aire y el agua, por las exigencias para reducir las emisiones de gases del parque automotor, por las limitaciones a las emisiones de las plantas eléctricas que consumen carbón mineral, por la reglamentación para reducir las emisiones de metano por parte de la industria petrolera y gasífera. Pruitt ha insistido en que la EPA le ha hecho daño a las empresas y a la economía norteamericana con «medidas difíciles y costosas… El pueblo norteamericano está cansado de ver como se desperdician miles de millones de dólares debido a regulaciones innecesarias de la EPA«.

El senador Ken Cook señaló tajantemente: «Ningún ciudadano norteamericano ha votado por aire y agua mas sucias. Pero si Pruitt asume el control de la EPA, eso es precisamente lo que nuestras comunidades tendrán que enfrentar. Todos debemos rechazar esta nominación, por la salud de nuestros constituyentes«. 

Trump también ha señalado que retirará a los Estados Unidos del Acuerdo Climático de Paris, tal y como lo hizo su antecesor George Bush cuando se retiró del Protocolo de Kioto en el 2001 apelando a un argumento igualmente falaz: el calentamiento global es una farsa

Otro de los prominentes negacionistas del calentamiento global es Rex Tillerson, el nuevo Secretario de Estado del gobierno de Trump. Tillerson se desempeñó por años como presidente de la Exxon Mobil, una de las empresas petroleras mas grandes del mundo y activo promotor de la destructiva adicción norteamericana al petróleo. En la reunión de accionistas de Mayo 2016, Tillerson afirmó: «No existen fuentes alternativas de energía conocidas en el planeta, o disponibles en la actualidad, para reemplazar a los combustibles fósiles en nuestra economía, en nuestra propia calidad de vida … para nuestra propia sobre-vivencia» (UCS 07 06 2016).

Los fiscales generales de siete estados norteamericanos: New York, California, Massachusetts, Vermont, Vurginia, Maryland y Virgin Islands, han sometido a la empresa Exxon Mobil a investigaciones paralelas y coordinadas por fraude en el manejo de información científica sobre los efectos climáticos del consumo de combustibles fósiles, para maximizar ganancias a expensas del bien público. Señalan que científicos especialistas de Exxon le habrían informado a los órganos directivos hace mas de 35 años que las emisiones de CO2 provenientes del consumo de combustibles fósiles conduciría irremediablemente al calentamiento global y pondría en peligro a toda la humanidad. Sus propios científicos habrían advertido que una duplicación en la concentración de CO2 en la atmósfera provocaría un aumento en la temperatura promedio del planeta de al menos 3ºC y de al menos 10ºC en los polos. La directiva de Exxon decidió esconder los resultados de tales investigaciones e impidió que se le informara tanto a los accionistas como al público. Decidió, por el contrario, financiar campañas para negar la vinculación entre el consumo de combustibles fósiles y el calentamiento global

Una propuesta de ley ha sido introducida al Congreso norteamericano para retirarse de la Organización de Naciones Unidas y expulsar su sede de Estados Unidos (proposición HR 193 –  American Sovereignty Restoration Act). El presupuesto actual de la ONU es de 5.600 millones de dólares, de los que EUA aporta el 22% a cambio de que un  porcentaje equivalente de puestos claves de decisión corresponda a funcionarios seleccionados por el gobierno norteamericano. La segunda contribución mas elevada es la de Japón, equivalente al 9,7% del total, seguido por China con el 8%.

Trump ha igualmente ordenado «fortalecer y ampliar la capacidad militar nuclear de Estados Unidos hasta que el mundo recobre su sentido sobre las armas nucleares» (dic 22 2016). 

La «revolución de colores» que parece gestarse en Estados Unidos, en reacción a la llegada al poder de Donald Trump y su equipo de multimillonarios, quizás sirva como detonante para que la ciudadanía de todo el continente americano se subleve contra la evidente incompetencia de políticos y burócratas en los que hemos infructuosamente delegado por décadas la solución de emergencias planetarias, como el calentamiento global, la pobreza, la desigualdad o las armas nucleares. 

De lo contrario, mas temprano que tarde nos veremos forzados a reconocer que hemos cruzado el punto de no-retorno; que tendremos que conseguir con urgencia algún otro planeta para asegurar la sobre-vivencia de la humanidad, pues habremos provocado una destrucción irreparable de esta pequeña perla azul donde nos hemos desarrollado. 

Debido a la amenaza combinada de las armas nucleares y el calentamiento global, eComité de Científicos Atómicos decidió el 26 de Enero 2017 mover las agujas de su icónico reloj del juicio final (doomsday clock) para marcar, por primera vez en sus 70 años de historia,  2 minutos y medio para la media noche: la hora de la catástrofe planetaria. «La seguridad mundial se vió severamente afectada durante el 2016 ante la incapacidad de la comunidad internacional para atender las dos principales amenazas a la existencia humana: las armas nucleares y el calentamiento global«. En cuanto al calentamiento global señala: «El mundo continúa calentándose. Mantener la temperatura por debajo de niveles catastróficos exige reducir las emisiones de gases de efecto invernadero muy por debajo de lo acordado en Paris«. 

Las decisiones sobre el movimiento del reloj las toma el Comité de Científicos Atómicos en consulta con 15 premios Nobel. 

jc-centeno@outlook.com

Universidad de Los Andes – Venezuela


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