Médicos de la Comunidad Autónoma de Madrid hablan de sus condiciones de trabajo
En IFEMA disponemos de escasos recursos materiales. El hospital destaca por la improvisación diaria y la desorganización.
La defensa de todos los ciudadanos de la acción del coronavirus coloca a nuestro sistema sanitario, debilitado por tantos años de recortes económicos y de personal, al límite de su capacidad por la carga de los nuevos pacientes infectados por el virus y las bajas en el personal sanitario por contagios. La reclamación de medios materiales y humanos para resistir y hacer frente a la enfermedad no puede desatenderse por las autoridades. El gobierno debe procurarse los medios para atender esas reivindicaciones. Los profesionales de la sanidad pública necesitan y exigen medios suficientes para curar, sin exclusiones, a los pacientes. Y tienen razón.
Desde Información Obrera, donde se publicó un extracto de esta entrevista, agradecemos a las cuatro profesionales de la Sanidad Pública, trabajadoras del hospital del IFEMA, de un centro de salud de Madrid, y dos hospitales del sur de Madrid, que seguidamente nos explican ampliamente las condiciones en las que desarrollan su trabajo.
LICENCIADA ESPECIALISTA EN MEDICINA FAMILIAR Y COMUNITARIA, ACTUALMENTE TRABAJANDO EN EL HOSPITAL DE EMERGENCIA IFEMA
La incorporación de médicos de Atención Primaria a IFEMA, supone una importante reducción de las plantillas de profesionales en los Centros de Salud.
En IFEMA disponemos de escasos recursos materiales. El hospital destaca por la improvisación diaria y la desorganización.
1- ¿Cómo has llegado a parar en el IFEMA?
Soy médico de familia de un Centro de Salud de la Comunidad de Madrid. A través de las Direcciones Asistenciales (forma de agrupar las Áreas de Salud de la Comunidad en el ámbito de la Atención Primaria, según criterios geográficos) se solicitó el nombre de 1 ó 2 médicos de familia por cada Centro de Salud para estar disponibles para cuando fuera necesario acudir a IFEMA. No especificaron más, pensé que se trataría de turnos voluntarios complementarios a mi trabajo en el Centro de Salud (fines de semanas, etc.). Me propuse voluntaria de mi Centro de Salud, pensé que podría ser de ayuda allí. Al día siguiente ya fui llamada para ir a IFEMA (era fin de semana). No fue hasta llegar allí cuando me enteré de que, si iba allí, era para quedarme, para no volver al Centro de Salud hasta nueva orden…
2- ¿Cómo crees que esto afecta a la atención primaria?
Mi aterrizaje en IFEMA, al igual que el del resto de compañeros de Atención Primaria de cualquier categoría profesional «llamados a filas», supone una importante reducción de las plantillas de profesiones en los Centros de Salud. Nuestras ausencias no están siendo suplidas. A ello hay que sumarle la gran cantidad de profesionales de baja por estar infectados por COVID-19. Todo ello supone una sobrecarga importante de trabajo para los pocos profesionales sanos que quedan en los Centros de Salud o incluso, como se está viendo, el cierre de algunos de ellos, haciendo muy difícil, pues, la importante labor que tenemos en Atención Primaria de realizar control telefónico de los casos más leves de COVID-19 (que suponen en torno al 80% de los casos totales), y por tanto de contener a gran parte de la población de acudir a los ya saturados servicios de urgencias, así como de atender de manera presencial a casos más serios de COVID-19 o cualquier otro tipo de patología, que no olvidemos que se sigue produciendo. Se está tratando de vestir un santo (IFEMA) desvistiendo otro a su vez (los Centros de Salud).
3- ¿Realmente se está reduciendo la carga asistencial en las urgencias de los hospitales con este servicio? ¿Los ingresos en el IFEMA vienen directamente desde Atención Primaria o desde los hospitales?
No dispongo de datos concretos sobre esto, pero es de imaginar que sí, al menos de manera indirecta. A IFEMA están llegando únicamente pacientes atendidos en urgencias de cualquier hospital público de la Comunidad de Madrid y que tienen criterios de ingreso; no llegan ni pacientes derivados de Atención Primaria ni pacientes previamente hospitalizados en alguna planta. Se está tratando de dar salida fundamentalmente a aquellos pacientes que ingresan desde urgencias, en hospitales en los que no hay camas. Esto, sin embargo, no reduce el flujo de pacientes nuevos que llegan a las urgencias y que, si se continúa desmantelando la Atención Primaria, es de esperar que sea mayor.
4- ¿Qué perfil de paciente se está atendiendo?
En cuanto al tipo de paciente que ingresa en IFEMA, por lo general son casos que requieren ingreso, pero de pronóstico leve, con buena evolución habitualmente y posibilidad de alta temprana.
5- ¿De qué medios diagnósticos y de tratamiento disponéis? ¿Oxigenoterapia? ¿UCI-respiradores?
En IFEMA disponemos de escasos recursos materiales. El hospital destaca por la improvisación diaria y la desorganización. Sobre todo al inicio, llegaban pacientes, pero no material nuevo. La medicación disponible es la justa para lo que se supone que debe existir en un área de hospitalización; de hecho, hay días en los que ni siquiera hay medicación para el tratamiento específico del COVID-19, aunque es cierto que hay problemas de desabastecimiento a nivel de toda la Comunidad. Hay un glucómetro por cada control (de 50 aproximadamente pacientes), un tensiómetro por control, como mucho una máquina de hacer electrocardiogramas por control, escasez de material de enfermería, etc. Los pies de suero, o porta-sueros, son ¡palos de escoba! enganchados al cabecero de la cama de los pacientes. Hace muy poco que se pueden realizar analíticas y radiografías de tórax, y además solamente en ciertas áreas de IFEMA (en el pabellón 9, en el 5 no). Oxígeno no nos falta, eso es cierto. Las camas de UCI al parecer están montadas, pero no han podido aún ser abiertas porque no se dispone de respiradores ni de médicos intensivistas.
6- ¿Qué perfil de formación tienen tus compañeros? ¿Se han trasladado a otros médicos de atención primaria y de hospitales? ¿Hay médicos militares?
Al inicio (hace unos 10 días, cuando IFEMA abrió) andaban más faltos de personal y aceptaban profesionales voluntarios. Del ámbito médico acudieron muchas personas con mucha voluntad de ayudar, pero probablemente escasa formación (médicos del ámbito privado especialistas en áreas de la Medicina que nada tienen que ver con el COVID-19, médicos jubilados que regresan para echar una mano, médicos sin especialidad médica que acaban de hacer el examen MIR, etc.) y allí siguen.
Posteriormente dejaron de pedir voluntarios y fueron instados a acudir casi únicamente médicos de familia de Atención Primaria, los cuales somos valiosos y estamos por lo general bien preparados, pero nuestro ámbito no es la hospitalización, así que necesitamos supervisión. Para ello se trasladaron a IFEMA médicos de especialidades hospitalarias supuestamente acostumbrados a lidiar con esta patología día a día en los hospitales. Pero he aquí otra «trampa» de IFEMA. Se nos aseguró que dispondríamos de uno de estos «expertos» por equipos de médicos de familia, como figura consultora, pero su presencia es muy escasa y nos sentimos con frecuencia desarropados. Para más inri, al inicio estos consultores de referencia eran siempre residentes de medicina interna y neumología (no se ve por allí a ningún adjunto), pero en definitiva verdaderos expertos en esta infección. Sin embargo, actualmente están reclutando mayormente a cirujanos (generales/digestivos, pediátricos, neurocirujanos), es decir, médicos que saben aún menos que los médicos de familia sobre el manejo hospitalario del COVID-19 y que probablemente no son del todo útiles en los hospitales en tiempos de esta pandemia. Es indigno para los médicos de familia tener una menor consideración profesional que ellos. Es muy posible que los «verdaderos expertos» hagan falta en los hospitales, pero entonces que no nos mientan, que no hay expertos en el IFEMA. La opinión pública debe conocer que, en gran parte, los pacientes en IFEMA están siendo tratados por gente inexperta en esta patología. Médicos militares no hay ni uno.
7- ¿Cuáles son tus condiciones de trabajo? ¿Consideras que disponéis de suficiente material para protegeros como profesionales?
Nuestras condiciones laborales en IFEMA son, por lo general, correctas. Trabajamos divididos en turnos de mañana o tarde, (en mi caso de 15h a 22h), y de las noches se encarga el Summa, de lunes a domingo. Tenemos zonas de descanso y posibilidad de beber y comer algo en los pocos ratos libres que tenemos. Lo que nos faltan aún son planillas que organicen nuestros turnos a varios días vista y que incluyan alguna libranza. Muchos de nosotros no hemos parado ningún día, o uno como mucho, desde hace dos semanas. Hay mucha desorganización y la falta de previsión a este respecto, es frustrante.
Respecto a los equipos de protección individual (EPIs), el problema radica en que al inicio eran muy completos (y «aparatosos»), probablemente exagerados (los que sobraban de la época del Ébola), pero daban mucha sensación de seguridad. De manera reciente los han cambiado por otros que, aún siendo aceptables (están homologados, son los mismos que se usan en los Centros de Salud), otorgan menos protección que los previos, así que son entendibles las quejas de muchas personas al respecto. Además, me consta que durante unos pocos días nos dieron EPIs aún peores, no homologados, y, con razón, hubo profesionales que se negaron a entrar con ellos, pero ya parece que esto se ha corregido.
LICENCIADA ESPECIALISTA EN MEDICINA FAMILIAR Y COMUNITARIA, TRABAJADORA EN UN CENTRO DE SALUD DEL CENTRO DE MADRID
1- Desde el comienzo de la crisis, ¿cómo ha cambiado vuestra forma de trabajo?
Desde el inicio de la crisis, cambiamos radicalmente nuestra forma de trabajar. Nos dimos cuenta de que había que romper con el modelo que seguíamos hasta ahora de cupos de pacientes asignados a un sólo médico. Para ser más efectivos y evitar contagios, decidimos crear cuatro agendas distintas para dividir a los pacientes según diferentes motivos de consulta.
Por un lado, creamos la agenda de «pacientes con síntomas respiratorios». Estos pacientes son atendidos presencialmente en una consulta situada en la planta baja del centro de salud que hemos habilitado únicamente para ellos (así evitamos que se paseen por todo el centro y contaminen otras salas de espera o contagien a otros pacientes o profesionales).
Otra segunda agenda es la de «llamadas telefónicas COVID». Esta es la agenda con más carga asistencial actualmente, en ella están todos los pacientes en seguimiento por sospecha o infección confirmada por coronavirus. Además, todos los pacientes que solicitan información o tienen alguna consulta sobre síntomas son citados aquí y les llamamos a lo largo de la jornada. También a través de esta agenda gestionamos todas las bajas y partes de confirmación de las personas infectadas.
La tercera agenda es la «presencial y teléfono no COVID», que incluye al resto de pacientes con otras patologías que precisen atención telefónica o presencial (a los pacientes que precisan atención en el centro, se les atiende en otra planta distinta a la de los pacientes con síntomas respiratorios, evitando, en la medida de lo posible, cualquier contacto con ellos). Y por último, tenemos la agenda de «avisos a domicilio», que pueden ser por síntomas de coronavirus o por cualquier otra patología. Los médicos hacemos turnos rotatorios para realizar las distintas funciones de cada agenda, de tal forma que cada día hacemos una labor distinta.
No he mencionado la gran labor que realiza enfermería y la unidad administrativa en la entrada del centro, realizando el triaje. Se encargan de mandar a su domicilio a todos aquellos pacientes que consultan por cualquier cosa que se pueda resolver por teléfono y de derivar a la consulta de respiratorio a aquellos que lo soliciten (cada vez menos pacientes acuden directamente, han interiorizado la importancia de quedarse en casa y llamar por teléfono para pedir información. La mayoría de pacientes que son vistos en la consulta de respiratorio, vienen derivados del médico o la enfermera, que han detectado una «mala» evolución en la llamada de seguimiento).
En cuanto al horario, entramos antes de nuestra hora y solemos salir después. Hay mucho trabajo y no podemos dejar llamadas sin realizar o visitas a domicilio sin hacer. Como hay bajas de médicos porque están infectados, muchos de nosotros doblamos turno varios días. Intentamos organizarnos entre nosotros para que siempre haya un número mínimo de trabajadores por turno para poder sacar el trabajo adelante.
Como las llamadas de seguimiento hay que hacerlas cada 24 ó 48 horas, trabajamos también los fines de semana. Durante el sábado y el domingo se abre un centro de referencia por cada área sanitaria al que vamos los profesionales de los distintos centros de salud. De momento tocamos a un turno por fin de semana, es decir, trabajamos o la mañana o la tarde del sábado o la mañana o la tarde de domingo; y el resto del tiempo podemos descansar. Lo que se hace en el fin de semana son principalmente llamadas de seguimiento, aunque el centro está abierto al público para aquellos pacientes con síntomas respiratorios que precisen valoración.
2- ¿En cuánto ha aumentado el volumen de pacientes que atendéis?
El volumen de pacientes se ha multiplicado. La mayor parte de la demanda son pacientes de mediana edad que están infectados con «síntomas leves» y que atendemos en la consulta telefónica. Los más mayores son los que más requieren visitas en su domicilio, están muy asustados y no quieren salir de sus casas.
3- ¿Realizáis atención en los domicilios?
Sí realizamos visitas en el domicilio. Como decía, sobre todo a los pacientes más mayores. Muchos de ellos requieren seguimiento domiciliario por enfermería para control de sintrom, curas, etc. Otros consultan por síntomas respiratorios o no respiratorios que hayan surgido. Además, también llevamos a aquellos pacientes paliativos no complicados que requieren acompañamiento en el final de sus días o control sintomático, precisando en ocasiones la sedación paliativa.
4- ¿Se ha reforzado la plantilla? o se está derivando a compañeros a otros centros?
No se ha reforzado la plantilla. Tenemos varios compañeros de baja por síntomas compatibles con infección por coronavirus, unos con prueba positiva y otros pendientes de realizarla.
Las bajas de estos profesionales no se están cubriendo con suplentes, somos los propios compañeros los que estamos doblando turnos para sacar el trabajo adelante.
Además, se están mandando cada vez a más profesionales de Atención Primaria a IFEMA, con lo que la plantilla queda cada vez más menguada.
5- ¿Consideras que falta material de protección? ¿Como os organizáis con los EPIs?
En cuanto a los EPIs, dentro del centro, sólo los usa el profesional que pasa la consulta de síntomas respiratorios. Éste se pone el equipo al empezar el turno y no se lo quita hasta finalizarlo. No puede salir de la consulta durante toda la jornada de trabajo para no contaminar nada con él.
El EPI consiste en una bata (a veces hay impermeables que son las indicadas, pero otras no, y las usamos porosas), una mascarilla de protección FPP2 o FPP3 (esta mascarilla protege a la persona que la lleva); unos guantes y unas gafas antisalpicaduras.
El resto de profesionales del centro simplemente usan guantes y mascarilla quirúrgica que se ponen al empezar la jornada y se quitan al salir (esta mascarilla no protege al profesional, sino a las personas que están a su alrededor, evitan la propagación de secreciones de la persona que la lleva puesta).
En los domicilios, sólo se usa EPI en aquellos en los que se sospeche que puede haber coronavirus. Lo solemos llevar en el maletín y nos lo ponemos en el portal de la casa antes de entrar y nos lo quitamos en la puerta al salir.
Hay que tener mucho cuidado porque nos podemos llevar sorpresas: por ejemplo, la semana pasada estuve en casa de un señor que consultaba por mareo (motivo de consulta “no sospechoso de coronavirus” por lo que no me puse el EPI), pero, que tras la valoración, me comentó que la semana previa había estado con un poco de fiebre y tos… A los pocos días me enteré de que estaba ingresado por neumonía bilateral por coronavirus. Intentamos ser muy cuidadosos con los EPIs porque tenemos muy pocos y nos los van renovando con cuentagotas.
6-¿El comité de Seguridad y Salud ha inspeccionado o ha tomado nota de las carencias de material y normas específicas de prevención de riesgos laborales para el personal de los centros? ¿han hecho informes escritos de la situación de riesgos laborales? ¿Han aparecido por el centro lo delegados de prevención? ¿Han hecho tests al personal?
Los servicios de prevención de riesgos laborales (SPRL) están colapsados. Muchas veces ni responden al teléfono. Van cambiando constantemente los protocolos. Hemos pasado desde realizar pruebas a los profesionales con síntomas en su domicilio por el SUMMA 112, a derivarles a su propio centro para que recoja la muestra algún compañero, a lo último que está vigente, que es que los profesionales con síntomas se desplacen a la Gerencia de Atención Primaria que está situada en el barrio de Peñagrande (distrito de Fuencarral-El Pardo) para realizar allí la prueba. Quien no tenga coche para llegar se tiene que dar un buen paseo por Madrid, saltándose el aislamiento, con el riesgo de contagio que conlleva. Para más inri, los resultados de la prueba están tardando en salir aproximadamente una semana, lo cual, en caso de ser negativo, prolonga innecesariamente el tiempo de baja del trabajador.
Sólo se hacen pruebas si el profesional presenta síntomas. A pesar de la simpatía que me produce Fernando Simón, tengo que aclarar que aquello que dice de “cuando hay un personal sanitario afectado, todos los profesionales que hay a su alrededor son testados y se identifica a los que son positivos”, es completamente falso.
7-¿Cuál era la situación de la Atención Primaria antes de la crisis?
La Atención Primaria tampoco estaba pasando por un buen momento antes de esta crisis del COVID-19. Los problemas principales eran (y siguen siendo) la precariedad laboral, con la consiguiente dificultad para encontrar suplentes, principalmente por las malas condiciones laborales que se les ofrecen, la burocratización de la consulta (problemas no resueltos en atención hospitalaria, gestión de procesos de incapacidad temporal, justificantes de asistencia, etc.), la sobrecarga asistencial, pudiendo un profesional atender a decenas y decenas de pacientes en un día, sobre todo en las épocas de mayor demanda o de disminución de personal, y la penosidad de los turnos de trabajo, con importantes dificultades para la conciliación familiar. En relación con este último aspecto, llegó a iniciarse un proyecto piloto que implicaba el fin de la jornada laboral de la mayoría de sus profesionales a media tarde, quedando los centros de salud abiertos hasta las 21 horas sólo para atender urgencias. Dicho proyecto se encuentra aparcado desde hace meses.
8- ¿Qué opinas del modelo del IFEMA, nutrido con médicos de los centros de salud, y hospitales?
Hasta ahora, los que han ido a IFEMA son voluntarios, excepto los EIR y MIR (residentes de enfermería y medicina) que han tenido que ir de forma obligada; pero, ya nos han avisado, que según vayan necesitando a más gente, tendremos que ir de forma forzosa.
Entiendo que sea necesario crear un hospital en IFEMA para descargar al resto de hospitales de Madrid y entiendo que necesiten personal sanitario, pero lo que no puedo entender es por qué ese personal tiene que salir necesariamente de Atención Primaria.
Si desmantelan la Atención Primaria y los centros de salud, ¿quién va a realizar la labor de contención, cribado y seguimiento de pacientes infectados que estamos haciendo hasta ahora? Recordemos que el grueso de los pacientes infectados tiene síntomas leves y no están ingresados en planta, ni en la UCI, ni en IFEMA; están en su casa, y somos nosotros, los médicos y los enfermeros de primaria, los que estamos junto a ellos, les atendemos y tranquilizamos. Con ello también evitamos que acudan asustados y desesperados masivamente a las urgencias de los hospitales.
Considero que la forma de atajar la pandemia a la que nos enfrentamos pasa por aumentar la detección precoz, el aislamiento de los casos y la cuarentena de los contactos, seguimiento de complicaciones y derivación de los casos más graves. El nivel asistencial que actualmente realiza todo esto es sin duda la Atención Primaria.
Además, no podemos olvidar que hay otras patologías no coronavirus que hay que seguir atendiendo.
No sé de dónde pueden sacar al personal para IFEMA, pero desde luego sí tengo muy claro que ¡no lo pueden sacar de Atención Primaria!
Nosotros no podemos derivar a IFEMA. Se mandan desde la urgencia hospitalaria.
9- Hay quejas de que los teléfonos están faltos de personal que atienda, ¿consideráis necesario nuevas contrataciones de personal para atenderlos?
De momento, en el centro de salud donde yo trabajo, realizamos todas las llamadas que los pacientes solicitan y todas las programadas en el seguimiento. Ni un día nos hemos dejado una llamada sin hacer. Esto, por supuesto, puede cambiar en el momento en el que falte más personal y seamos incapaces de asumir la carga asistencial, como me consta que ya está sucediendo en otros lugares con más profesionales de baja o desplazados a IFEMA.
10- Siendo la atención primaria la puerta de acceso privilegiada a nuestro sistema sanitario, ¿cómo se atiende a los ciudadanos de los barrios en los que se han cerrado los centros de salud?
La idea de «los de arriba» es reagrupar los centros de salud según se vayan quedando sin personal, cerrar unos y dejar otros abiertos. Esta medida entorpece el acceso de los pacientes a su centro de salud, obligándoles a desplazarse a otro más alejado y desconocido, precisando en ocasiones la utilización del transporte público, lo cual va en contra del aislamiento en el que tanto insistimos. Aquellos pacientes que no puedan desplazarse largas distancias, como es el caso de los más mayores, requerirán atención en el domicilio, lo cual saturará aún más el sistema, con el problema de movilidad añadido que también afectará al personal que tenga que acudir a la casa del paciente.
LICENCIADA ESPECIALISTA EN MEDICINA INTERNA TRABAJADORA EN UN HOSPITAL DEL SUR DE MADRID
1- Desde el comienzo de la crisis, ¿cómo ha cambiado vuestra forma de trabajo?
Yo tengo un contrato de guardias lo que implicaba que trabajaba días sueltos. Desde el momento en que empezaron a aumentar los casos ingresados, cambiamos la forma de trabajar, se decidió que íbamos a trabajar de lunes a domingo de forma ininterrumpida. En mi caso trabajo todas las tardes y en ocasiones también durante la noche de guardia (17 a 24 horas). En los días de guardia descanso las 24 horas siguientes, el resto de los días de la semana, trabajo de seguido. El hospital ha pasado a depender prácticamente por completo de Medicina Interna absorbiendo parte de los médicos de otros servicios médicos. Por las mañanas la organización ha pasado a equipos de internistas más especialistas y titulados en medicina sin especialidad. Por la tarde y por la noche hemos doblado el número de personas que estamos habitualmente con apoyo de los especialistas que también hacen turnos con nosotros.
2- ¿En cuánto ha aumentado el volumen de camas que lleváis cada internista?
En el caso de mi hospital, el volumen de pacientes ingresados a cargo del servicio ha aumentado aproximadamente un 250%. El incremento de personal ha ido progresivamente adaptándose, inicialmente pasamos unos días en el que la ratio médico-paciente era mucho mayor, lo que implicaba pasar las guardias con una importante carga asistencial y sin descanso, con el mayor número de errores que eso conlleva. Creo que hemos ido por detrás a la hora de adaptarnos a la necesidad creciente de personal, pero tras haber pasado estos primeros 15 días de crisis, hemos conseguido una cantidad de médicos suficiente, llegando a una carga similar a la que podemos tener cada médico en los meses de epidemia de gripe (habitualmente es la época del año con mayor carga de trabajo).
3- ¿Crees que los pacientes están recibiendo el tratamiento óptimo?
En cuanto a los fármacos es algo controvertido, uno de los problemas es que no sabemos realmente la eficacia de los tratamientos que estamos usando. Hemos realizado protocolos en los que intentamos homogeneizar los tratamientos que se administran, intentando utilizar los menos perniciosos posibles y que puedan tener un beneficio. Estos protocolos han ido cambiando en función de las diferentes evidencias que nos han ido llegando, pero sí es cierto que todos los tratamientos han ido desabasteciéndose algunos días y ha habido que esperar a que se repusiesen. Algunos de los más caros, como el tocilizumab, ha tenido que ser racionado dada su escasez, y se intenta administrar a los pacientes en los que pueda resultar más útil. Pero, insisto, todo esto es complicado, son tratamientos que damos con intención de mejorar el pronóstico del paciente, sin saber si realmente aportan un beneficio o si sólo provocan efectos secundarios en un paciente ya grave por la infección.
También echamos en falta por parte de las autoridades de salud, un protocolo de manejo de los pacientes, desde el inicio de la crisis se nos ha facilitado un único protocolo sobre manejo clínico que sólo se ha actualizado una vez, mientras que el protocolo de tratamiento del hospital lo hemos ido actualizando prácticamente todas las semanas.
A mi parecer, un problema más importante que el de los tratamientos, es el de las UCI. Al tratarse de una enfermedad respiratoria, la medida más importante para mejorar la supervivencia es el soporte ventilatorio, es decir «los respiradores». En mi hospital la UCI ha tenido que aumentar en más de 3 veces su tamaño y aún así no es capaz de asumir todos los pacientes, pacientes que en otras circunstancias e incluso con mal pronóstico habrían ingresado en una UCI. Esto significa que los médicos y la enfermería encargados de la hospitalización en planta, hemos de hacernos cargo de pacientes graves sin poder darles el soporte respiratorio adecuado y sin la vigilancia necesaria. Además de estos pacientes más graves, tenemos que atender a todos los demás. Una de las características de la UCI es la menor ratio de pacientes por médico y enfermera y esos cuidados no se pueden proporcionar adecuadamente en una planta de hospitalización.
4- ¿Crees que la falta de recursos se está cebando con los pacientes mayores?
Creo que esta crisis ha repercutido en los pacientes mayores en varios aspectos. Por una parte, el tener que repartir los recursos ha hecho que administremos los más escasos a aquellos pacientes con mejor pronóstico y mayor probabilidad de superar la enfermedad, dejando fuera a los pacientes más mayores. Por otro lado, la falta de camas hace que se eviten ingresos de pacientes ancianos con una mala situación clínica y mal pronóstico, dado que el hospital no aporta tratamientos diferentes a los que se pueden suministrar en una residencia. Pero es cierto que muchos de estos pacientes, en otras circunstancias, son hospitalizados.
5- ¿Tras la apertura del IFEMA habéis aliviado el volumen de pacientes?
La apertura de IFEMA ha ayudado algo a aliviar las urgencias saturadas de pacientes a la espera de cama de hospitalización, creo que algo ha podido estabilizar la cantidad de ingresos que teníamos al día, pero, al menos subjetivamente, el cambio no ha sido muy llamativo.
6- ¿Disponéis de suficiente material de protección? ¿cómo os organizáis con los EPIs?
El uso del material de protección se ha ido restringiendo desde el inicio de esta crisis, con el aumento de casos. Hemos tenido que alargar el uso de mascarillas y gafas: dentro de la misma unidad reutilizamos a lo largo del turno las batas impermeables, lo que es algo diferente a lo que indica el protocolo y de lo que hacíamos anteriormente con pacientes aislados por otras infecciones, en los que desechábamos las batas después de valorar a un paciente. Esto hace que aumente el riesgo de contaminarnos; pero, en general, mi percepción es que no me ha faltado material con el que protegerme adecuadamente a la hora de valorar a un paciente.
7- ¿El comité de Seguridad y Salud ha inspeccionado o ha tomado nota de las carencias de material y normas específicas de prevención de riesgos laborales para el personal? ¿Han hecho informes escritos de la situación de riesgos laborales? ¿Han aparecido los delegados de prevención?
Desde el inicio de la crisis no he recibido información a este respecto, ni he visto informes, ni me ha llegado que se estuviese evaluando esta situación por parte del comité de seguridad de salud.
LICENCIADA ESPECIALISTA EN MEDICINA INTERNA TRABAJADORA EN UN HOSPITAL DEL SUR DE MADRID
1-Desde el comienzo de la crisis, ¿cómo ha cambiado vuestra forma de trabajo?
Por completo. Mi hospital se ha disuelto, no existen servicios, todos los facultativos Independientemente de la especialidad están viendo infectados por COVID. Las unidades están lideradas generalmente por Internistas y los equipos se componen por especialistas variopintos: tanto clínicos como un Neumólogo, como alguien tan contrario como un Dermatólogo. El horario suele ser el habitual de 8 a 3h, si bien las jornadas son especialmente maratonianas y estamos cubriendo tardes, lo que supone aumentar los turnos. Por otro lado, se han duplicado los puestos de guardia por lo que tenemos que hacer más guardias comparando con otros meses. Además, como las bajas médicas de los compañeros son una constante, siempre hay nuevos turnos o guardias que cubrir con poco margen de maniobra. En suma, cuantos más turnos y guardias menos descanso.
2- ¿En cuánto ha aumentado el volumen de camas que lleváis cada internista?
En nuestro caso, aunque la capacidad del hospital está casi al 300%, como todos los facultativos del hospital están prácticamente en exclusividad para los pacientes COVID hospitalizados, el número total no es muy diferente al habitual. La complejidad reside en una suma de otros factores como: cumplir el aislamiento de los pacientes; cuadrar los turnos de mañana, con tardes, con guardias y con bajas; enseñar a otros compañeros que no están habituados al trabajo de la hospitalización médica.
3- ¿Disponéis de suficiente material de protección?
No. En el caso de los facultativos nos están racionando los EPIs de forma que pasamos a todos los pacientes, pero distribuidos de una forma diferente a nuestra organización habitual. Si yo soy responsable de 7 pacientes y otro compañero de otros 7, cada día pasa uno a los 14 y el contrario desde la puerta va anotando las evoluciones dado que a la habitación no se puede pasar con material. La finalidad es optimizar el uso de los mismos, dada la falta de stock. El personal de enfermería y auxiliares siempre entra más de una vez al día a una habitación (analíticas, reparto de medicación, aseo, comidas…) y con estas actividades suelen mantener un contacto físico más estrecho con los pacientes.
4- ¿Han hecho test al personal?
Si un profesional considera que tiene síntomas (desde fiebre hasta dolores musculares) consulta con Salud Laboral y se les aplica el protocolo.
5- ¿Crees que se está velando lo suficiente por la salud de los trabajadores del hospital?
Creo que sí. Hay material, aunque cada día es una versión diferente del EPI. Los compañeros del Sº de Psiquiatría y los Psicólogos están dando sesiones de relajación y sé que están accesibles por si necesitamos apoyo específico.