La traición de Edmundo González
La decisión del excandidato presidencial González Urrutia de abandonar el país de manera voluntaria ha dejado a la oposición golpista venezolana sin cartas para jugar en el corto plazo. Sin el actor principal de los planes imperiales de toma del poder mediante un plan cuidadosamente organizado desde los Estados Unidos, la comedia no se sostiene ni un minuto más. A estas alturas de la película, pensar en cambiar de protagonista estrella sin que la elegida, María Corina Machado, se haya siquiera presentado a las eleciones presidenciales venezolanas, se antoja muy complicado. Un golpe de estado mediático necesita de al menos un poco de apariencia de legitimidad para engañar a la opinión pública y para no dejar en evidencia o incluso en ridículo a sus promotores y eso con Corina es imposible por mucho de que suya sea la mano que mece la cuna en todo este tinglado.
Pero es aún peor. No sabemos que hará en el futuro el “inmundo” González, que es como se le conoce en Venezuela al huido, pero sí existen indicios que apuntan a cuál será su papel en Madrid, la mayami española. El excandidato se fue dando un portazo, prácticamente en secreto y abjurando de la famosa web en la que se publicaron las falsas actas que, para el imperio y sus crédulos tragacionistas, probaban que él era quien había ganado las elecciones. Cuando han salido a la luz la enorme cantidad de actas manipuladas, falsas, imposibles, con los QRs de seguridad que apuntaban a Estados Unidos, el principal beneficiario de las mismas, tras haberlas bendecido en primer instancia de manera pública y notoria, el mismísimo González tuvo que desconocerlas para no añadir más problemas legales por los que estaba siendo requerido por la justicia venezolana y frente a los que se declaró en rebeldía.
Tuvo la oportunidad de oro para defender la validez de sus actas y reafirmarse en su supuesta victoria ante la autoridad electoral y la opinión pública internacional, pero se negó a hacerlo, ya que sabía que el fraude que cocinaron con la Casa Blanca no resistía un mínimo análisis pericial. Las exiguas y tristes manifestaciones que consiguió armar la oposición, que contrastan con las enormes marchas del oficialismo bolivariano, le presagiaron el futuro: la cohesión entre el gobierno, el ejército y el pueblo venezolano es y será inquebrantable, la unión cívico militar policial está más que rodada y engrasada.
Hay todavía más. Para huir del país y bajar el telón, el inmundo ha negociado directamente con el gobierno venezolano y sus instituciones, las mismas a las que decía desconocer. No le ha quedado otra. Pero todo indica que este supuesto abuelito centrista, conciliador y bondadoso ya no tiene ganas de seguir jugando a desestabilizar Venezuela para que sea robada a placer por los Estados Unidos y sus compinches. Cuando la cámara baja del Estado español votó (!!) a favor de reconocer a González Urrutia como segundo presidente del régimen de Narnia, tampoco estuvo presente. Debía haber sido un momento estelar para él, que seguramente podría abrir las puertas a nuevos reconocimientos europeos, pero prefirió enviar a su hija en representación suya. Game over.
Quizá para que siga recibiendo apoyo económico de la gusanera para asegurarse su retiro de oro en el Barrio de Salamanca le obliguen a continuar la función un tiempito más, pero no parece ese ser el sentido de las letras de despedida que escribió González
al marchar de Caracas para Europa. ¿Por qué retiro de oro? Es de sobra conocido que este barrio acomodado del centro de Madrid es el preferido por la ultraderecha golpista y terrorista para establecerse. Más de 7.000 viviendas, especialmente las de mas valor, han sido compradas por la oligarquía pitiyankee caraqueña tras la comisión de crímenes en su propio país. Según un estudio de Redpiso, el precio medio que pagaban los venezolanos por la adquisición de los inmuebles era de 565.000 euros por un departamento de 120 metros cuadrados en los distritos más acomodados de la capital como el mencionado barrio de Salamanca. Entre 2007 y 2018, el 50% de los pisos que se vendieron en Madrid de más de un millón de euros acabaron en manos de venezolanos, algo que no se podría permitir ni el 1% de la población española. ¿Curioso, verdad?
A enemigo que huye, puente de plata, eso es lo que debió pensar Maduro cuando le comunicaron las intenciones de Edmundo González. Su contrincante le ha despejado el camino hacia el nuevo mandato a iniciar el próximo 10 de enero y ha dejado a sus correligionarios derrotados y en estado de shock. Algo parecido le ha sucedido a la derecha española, dividida y a la gresca entre los que demandaban otorgar asilo al inmundo y los que preferían que se quedara en Venezuela para dirigir los siguientes pasos en la estrategia de desestabilización made in USA.
Resta por conocer qué serán capaces de inventar en Estados Unidos para evitar que Venezuela forme parte integrante de los BRICS y pongan a salvo del Comando Sur sus preciados recursos naturales para preservarlos y tenerlos prestos al servicio de la República Bolivariana y su heroico pueblo. Pero no cabe duda de que la penúltima estrategia golpista de la oposición manejada desde el exterior ha recibido duro mazazo del que tardarán mucho tiempo en recuperarse, si es que lo hace algún día.