«No hay energía para manener el crecimiento económico, nuestra civilización puede colapsar»
“No es posible conseguir mediante reformas que se convierta en amigo de la Tierra un sistema cuya dinámica esencial es la depredación creciente e irreversible. Por eso, lo razonablemente reformista es, también en esto, irracional”.
Manuel Sacristán Luzón. Comunicación a las jornadas de Ecología y Política. Mayo de 1979.
Como un adicto a la heroína incapaz de abandonar la sustancia que va a acabar con su vida, más temprano que tarde, e incluso de admitir que es su consumo el que lo conducirá a este catastrófico final. Con ese grado de obnubilación irracional funciona nuestra civilización, encerrada en la espiral destructiva de un sistema económico y social –el capitalismo– que tiene la necesidad de crecer indefinidamente, en un planeta cuyos recursos naturales y capacidad para asimilar los efectos de dicho crecimiento son inevitablemente finitos.
La ideología dominante necesaria para la reproducción de esta formación socioeconómica se esfuerza por hacernos creer que podríamos alcanzar un crecimiento o desarrollo «sostenible» gracias, simplemente, a “los avances de la ciencia”. En los últimos tiempos, junto a los lavados de cara del sistema con la instrumentalización de adolescentes de rostro angelical, avanza en este sentido el proyecto de poner en marcha una suerte de «Green Deal» – que sin duda proporcionaría pingües beneficios a una minoría – con el que se promete garantizar la continuidad del crecimiento económico, ahora presuntamente «verde» y sin las catastróficas consecuencias generadas por el mismo en forma de crisis medioambiental.
En esta misma línea, los partidos políticos institucionales que pretenden representar a la «izquierda» prometen también paliar las inequidades del capitalismo, con medidas económicas de corte keynesiano o neokeynesiano que permitan seguir «creciendo» – que garanticen, en realidad, la acumulación del Capital -, para luego repartir algunas migajas de «bienestar» entre «los de abajo».
«LA FIESTA» SE ACABA: SIN FUENTES DE ENERGÍA PARA SOSTENER EL CRECIMIENTO
Las razones por las que no es realista esperar que estas promesas de refundar el capitalismo, ahora con “rostro verde”, puedan responder a tales expectativas son múltiples, y la exposición de las mismas excedería con mucho los límites de este breve artículo. Una de las principales, sin embargo, la explica y fundamenta con datos irrefutables -en el recomendable vídeo adjunto a estas líneas (*) – el físico, matemático e investigador del Institut de Ciències del Mar del CSIC, Antonio Turiel.
Las fuentes de energía que han permitido crecer a la economía mundial de forma exponencial en el último siglo están llegando a su máximo de producción, al que seguirá un continuado declive, y ninguna otra fuente de energía renovable será capaz de sostener este crecimiento.
Las fuentes de energía renovable – aclara Turiel – “podrían proporcionar, en el mejor de los casos, un 30% de la energía que se consume en el planeta en la actualidad«.
Una cantidad que sería suficiente para garantizar una vida digna a toda la población mundial, pero extraordinariamente alejada de lo que requiere el sostenimiento de la sociedad capitalista, en la que la escasez genera, inevitablemente, desempleo, acaparamiento, hambrunas y guerras de conquista por los recursos limitados.
En cuanto a la promesa, también recurrente, sobre lo que nos podrían ofrecer otras fuentes de energía, como la nuclear, el científico del CSIC también es contundente:
«Ninguna de estas opciones va a resolver la situación –advierte Turiel – porque cualquier sistema basado en ellas tardaría en desarrollarse 30, 40 ó 50 años y el problema lo tenemos ahora. No podemos esperar una solución milagrosa».
¿DECRECIMIENTO CAPITALISTA?: UNA CONTRADICIÓN EN LOS TÉRMINOS
Ante el panorama de los terribles conflictos que puede generar en un futuro inminente la disminución continuada de la energía disponible, Turiel advierte sobre la encrucijada vital en la que se encuentra nuestra civilización:
«Si no tomamos las decisiones adecuadas, podríamos ser una más de las civilizaciones que han colapsado a lo largo de la Historia, si bien sería la primera de ámbito global».
«Hoy – continúa el científico- tenemos todo el conocimiento científico y la tecnología necesarias para proporcionar condiciones de vida muy buenas a todos los habitantes del planeta, consumiendo muchísima menos energía, pero para eso habría que cambiar el sistema económico y social»
«Ninguna tecnología – añade – nos sacará del atolladero en el que nos hemos metido. Lo que hay que hacer es conseguir un sistema económico y social que no requiera del crecimiento infinito, en un planeta finito».
Pese a la estimable capacidad que demuestra para apuntar a la raíz del problema -aun cuando ésta se sitúa más allá del ámbito de sus objetos de estudio como científico natural- Turiel yerra el tiro al confiar en que sí nos podrían «sacar del atolladero», los grandes accionistas de las multinacionales que se lucran con este sistema o los gobiernos que representan los intereses de la oligarquía mundial.
«La ciencia y la tecnología nos van a ayudar, nos darán los medios, que realmente ya están ahí, para hacer lo que necesitamos hacer, pero en última instancia el problema que debemos resolver, no es científico, ni tecnológico, es un problema social. Los ciudadanos tienen que abordar este cambio, sí, pero sobre todo tiene que ser abordado por los gobierno y por las grandes empresas»
El problema, habría que puntualizar al científico, es efectivamente social pero, más especificamente, político. Y, para ser exactos, de la política revolucionaria que no ha perdido la perspectiva realista, y tiene claro que la disyuntiva sigue siendo hoy, muchísimo más que nunca y con el factor del tiempo en contra de la humanidad, la de “socialismo o barbarie”.
Fuente: http://canarias-semanal.org/art/26883/no-hay-energia-para-mantener-el-crecimiento-economico-nuestra-civilizacion-puede-colapsar-video