COESPE •  Opinión •  17/03/2025

Denuncia del impacto del aumento del gasto militar

¡A las armas! Esta es la consigna que lanzan con determinación, incluso con premura, las instituciones y los gobiernos europeos, tanto de derecha como de izquierda. El aumento del gasto en «defensa», un eufemismo conveniente, se ha convertido en una prioridad inaplazable según sus discursos. La supuesta debilidad militar de Europa es utilizada como argumento para justificar esta creciente inversión en armamento.

El gasto militar de España en 2024 se ha establecido en 19.723 millones de euros, lo que representa un incremento de 8.483 millones de euros en cuatro años (un 75,5%), alcanzando el 1,28% del PIB. Pedro Sánchez ha anunciado que «harán un esfuerzo» para alcanzar el 2% del PIB antes de la fecha fijada. Esto implicaría un aumento de más de 11.000 millones de euros en los próximos años, algo que, según el gobierno, podría lograrse sin nuevos presupuestos.

Se plantea incluso la posibilidad de elevar esta cifra al 3,3% del PIB en un futuro, igualando el porcentaje que Estados Unidos destina a su industria militar. Surge entonces una pregunta evidente: ¿De dónde saldrán los fondos para financiar este aumento, que se ha convertido en una pieza clave de la agenda europea?

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha sido el único en hablar con claridad sobre el origen de estos fondos:

«Los ciudadanos de los Estados miembros de la OTAN deben aceptar hacer sacrificios, como recortes en sus pensiones, sanidad y sistemas de seguridad, para aumentar el gasto en defensa y garantizar la seguridad a largo plazo en Europa».

Ante esta situación, planteamos:

  • ¿Queremos y necesitamos más armamento a costa de las pensiones públicas, sanidad, educación y servicios sociales cada vez más deteriorados?
  • ¿En qué programa electoral se especificaba que nuestros impuestos debían destinarse a financiar conflictos en los que muere la clase trabajadora?
  • ¿Seguiremos ignorando los genocidios en Ucrania, Palestina, Congo, Yemen, entre otros, perpetrados con armamento fabricados por las potencias imperialistas?
  • ¿Son dignos de representarnos gobernantes que apuestan por la guerra y la muerte?

Es hora de dejar de ser corderos ante las mentiras de gobernantes, medios de comunicación y el Complejo Militar Industrial. Nuestros verdaderos enemigos no son los pueblos de otros países, del mismo modo que nuestro pueblo no es enemigo de ningún otro. Somos seres humanos y exigimos respeto, dignidad, solidaridad y derechos para vivir con dignidad.

Si los señores y señoras imperialistas de la guerra en Europa, Estados Unidos, Rusia y otros países se consideran enemigos irreconciliables, hay que obligarles con la movilización de la clase obrera a que se imponga el alto al fuego y se busquen los medios diplomáticos para acabar con las matanzas, pero no con la sangre de nuestras hijas, hijos, nietas y nietos. Ellas/os jamás irán a la primera línea de batalla; solo buscan que los pueblos se desangren en su nombre.

Voces ultra patrióticas, como en Francia, EE. UU., Rusia y Reino Unido, ya alardean de su armamento nuclear. No solo amenazan a un país en particular, sino a toda la humanidad y a la vida en el planeta. Estudios científicos han demostrado que el uso de armas nucleares podría destruir por completo las condiciones necesarias para la vida en la Tierra.

Más armas significan peores hospitales, peores escuelas y menos recursos para servicios sociales, dependencia y pensiones. Y no lo dudemos: si se fabrican más armas, se usarán. No permanecerán almacenadas deteriorándose; serán empleadas, como ha ocurrido con todas las armas fabricadas antes, bajo la misma mentira de siempre: «necesitamos armarnos para garantizar la seguridad».

Hacemos un llamado a la insumisión contra la economía de guerra y el armamentismo imperialista. Debemos salir a las calles, como lo hicimos en 2003 con la manifestación global «No a la guerra», de la clase obrera, con todas las organizaciones de izquierdas, partidos y sindicatos, que demostró que los gobernantes se equivocaban, veintidós años después, siguen en el mismo error, si no se tiene memoria se incurre en los mismos errores.

En la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones (COESPE) lo decimos alto y claro:

¡¡Vuestras guerras, no con nuestros impuestos ni con nuestros muertos!!
¡¡Malditas sean todas las guerras y malditos los gobernantes que las incitan!!
¡¡No a las guerras!!
Gobierne quien gobierne, los servicios públicos, los derechos y las pensiones públicas se defienden.

Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones 17 de marzo de 2025.


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