Guerra naziotanista: vienen contra Rusia, como yo no soy ruso guardo silencio
Dieron un golpe de Estado, bombardearon Donest y Lugansk, quemaron la sede de los sindicatos y quemaron a los sindicalistas, prohibieron a los comunistas y a todos los partidos que no eran nazis, prohibieron el ruso y persiguieron a la gente común, rompieron los Acuerdos I y II de Minsk, Zelinevsky declaró que Ucrania se disponía a almacenar armas atómicas, prepararon ejércitos nazis con instructores de la OTAN, entraron comandos de las SAS inglesa y los boinas de EEUU y ya tenían prevista la invasión de las Repúblicas Populares para acometer luego contra Rusia. La crisis imperialista les conducía a la imposición de lo que llamaron el “nuevo orden” capitalista, “el gran reinicio”, tenían que acabar con el posible opositor al propósito de nueva dominación que acompaña a la guerra planeada. Cargados de armas por EEUU-Inglaterra y Europa, los que en su crisis anterior habían financiado a los nazis, los habían preparado de nuevo, antes para derrotar al Estado obrero, ahora para recuperar el capitalismo necesitan derrotar a la potencia que le hace sombra, y eso requiere dividir, desgastar, derrotar a Rusia. Rusia estaba enterada del día y la hora, y decidió la acción defensiva antinazi. ¿Recuerdan aquello de “Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, ya que no era comunista. Cuando encarcelaron a los … Ahora vienen a por mi y no queda nadie que me pueda defender”. La prensa monopolista, las corporaciones capitalistas acompañan callando, censurando o falsificando la Historia. Les muestro una escena trágico-socarrona mientras se nos informa de lo que el mando imperial calla. Una parte del fracaso del imperio sería que nadie crea a los falsimedia, que la batalla por el dominio psicológico para empujar a la guerra la pierdan, que los pueblos del mundo retomen la Historia como fue y no digan después “como yo no era ruso, guarde silencio”.
No ha entendido la Nulan qué hace Biden, Biden se duerme en el atril con una mano en el micrófono, y ella le mira desconcertada porque la espera de recibir órdenes se alarga. Entonces se decide, acerca su micrófono y con voz moderada para no dar la impresión de improvisación y no despertar al durmiente, decide leer la nota del embajador ruso en Washington, señor Anatoly Antonov: Hacemos un llamado a EEUU para que ponga fin de inmediato a las acciones ilegales en la esfera biomilitar, (entonces pone cara de asombro, parpadea, se ve que no sabe lo que lee, pero continúa, ahora más despacio y como si subrayase), incluso en los estados postsoviéticos, y que deje de obstruir los esfuerzos de la comunidad internacional para fortalecer el régimen de la Convención de Armas Biológicas (CABT) (entonces levanta los ojos y vuelve a bajarlos mientras alza la mano como si dijese: es lógico. Sigue su lectura en voz alta con el micrófono delante). Es hora de que Washington acelere el momento de la destrucción de sus arsenales de armas químicas. Le recordamos a EEUU que sigue siendo la única parte de la Convención sobre Armas Químicas que aún no ha cumplido con sus obligaciones internacionales.
Se detiene y mira al frente con los ojos como hogazas de pan mientras entre abre la boca y se ve que parece que le falta el aire. A su lado estaba Jen Pesaki, que miraba antes disimuladamente a Biden dar cabezadas contra su micrófono, pero cuando ve el estado hipnótico de la Nulan decide pasar a la acción y le coge, con cuidado, el papel, para seguir la lectura ante su micrófono, (voz de Jen Petaki): Moscu pronto enviará documentos a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas en prevención del peligro de provocaciones con dichas armas en Ucrania. Los mercenarios ucronazis han sido frenados en una provocación en un reactor nuclear experimental en Jarkov. Petaki se muestra desconcertado, se pregunta en voz alta ante el micrófono: ¿Qué es esto?, ¿qué me has colado, Nulan? Y mira a Nulan, que sigue catatónica, la mira con odio, y se revuelve y estira el brazo hacia atrás con el papel echo una bola, igual que si le fuese a tirar una piedra.
Entonces, por el micrófono de Biden, mientras alza un palmo la cabeza para caérsele de nuevo, se escuchó un ronquido que estremeció a los presentes, diríase que sonó igual que un larrrrrrgo rebuzzzzzzno. La plana mayor periodística metieron sus testas entre los hombros y cerraron los ojos, y así se quedaron; siguieron inmóviles y en silencio, un minuto, una hora, un día, toda la guerra, hasta que EEUU-OTAN fue derrotado, … entonces, como si los hubiese espantado una ducha de agua fría salieron despavoridos dando gritos por los pasillos y las escaleras de la Casa Blanca hasta la calle. Pero la calle estaba vacía, nadie se enteró de su alboroto, y entre ellos se justificaban y volvieron a mentir.
Recuerde aquel poema Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, ya que yo no era comunista. Cuando encarcelaron … Cuando vinieron a buscarme, no había nadie que pudiera protestar.
¿Usted lo imagina? Contra la persecución del conocimiento que lleva a cabo el naziotanismo, hoy les invito a leer un pequeño libro: Reportaje al pie de la horca, su autor es Julius Fucik, nació el 23 de enero de 1903. Tras estudiar filosofía, en 1921 ingresó en el partido comunista e inició su labor de crítico literario y teatral. En los años de ocupación de Checoslovaquia por Hitler, publicó bajo seudónimo ensayos sobre las figuras más representativas de la cultura democrática checoslovaca, siendo detenido en abril de 1942 por la Gestapo, en el verano de 1943 trasladado a Berlín y aquí ejecutado el 8 de septiembre de 1943. Su Reportaje al pie de la horca, sacado hoja a hoja de la cárcel y publicado en 1945, adquirió gran resonancia mundial y fue traducido a ochenta idiomas. En 1950, a título póstumo, Fucik recibió el Premio Internacional de la Paz.