La misa de la vergüenza y la sangre
Dámaso Arteaga, concejal de Coalición Canaria por Santa Cruz de Tenerife, responsable del Área de Bienestar Comunitario y Servicios Públicos, asistió el pasado jueves 16 de junio a la misa-homenaje al criminal fascista de lesa humanidad, Francisco García Escámez, organizada por la derechista y nostálgica, Fundación Marqués de Somosierra, donde se alabó la figura de este militar genocida, el mismo que asesinó a miles de republicanos y ordenó a sus sanguinarios soldados moros, legionarios, requetés y falangistas, la salvaje violación indiscriminada de mujeres, los fusilamientos de los habitantes de pueblos enteros, en el mortal avance de sus tropas desde Pamplona hasta Madrid.
El ínclito edil de la derecha casposa nacional canaria tras ser denunciado por los grupos de izquierdas en la oposición alegó con cara de “yo no fui” que estaba muy sorprendido de que se le acuse de asistir a esa vergonzosa ceremonia religiosa “en la que cantaron los niños del coro”, según dijo a los medios de comunicación, faltando gravemente el respeto con su pusilánime acción a las familias de las víctimas de más de cinco mil canarios asesinados por el franquismo a partir del golpe de estado de 1936, al casi medio millón de personas exterminadas en todo el estado español por personajes tan siniestros como el terrorista de estado, General García Escámez.
No es casualidad que miembros de este partido insularista participen en este tipo de homenajes a criminales franquistas, Coalición Canaria es el “PP de Tenerife”, uno de sus miembros más destacados, antiguo diputado Luis Mardones, fue gobernador civil cuando la policía asesinó al estudiante grancanario, Javier Quesada, el 12 de diciembre de 1977 en la puerta de la Universidad de La Laguna.
Dentro de sus filas se encuentra la flor y nata de la derecha cavernaria de esta isla, una fuerza política que no tiene escrúpulos en pactar con quien sea con tal obtener buenas tajadas, que precisamente no repercuten jamás en el progreso y bienestar del pueblo canario.
Esta misa a la que asistió este concejal humilla a nuestro pueblo, a quienes fueron asesinados por defender la democracia y la libertad, a miles de canarios que siguen desaparecidos en simas volcánicas, pozos, fosas comunes, cunetas o en los fondos marinos.
Su inmediata dimisión o cese por parte del alcalde de Santa Cruz de Tenerife, José Manuel Bermúdez, sería un digno e importante ejercicio democrático, de lo contrario se estaría respaldando el genocidio franquista en Canarias, asumiéndolo como propio, encubriendo a los criminales que arrasaron por lo mejor de nuestro pueblo, simplemente por pensar diferente, por defender la legitimidad constitucional y la clase trabajadora isleña.
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