La economía y el pensamiento económico de Fidel Castro (Fin)
Esta idea tendría que enfrentar el desafío histórico que representó, años después, la desaparición del socialismo en Europa y de la URSS en 1991, cuando fue preciso generar otras fuentes alternativas de recursos externos sin renunciar al socialismo.
Una expresión concreta del papel del sistema socialista para emprender el camino al desarrollo se materializaría con el ingreso de Cuba al CAME en julio de 1972 y los acuerdos económicos alcanzados con la URSS en diciembre de ese año, los que sentaron las bases institucionales para comenzar el proceso de industrialización de la economía cubana en los marcos el sistema de división internacional socialista del trabajo, proceso que tendría particularidades propias en el caso cubano.
En este sentido nuestro país subrayaría la dualidad del proceso de integración económica socialista de Cuba con América Latina. Al respecto el comandante Fidel Castro destacaría: “Somos parte de la comunidad socialista, a la cual nos integramos, y somos parte también de la comunidad de pueblos latinoamericanos, a la cual nos integraremos plenamente algún día, y con aquellos gobiernos capaces de adoptar posiciones independientes y progresistas estamos dispuestos a hacer el máximo a nuestro alcance en los terrenos de la colaboración y el intercambio económico, cultural y científico-técnico.”
Una proyección institucionalmente más definida de las ideas de líder de la Revolución cubana sobre el desarrollo encontraría un cauce propicio con la presidencia del Movimiento de Países No Alineados (MPNA), que Cuba ocuparía entre 1979 y 1983.
El discurso pronunciado por Fidel Castro en Naciones Unidas el 12 de octubre de 1979 a nombre del MPNA recogió un detallado análisis de la situación socioeconómica del Tercer Mundo y planteo la necesidad concreta de recursos para el desarrollo a partir de la reducción de los gastos militares por un valor de 300 000 millones de dólares en el contexto de la batalla por el establecimiento de un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI). Al respecto se afirmaría: “El mundo invierte cada año en gastos militares más de 300 000 millones de dólares (…) Pedimos para 10 años de desarrollo menos de lo que hoy se gasta en un año en los ministerios de Guerra y mucho menos de la décima parte de lo que se gastará en 10 años con fines militares.”
Sobre esta significativa tesis, si bien ya desde una fecha tan temprana como junio de 1960 se señalaría: “Todos los pueblos subdesarrollados esperan que de una verdadera solución pacífica de los problemas del mundo, surjan los recursos que una gran parte de la humanidad necesita para su desarrollo…”, una propuesta tácticamente estructurada y factible políticamente solo comenzaría a desarrollarse por el comandante Fidel Castro a partir de finales de los años 70.
Para alcanzar este objetivo, se partiría de elaborar un mensaje que resultara convincente para la población de los propios países desarrollados y en esa dirección se explicaría: “Porque ellos tienen dos problemas y dos grandes temores. El hombre del Tercer Mundo no tiene casi tiempo de acordarse de la guerra, porque se está muriendo virtualmente todos los días; los del mundo rico (…) tienen sin embargo, dos grandes preocupaciones: la guerra y el desempleo (…) Podemos asociar nuestras preocupaciones con las preocupaciones por la paz y el desempleo que existen en el mundo industrializado. Debemos ser capaces de trasmitir ese mensaje.”
A lo largo de los años 80 se incrementaría por parte de Fidel Castro la elaboración de tesis que permitieran no solo denunciar los problemas generados por el capitalismo en el mundo subdesarrollado, sino también ofrecer alternativas para enfrentarlos generando un consenso de aceptación en todas partes, incluyendo el engarce del financiamiento para el desarrollo con la paz en el mundo, mediante la reducción del gasto militar y el peligro de la guerra.
Sin duda el análisis más detallado y completo de los problemas presentes en los años en que Cuba ocupó la presidencia del MPNA, se encuentra en el libro “La crisis económica y social del mundo” que se presentó como el informe de Fidel Castro a la VII Cumbre de los Países No Alineados celebrada en Nueva Delhi en marzo de 1983.
Entre los múltiples aspectos destacables presentes en las páginas de este libro, se incluye un profundo análisis de la llamada crisis energética; el enorme costo –que solo comenzaba a percibirse- del endeudamiento externo y los contradictorios fenómenos que empezaban a aparecer en la esfera monetario-financiera; se inicia –tempranamente- el análisis de los problemas de deterioro del medio ambiente y sus efectos en la agricultura; se señalan los impactos de la irrupción de las empresas transnacionales en el Tercer Mundo; se reiteran los problemas que llevan al intercambio desigual y se retoman los temas relativos al armamentismo y su negativo impacto para el desarrollo.
También se retomaría el tema de la industrialización y su papel esencial para el desarrollo al destacar: “…no cabe duda de que la industrialización del Tercer Mundo equivale, en términos estratégicos, a sentar la principal base material y tecnológica para acceder al desarrollo.”
La crisis de la deuda externa que se desata a partir de 1981 alcanza un punto de mayor intensidad en 1985, lo que propicia que se desate una campaña continental contra el pago de la deuda encabezada por Fidel Castro. Nuevamente la tesis central es compensar el impago a los acreedores con una reducción de los gastos militares y en torno a estas ideas se celebran durante el segundo semestre de 1985 importantes reuniones en La Habana con participantes de los movimientos sociales de América Latina. Sobre esta solución se plantearía: “Entonces, ¿hay recursos? Sí, hay recursos, ¿a qué se dedican? A preparar la muerte de la gente, a la guerra, a la carrera armamentista, a los gastos militares. (…) nosotros no hablamos de la deuda de América Latina, hablamos de la deuda del Tercer Mundo. Como máximo, y en dependencia de los intereses, un 12% de los gastos militares serían suficientes.”
Durante los años 80 y también partiendo de la experiencia práctica de la Revolución cubana, comenzaría a materializarse el papel de ciencia y la técnica como elemento clave en una política de desarrollo. Ya en un memorable discurso del 15 de enero de 1960, el Comandante en Jefe anticiparía: “El futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, tiene que ser un futuro de hombres de pensamiento…”
Esa idea estratégica revelaría la importancia del factor humano para el desarrollo de un país a través de la educación y apuntaría desde muy temprano a destacar lo que hoy se considera un factor clave para el desarrollo en todo el mundo, pero especialmente para aquellos que –desde el subdesarrollo- aspiran a avanzar rápidamente hacia una sociedad moderna, así como el socialismo como sistema para avanzar hacia la economía del conocimiento.
En tal sentido, el desarrollo alcanzado en Cuba por la biotecnología y las tecnologías de la información ofrecerían un testimonio incontrastable del valor de estas ideas.
Resumiendo, las ideas de Fidel Castro en el ámbito de las relaciones económicas internacionales entre 1959 y 1991 tendrían como elementos a destacar, en tanto que aportes conceptuales de importancia, lo siguiente.
El socialismo es condición para el desarrollo en lo interno y como sistema internacional.
El subdesarrollo es una consecuencia del desarrollo del capitalismo.
Si bien el desarrollo agropecuario y la industrialización son factores ineludibles en la estrategia de desarrollo del Tercer Mundo, la educación y la ciencia resultan factores determinantes para alcanzar el desarrollo en la actualidad.
La integración económica es un elemento indispensable para desarrollarse. En el caso de Cuba, esa integración resultaría dual: por un lado con los países socialistas europeos y por otro lado con América Latina.
El pago del servicio de la deuda externa se ha convertido en el obstáculo más crítico para la salida del subdesarrollo.
II
Al comenzar la crisis del Período especial se pondría a prueba la fortaleza del socialismo en Cuba, no ya para continuar el proceso de desarrollo, sino para preservar lo logrado y no sucumbir al enorme impacto de la crisis, proceso en el cual las ideas de Fidel mostrarían nuevamente su valor. Se pasó así del desarrollo a la resistencia, adoptándose una estrategia centrada en resistir el impacto de la crisis al menor costo social posible, al tiempo que se reinsertaba la economía cubana en las nuevas condiciones de la economía mundial.
Como elementos de esa estrategia en el contexto de las relaciones económicas internacionales, Cuba adoptaría un conjunto de medidas de emergencia para enfrentar la crisis que supuso la desaparición abrupta y sin compensaciones del socialismo en Europa. Entre esas medidas destacan: la reorientación del comercio exterior, primero hacia Europa y Asia y después hacia América Latina; la apertura a la inversión extranjera directa (IED); la renegociación de la deuda externa; y la introducción de una serie de elementos como concesiones reversibles en el contexto de una economía socialista.
Un elemento clarificador en este último aspecto se expuso por Fidel Castro en el discurso pronunciado el 6 de agosto de 1995 al señalar: “Hemos dicho que estamos introduciendo elementos de capitalismo en nuestro sistema, en nuestra economía, eso es real; hemos hablado, incluso, de consecuencias que observamos del empleo de esos mecanismos. Sí, lo estamos haciendo. (…) ¿Quién tiene el poder? Esa es la clave, porque si lo tiene el pueblo, si lo tienen los trabajadores, no los ricos, no los millonarios, entonces se puede hacer una política en favor del pueblo, respetando los compromisos que se hayan acordado con determinadas empresas extranjeras…”
Un elemento que se introduce con fuerza en estos años es la protección del medio ambiente y la necesidad de conjugar la misma con el proceso de desarrollo, tema especialmente abordado en el discurso pronunciado por el Comandante en Jefe en la Cumbre de la Tierra celebrada en junio de 1992.
En un discurso muy sintético y profundo se afirmaría: “Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre.”
Una nueva etapa que señala una mayor profundización en el análisis de los fenómenos de la economía mundial, se inauguraría con la celebración de los eventos Globalización y Desarrollo, celebrados anualmente en La Habana de 1998 a 2009 y que fueran presididos por Fidel Castro. En estos eventos, donde participarían cientos de personalidades de todo el mundo –incluyendo representantes del Banco Mundial y el FMI- se debatieron ampliamente las características de la evolución de la economía mundial en estos años, ocasión propicia para retomar el estudio de diferentes temas por parte del Comandante en Jefe.
Una ponencia especial –a modo de discurso de clausura del evento correspondiente a enero de 1999- muestra una síntesis de las concepciones de Fidel Castro sobre los principales problemas de la economía mundial en esos momentos, lo que ofrece una valoración sintética de sus criterios sobre el tema a la luz de la experiencia de muchos años.
Otros discursos de importancia en los eventos Globalización y Desarrollo se pronunciarían en el año 2002 y 2003. En estos discursos destaca el análisis de la coyuntura mundial y el debate en torno a conceptos de desarrollo que se exponen entre los participantes.
Finalmente un elemento de singular importancia es el relanzamiento de la necesidad de la integración económica entre los países de América Latina, que se materializa con los acuerdos de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) que se firma el 14 de diciembre de 2004.
En general, una recapitulación de las ideas de Fidel Castro sobre las relaciones económicas internacionales puede encontrarse en el libro “Cien horas con Fidel. Conversaciones con Ignacio Ramonet” publicado en 2006, especialmente los capítulos 19 y 24.
Llegado este punto y tratando de resumir, en estos momentos puede concluirse que siempre serán visibles elementos esenciales en el pensamiento de Fidel Castro sobre las relaciones económicas internacionales: el vínculo indestructible entre la política y la economía al analizar las soluciones a los problemas de los países del Tercer Mundo y la necesaria diferenciación entre lo táctico y lo estratégico en la batalla por el desarrollo.
Pero sobre todo destaca el enorme compromiso ético y moral de las posiciones sustentadas por Fidel Castro, su lealtad a los principios y su amor al hombre como actor fundamental y beneficiario mayor de todo proceso de desarrollo.
Otros análisis deberán profundizar en la enorme riqueza de las tesis de Fidel sobre el proceso de desarrollo y a su divulgación y conocimiento debemos dedicar nuestro mayor esfuerzo como el mejor homenaje a su memoria.
Diciembre 2 de 2016.
Primera parte: http://www.tercerainformacion.es/opinion/opinion/2016/12/16/la-economia-internacional-y-el-pensamiento-economico-de-fidel-castro-i
Fuente: HitCuba