Puño en Alto •  Opinión •  17/12/2021

¿Dónde va el dinero del narcotráfico?

En el refranero español se suele decir “De dónde saca para tanto que destaca” cuando alguien sin oficio ni beneficio conocido desarrolla un alto nivel de vida impropia, mostrando unas apariencias opulentas en cuanto a propiedades, vehículos de alta gama, joyas, etc.

La innegable Omertà o pacto de silencio que existe en la Sanlúcar del Santo Régimen en todo lo concerniente al narcotráfico es evidente como síntoma peligroso de socialización del grave problema, aunque cada dos por tres, aparece en los medios de comunicación una aprensión o desmantelamiento de una plantación ilegal de cannabis o marihuana, con la detención de los cabecillas de clanes o familias que se dedican a esta delictiva y lucrativa actividad. Clanes o familias, que el alcalde de la ciudad, de forma incomprensible para algunos y no tan sorprendente para otros, sigue no solo sin reconocer su existencia, sino que pretende minimizar el problema.

Ese pacto de silencio hace que aquellos que destacan por su alto nivel de vida sin oficio ni beneficio conocido, pasen desapercibidos y hagan vida normal con su ostentación, a pesar de conocerse su vinculación con el narcotráfico.

La lucha contra el narcotráfico debe tener varias vertientes principales. Por una parte, el desmantelamiento de las plantaciones ilegales y la desarticulación de las bandas organizadas y sus infraestructuras logísticas y, por otra, desmontar esa otra infraestructura encargada del blanqueo del dinero conseguido con esa execrable actividad delictiva. 

No obstante, el denodado y continuo esfuerzo de la policía nacional y de la propia guardia civil puede quedar en infructuoso si a la vez no se desmantela el operativo que custodia el inmenso dineral que las organizaciones delictivas obtienen del narcotráfico. El blanqueo de dinero necesita de una infraestructura en la que pueden participar bufetes especializados, entidades bancarias cuyos responsables actúan con cierta impunidad en esas labores, negocios tapaderas y propicios testaferros. La identificación de ello es ya un secreto a voces en la Sanlúcar del Santo Régimen.

Desmantelar esas infraestructuras, locales y no tan locales, se vuelve igualmente imprescindible en la lucha contra el narcotráfico. De lo contrario, solo se está atacando a una parte del problema, que puede terminar con ser asumida por las bandas delictivas sin más, ya que su fortuna sigue intacta. Es necesario investigar quién o quiénes se encargan de blanquear en sus múltiples facetas el dinero obtenido.   

No menos importante es la tarea de concienciación para evitar la socialización del problema y ahí no ayuda que el primer edil se esfuerce en quitar hierro al grave problema sin más en una actitud que está levantando toda clase de conjeturas y ninguna buena para la institución que encarna y para la propia ciudad.


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