El Líbano bajo agresión sionista, de ayer a hoy
Beirut no solo es la capital del Líbano. Se convirtió hace mucho en el himno de la aspiración a la unidad del mundo árabe frente a su opresor histórico, el Estado sionista. Hoy Beirut sufre y es el testimonio de una humanidad herida y luchando por su supervivencia.
La ciudad está siendo arrasada por bombardeos del ejército sionista. Al inicio de la intervención militar terrestre, Netanyahou prometió que el Líbano se convertiría en “una nueva Gaza”, a menos que el pueblo libanés colaborase en la eliminación de “Hezbollah”. Esta agresión fue precedida por una acción terrorista a gran escala: detonaciones simultáneas de “buscapersonas” y walkie talkies, que sorprendieron por su “audacia”… pero no despertaron una ola de indignación en los países occidentales. La propaganda de guerra pretende que sus ataques a zonas civiles son contra objetivos militares. Se trata de deshumanizar a las víctimas palestinas y libanesas.
El historial de acciones terroristas de Estado del sionismo lo caracterizan como una ideología neofascista. Como en Gaza, se ensaña contra edificios residenciales, hospitales, y hasta centros de distribución de agua y alimentos. Pero el pueblo libanés resiste, y el ejército de ocupación solo logra avanzar unos kilómetros en la frontera del Sur del Líbano. Consecuencia: las operaciones aéreas se multiplican causando más de 3.600 muertos y 15.000 heridos.
En esta entrevista Ghassan Saliba, vicepresidente del Comité Libanés para la Paz y presidente de Cataluña Líbano repasa la historia del Líbano, sus movimientos políticos y sociales, las fuerzas progresistas que han jugado un papel central en su historia contemporánea, y la situación económica y social que ha prevalecido hasta el actual conflicto. Este es un llamamiento a la solidaridad con el pueblo libanés bajo las bombas.
ALEX ANFRUNS*: El Líbano hace frente a una agresión militar sionista en una situación de ausencia de gobierno, tras varios años de crisis institucional. ¿Cuáles son las causas?
GHASSAN SALIBA: El Líbano ha conocido en su historia varias etapas y guerras civiles. La primera Revolución en el Líbano fue la de los campesinos. Primero fue la proclamación de la Comuna de Antelias y luego, con la Revolución campesina, fue la proclamación de la República de los campesinos en 1854. Aquellas revoluciones fueron frustradas por la intervención de las potencias coloniales del momento, que tenían bajo su yugo al Líbano, como el imperio turco, la Rusia del Zar, Gran Bretaña y Francia. El método para frustrar la República de los campesinos consistió en crear tensiones confesionales en la sociedad libanesa. En aquel momento las tensiones fueron entre drusos y cristianos maronitas.
La intervención de aquellas potencias coloniales se tradujo en el Protocolo de 1864, que dio inicio al sistema de reparto del poder confesional todavía vigente en el Líbano. El imperio otomano se presentó como el defensor de los musulmanes, mientras que Gran Bretaña pretendía defender a los drusos —aquella injerencia se mantendría, e incluso aparecería más tarde un libro sobre la relación entre Churchill y los drusos—. Por su parte, Rusia era la supuesta protectora de los cristianos ortodoxos mientras que Francia decía defender a los maronitas. Aquel protocolo consideraba el Monte del Líbano como un área autónoma dentro del Imperio otomano, gobernada por un cristiano no libanés. Aquel fue el inicio de la introducción del sistema confesional en el Líbano.
Con la Primera Guerra Mundial, el Líbano vivió un momento de auge del movimiento nacionalista. Los países donde era mas fuerte la Al-Nahda, el movimiento de renacimiento árabe, eran Egipto y el Líbano. Aparecieron muchos intelectuales y escritores árabes influenciados por los ideales de la Revolución francesa. Luego, sobre todo tras la Revolución de Octubre en 1917 —y la denuncia de los Acuerdos Sykes Picott que hizo la URSS— algunos de ellos evolucionaron hacia otras posiciones políticas.
A.A.: La política de los bolcheviques consistía en denunciar los acuerdos secretos de las «diplomacias» capitalistas, que los concebían sin tomar en cuenta a los pueblos de la región…
G.S.: Sí. Aquel acuerdo tenía por objetivo desmantelar el imperio otomano y de paso dividir a los futuros Estados árabes. A nivel geográfico significaba un cambio de fronteras entre Turquía, Siria, Iraq… Entonces empezó ya un movimiento revolucionario más de izquierda, influido por la Revolución de Octubre. El Renacimiento árabe fue la raíz, y la Revolución rusa fue el inicio de los movimientos árabes de liberación nacional.
Aquello dio lugar más tarde al naserismo en Egipto, al partido Baath en Siria e Iraq… a pesar de que en el seno del movimiento de liberación nacional árabe hubiese también divergencias. Para los sectores nacionalistas la liberación nacional era lo prioritario, al margen de las luchas sociales, mientras que para otros sectores del movimiento había una relación entre las dos cosas: no hay liberación nacional sin un compromiso con los cambios sociales.
“Había aquellas dos corrientes dentro del movimiento de liberación nacional árabe. Una priorizaba la liberación nacional al margen de las luchas sociales; la otra no concebía la liberación nacional sin un compromiso con los cambios sociales. Y el Líbano era un terreno de debate en esos temas”
Había aquellas dos corrientes dentro del movimiento de liberación nacional árabe. Y el Líbano era un terreno de debate en esos temas. Por eso se dice que, en sus inicios, el Líbano y Egipto estaban hasta cierto punto en el centro de los debates, la reflexión y el desarrollo de dos corrientes históricas: el panarabismo y los movimientos a favor de la independencia de los países árabes.
A.A.: ¿Cómo se tradujo concretamente aquella ebullición de ideas?
G.S.: En aquella época fue cuando se crearon los partidos políticos en el Líbano. En 1924 se creó el Partido Comunista Libanés y, más tarde, el partido socialista progresista. En 1936, al extremo del campo político contrario, se creó la Falange libanesa, influenciada por el auge del nazismo alemán y del fascismo en España e Italia.
Aquello se traduciría sobre todo en la correlación de fuerzas durante la Segunda Guerra mundial. Hasta cierto punto, en el Líbano se reflejaba a menor escala aquel escenario internacional. Pero a nivel regional tendrían un gran impacto las guerras de independencia de los países árabes: en Egipto y Argelia había un fuerte movimiento de liberación nacional.
“La creación del Estado de Israel responde a un objetivo colonial: separar el mundo árabe en dos. Se trataba de impedir cualquier complementariedad territorial, geográfica, política y económica del mundo árabe”
A.A.: Sin embargo, en el periodo de posguerra surgirá un acontecimiento que tendría gran peso en el panorama regional.
G.S.: Sin duda. Fue en mayo de 1948, cuando se produjo la creación del Estado sionista. Junto con la Falange libanesa, la creación de Israel se situaba en el campo reaccionario de aquella época. La creación de ese Estado fue un hecho colonial, porque crear un Estado sionista situado geográficamente en Palestina tiene el efecto de separar el mundo árabe en dos: el Machrek (Oriente) del Magreb (Occidente). Aquella división responde a un objetivo colonial. Se trataba de impedir cualquier complementariedad territorial, geográfica, política y económica del mundo árabe.
A.A.: Usted defiende que, a lo largo de la historia del Líbano, la resistencia frente a las agresiones sionistas la han formado organizaciones populares, arraigadas en la sociedad libanesa, cuyas profundas aspiraciones son la defensa de un estado laico. ¿A cuándo se remonta el actual conflicto?
G.S.: La historia del enfrentamiento en el Sur del Líbano con el sionismo viene de lejos. Incluso de antes de 1948, antes de la creación del Estado de Israel. Sobre todo en los pueblos del Sur del Líbano, porque antes de la creación de ese Estado no había fronteras entre el Líbano y Palestina. Los pueblos libanés y palestino estaban mezclados. Cuando se produjo el acuerdo de Sykes Picot en 1916 se dibujó una línea que separaba Palestina del Líbano: el mandato inglés era sobre Palestina y el mandato francés era sobre el Líbano. Entonces, de forma artificial, en muchos de los pueblos del Sur del Líbano a la gente se le quedó la casa en el Líbano y sus terrenos se encontraron en Palestina.
Así que hay pueblos que eran históricamente del Líbano y que quedaron como pueblos de Palestina. Los llamamos “los 7 pueblos”, que eran siete aldeas que quedaron dentro de Palestina, en la división de 1916. La misma Galilea, al norte de la Palestina ocupada, en la división territorial de 1948, no entraba dentro del Estado reconocido por las Naciones Unidas como Estado de Israel. Galilea, en la división de 1948, formaba parte del Estado palestino. Cisjordania, Jerusalén, Gaza y Galilea formaban parte del futuro Estado palestino. Pero en 1948 Israel la ocupó, y efectivamente los grupos terroristas sionistas atacaban a los pueblos de la zona. También hacían incursiones en los pueblos libaneses y cometieron masacres. Una masacre es conocida en la historia, la masacre de Houla, en 1948. Esto ha sido de forma continuada…
La primera resistencia contra las agresiones israelíes diarias la ofreció el Partido Comunista Libanés. Eran las llamadas Guardias Populares, que descendían a los pueblos del Sur del Líbano, para enfrentar las agresiones israelíes. Después, en 1962, el Partido Comunista Libanés creó los Partisanos, “Ansar”: eran un compromiso de lucha armada con la resistencia palestina. Se crearon grupos de resistencia del Partido Comunista con el fin de apoyar la liberación de Palestina.
A.A.: Durante la Guerra Fría, ¿cuál era la estrategia de Estados Unidos en la región?
G.S.: En 1958 hubo una guerra civil en el Líbano. Su inicio fue el “Pacto de Eisenhower”, que quería hacer una alianza entre Jordania y la monarquía iraquí frente a la expansión comunista de la URSS, y sobre todo contra el gobierno nacionalista de Irán en aquel momento. Aquel gobierno nacionalista del presidente Mossadegh en Irán coincidía en la misma época con el nacionalismo de Nasser, que derrocó la monarquía en Egipto en 1952. El proyecto del Pacto de Eisenhower estaba dirigido contra los dos países: contra el Egipto de Nasser y contra el Irán de Mossadegh, que fue derrocado en 1953. Claro, aquello era bajo el pretexto de frenar la expansión del comunismo y de la URSS en la zona.
En aquel momento el presidente de la República libanesa, que era de derechas, quiso entrar en el pacto. Aquello hizo explotar una revolución en el Líbano, por el rechazo en contra de aquel pacto. Fue la Revolución de 1958, cuando los comunistas libaneses jugaron un papel importante, al igual que los nacionalistas árabes. Aquella guerra civil terminó con la intervención de los marines norteamericanos, el desembarco de la 6ª flota norteamericana en Beirut.
A.A.: ¿Cómo se han desarrollado las fuerzas progresistas en la sociedad libanesa desde entonces?
G.S.: Se han desarrollado siempre en medio de un debate. Incluso en el seno del panarabismo, que tenía mucha influencia en el Líbano, había un debate interno. Salió mucho a la luz tras la derrota de 1967, la guerra de los seis días. A partir de entonces, del movimiento nacionalista árabe surgieron las organizaciones palestinas marxistas, como el Frente Popular y el Frente Democrático, que vienen del nacionalismo árabe y luego evolucionaron hacia posicionamientos marxistas. Eso fue fruto de aquel debate, que explotó tras la derrota árabe del 1967.
Y en el Líbano se reflejó bastante aquel debate, que era muy vivo. Estuvo acompañado de muchas movilizaciones sociales y populares durante el ciclo de la década de los 70: hubo huelgas de trabajadores, una huelga de profesores que duró más de 300 días… era un momento en el que los sindicatos, el Partido Comunista y la izquierda estaban avanzando y poniendo en peligro todo el régimen confesional y el capitalismo salvaje. Entonces, la extrema derecha con la Falange, que ya estaba preparada militarizada con su propia milicia, provocó la segunda guerra civil en el año 1975.
A.A.: ¿Qué factores jugaron un papel desencadenante en la guerra civil?
G.S.: El desencadenamiento se produjo con el asesinato del líder de uno de los partidos de izquierda naserista, Maarouf Saad, quien encabezaba una manifestación de los pescadores contra la decisión del gobierno libanés de alquilar la costa del país a una empresa multinacional, Proteine, para explotar la pesca nacional. En aquel momento se acusó a la Falange y al ejército libanés de haberlo asesinado y comenzaron los enfrentamientos. La mecha fue la emboscada de la Falange contra el autobús que llevaba palestinos y libaneses a Ain Al Romaneh en Beirut el 13 de abril, pero la guerra civil ya había comenzado antes.
A partir de ahí comenzó la guerra civil. La izquierda se organizó dentro del movimiento nacional libanés, que encabezaba Kamal Jumblatt, el padre de Walid Jumblatt. Con el desarrollo de la guerra civil, la izquierda y el movimiento nacional libanés llegaron a controlar casi el 80% del territorio del Líbano. Entonces es cuando entró el ejército nacional sirio por un acuerdo con Estados Unidos en 1976. Después de eso, Israel invadió parte del Sur del Líbano y declaró la zona de seguridad en 1978. En 1982 llevó a cabo la segunda invasión, que llegó hasta Beirut.
A partir de entonces, por la tradición de lucha y resistencia del pueblo libanés, el Partido Comunista Libanés junto con otra organización crearon el Frente de Resistencia Nacional contra la Ocupación Israelí. Aquel frente consiguió liberar Beirut en 24 horas en septiembre de 1983. Los israelíes empezaron con los altavoces a llamar al alto el fuego porque se iban a retirar. Y consiguió liberar el 80% del territorio libanés ocupado. Quedaba solo un 20%…
En 1991 surgió el acuerdo de paz, que fue cocinado entre Estados Unidos, el régimen de Hafez Assad en Siria y Arabia Saudí, en el momento de la consolidación de la Revolución islámica en Irán, pero también del hundimiento de la URSS y del Pacto de Varsovia. Aquello se tradujo en el Líbano por un pacto táctico que había en aquellos momentos entre el régimen sirio, Irán, Arabia Saudí y EE.UU. El acuerdo daba a Siria un Mandato del Líbano, con el control de su política interior, debilitando por un lado a la resistencia libanesa laica, al Frente de Resistencia Nacional y a los partidos laicos del Líbano, y por otro lado favoreciendo los partidos confesionales: tanto al movimiento Amal como a Hezbollah, que se consolidó como el “único partido de resistencia legítima” en el Líbano. Así fue como, a partir del año 1992, comenzó la resistencia islámica, legitimada por los gobiernos de unidad nacional que dirigían el Líbano.
El programa de aquellos gobiernos tenían como punto común: la resistencia, el pueblo y el ejército juntos. Se referían a la resistencia de Hezbollah, no a las otras fuerzas de la resistencia, a las que se les impidió actuar. Y así ha sido hasta ahora. El programa de los sucesivos gobiernos ha hablado siempre de la resistencia de Hezbollah en el Sur del Líbano, legitimada por el gobierno libanés.
A.A.: ¿Qué políticas se aplicaron a nivel interior en el país?
G.S.: En el plano económico, los gobiernos desde 1991 estuvieron muy marcados por la era Rafik Hariri, el hombre de EE.UU. y Arabia Saudí, quien promovió el acuerdo Taef bajo los auspicios sirio-saudi-estadounidenses.
Como primer ministro del Líbano, Hariri aplicó una política ultraliberal a nivel económico y social. Se destruyeron todos los sectores productivos. En aquellos años, entre 1992 y 1993, se hablaba de los acuerdos de Oslo y la Conferencia de Madrid… Había aquella idea de que la región se encaminaba a la paz, y el Líbano podía jugar ese puente entre Israel y el mundo árabe. Se aplicó una política que llevó al país a la ruina, a través del endeudamiento, del reparto de la riqueza estatal entre los partidos confesionales, la corrupción…
Eso llevó a las diferentes movilizaciones que hubo en el Líbano en 2011 y 2015. Y la más fuerte, ha sido la del 2019 tras la explosión del puerto de Beirut. Entonces se declaró al Líbano como un “Estado fallido” y los bancos robaron el dinero de la gente. Los grandes líderes confesionales, con la complicidad del Banco central, sacaron el dinero al exterior. Hay una historia donde la situación regional e interna del Líbano ha tenido por efecto el debilitamiento de las fuerzas de izquierda progresistas y laicas. Es todo un conjunto de factores que la fragilizaron.
“En el 2019, más de un millón de personas salieron a la calle de forma espontánea. Pero para llegar a cambiar el sistema, tomar el poder, influenciar, se necesita el liderazgo de un frente de fuerzas políticas y sociales que puedan encabezar el proceso”
A.A.: Pero a pesar de eso, ha habido movilizaciones en contra de los problemas económicos con la inflación…
G.S.: Sí, las movilizaciones no han parado. En el 2019, más de un millón de personas salieron a la calle. Sin embargo, esas movilizaciones han traído a colación un debate: la gente salió de forma espontánea, no lo hizo tras el llamamiento de los partidos de izquierda que participaron en el movimiento. Por lo tanto, no ha habido la posibilidad ni el error de crear un liderazgo para estas movilizaciones. El lema, que me parece equivocado, es que es “una revuelta horizontal que no necesita liderazgo”.
Eso podrá servir en los primeros días, pero para llegar a cambiar el sistema, tomar el poder, influenciar o crear una correlación de fuerzas, se necesita tal liderazgo. No el de una persona, sino el de un frente de fuerzas políticas y sociales que puedan encabezar el proceso, negociar las reivindicaciones si hace falta, o continuar la lucha de ser necesario.
“El Partido Comunista Libanés nunca ha renunciado al tema nacional y a la resistencia nacional. En el caso de que el ejército israelí invada el Líbano más allá del Sur, los pueblos entrarán en resistencia”
A.A.: ¿Y qué papel juega hoy el Partido Comunista Libanés?
G.S.: El Partido Comunista Libanés nunca ha renunciado al tema nacional y a la resistencia nacional. El ejemplo es que, ante la respuesta israelí tras el 7 de octubre del 2023, el Partido Comunista Libanés hizo un llamamiento a reactivar el frente de resistencia nacional con los medios que tiene. No son los mismos recursos que tiene Hezbollah, pero, en el caso de que el ejército israelí invada el Líbano más allá del Sur, los pueblos entrarán en resistencia. Su posición es la necesidad de relacionar la lucha nacional con la lucha social.
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LLAMAMIENTO A LA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL CON EL PUEBLO LIBANÉS BAJO LAS BOMBAS
El Socorro Popular Libanés es una asociación no estatal que acaba de cumplir 50 años desde su creación en el Sur del Líbano.
La asociación Socorro Popular Libanés necesita donativos para adquirir material médico que le permita desempeñar su función de asistir a los heridos, transportarlos en ambulancias equipadas, prestarles atención médica y realizar operaciones quirúrgicas en sus propios hospitales.
La asociación también se esfuerza por proporcionar alojamiento y comida a miles de desplazados en todo el Líbano. Pueden ayudar a través de la página de esta campaña internacional del Socorro Popular Libanés. Sigan la actualidad de la asociación y compartan sus actividades a través de su página facebook oficial.
(*) Autor del libro Níger ¿Otro golpe…o la Revolución panafricana? Coautor Palestina la verdad asediada (2008).