Ileana Ros-Lehtinen se quedó con las ganas…
Por Arthur González*/Martianos–Hermes–Cub
Ella hizo carrera política al vincularse estrechamente a los sectores terroristas anticubanos, especialmente a la llamada Fundación Nacional Cubano Americana, de la cual recibió siempre un fuerte apoyo financiero para potenciar su posición, con el objetivo de deformar la política exterior de Estados Unidos con respecto a Cuba e impedir un mejoramiento de las relaciones entre los dos países.
Al finalizar su vida política, la señora Ros-Lehtinen deja una estela de acciones a favor de asesinos terroristas, entre ellos los hermanos Guillermo e Ignacio Novo Sampoll, Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, pero se quedará con los deseos de ver derrocada la Revolución cubana, y como hicieron varios presidentes estadounidenses, se retira sin lograr retrotraer a Cuba al pasado de la dictadura de Fulgencio Batista, de la cual su padre, Enrique Emilio Ros Pérez, fue fiel testaferro.
Algunos medios de prensa de Miami la han calificado como una “servidora pública ejemplar”, sin embargo, no hablan de sus vínculos con asesinos terroristas, con las manos manchadas de sangre inocente de cubanos y latinoamericanos.
Quienes la califica de “ejemplar” deben informar a los lectores la verdadera historia de la representante Ileana Ros, cuando en 1989 junto al congresista Connie Mack, inició una campaña para lograr la liberación del asesino terrorista Orlando Bosch Ávila, considerado por el FBI como un terrorista peligroso e inadmisible en los Estados Unidos
Bosch participó activamente en actos terroristas en América Latina y en los propios Estados Unidos y fue uno de los autores en 1976 de la voladura en pleno vuelo de un avión civil cubano, donde murieron 73 personas inocentes. Se escapó de una cárcel en Caracas, Venezuela, e ingresó ilegalmente a Miami, por lo que fue apresado.
Mediante sus vínculos con Jeb Bush, negoció personalmente con el entonces presidente y ex director de la CIA, George Bush, la liberación de Bosch Ávila.
Como pago a esa gestión, Ileana logró financiamiento y apoyo político de la mafia anticubana para alcanzar su asiento en el Congreso en ese mismo año 1989, cuando el propio presidente Bush la apoyó públicamente en un discurso.
Los diarios de Miami también omiten que Ileana Ros-Lehtinen intercedió ante el presidente Ronald Reagan, para conseguir la liberación de otros dos asesinos terroristas: Guillermo e Ignacio Novo Sampoll, lográndola después de pedírsela al propio Presidente.
Esos hermanos, miembros de la Fundación Nacional Cubano Americana, y guarda espaldas de Jorge Mas Canosa, estaban detenidos por el asesinato en una calle de Washington, del ex canciller chileno Orlando Letelier, su secretaria y el chofer, al colocarle una bomba en el auto.
Ambos eran miembros de agrupaciones terroristas creadas por el terrorista Orlando Bosch Ávila.
La hoja de servicios de la señora Ros es amplia en apoyo a los terroristas, pues igualmente se encargó en 1992 de solicitarle al Presidente de los Estados Unidos, que el Departamento de Defensa le donara, o vendiera a bajo precio, tres avionetas Cessna a la organización anticubana Hermanos Al Rescate, dirigida por otro terrorista nombrado José Basulto.
Basulto formó parte en mayo del 1960 de una operación secreta de la CIA, que consistió en su infiltración en Cuba semanas antes de la invasión por Bahía de Cochinos, con la misión de ejecutar actos terroristas en apoyo a la invasión de abril del 61, utilizando el nombre de Ernestino Martínez. Al fracasar la agresión militar, logró huir en junio de ese mismo año, a través de la cerca de la Base Naval Yanqui en Guantánamo.
El 24 de agosto de 1962 participó como artillero de una lancha pirata, que proveniente de los EE.UU tiroteó el entonces teatro Blanquita, actualmente Karl Marx y el hotel Rosita de Hornedo, hoy Sierra Maestra, en Miramar, La Habana.
Con esas avionetas Cessna, Basulto se dedicó a promover actos para subvertir el orden interno cubano, adicionar nuevas tensiones entre Cuba y Estados Unidos, y fabricar provocaciones capaces de desencadenar una acción militar directa de Estados Unidos contra el pueblo cubano, como ocurrió el 24 de febrero de 1992 en áreas del litoral habanero, al violar el espacio aéreo cubano.
Ileana Ros en 1990 se opuso a la visita del presidente Nelson Mandela a Estados Unidos y que en el año 2009 le dio total apoyo al golpe de estado en Honduras, con respaldo de los Estados Unidos, a pesar de ser anticonstitucional y nada democrático.
La calificada como “servidora pública ejemplar”, fue acusada de corrupción en diciembre de 2009, por recibir 18 mil 500 dólares de cada una de las personas que la acompañaron en su visita a Israel, para beneficiarse posteriormente de los favores de ella en el Congreso.
Como antecedentes de sus actos corruptos, el 13 de marzo de 2006, la publicación especializada Roll Call , dio a conocer la investigación a la que estaba sometida por el Departamento de Justicia, producto del escándalo que provocó el cabildero americano-israelí Jack Abramoff.
En ese caso, Ros-Lehtinen de manera evidente, fue favorecida por el Senador John Mc Cain, quién participó directamente en la investigación senatorial sobre ese enorme escándalo.
Ileana Ros-Lehtinen es señalada entre los congresistas que más aceptan invitaciones a paseos y recibir regalos, a cambio de sus votos.
Por si eso fuera poco, la eminente “servidora pública”, fue destacada por la prensa, el 21 de abril del 2010, por exigir dinero a cambio de servir como un miembro de su grupo asesor.
Se afirma que Ros-Lehtinen violó las Reglas del Comité de Ética del Congreso, pues un legislador no debe “patrocinar o participar en cualquier convocatoria que ofrezca a los donantes, acceso especial a los miembros. Se estima en 2 mil 500 dólares el dinero que recibió para unirse a la Junta Consultiva de Relaciones Exteriores”.
Ileana Ros nació en La Habana el 15 de julio de 1952 y emigró a Estados Unidos con 8 años de edad. Siempre ha jugado un rol protagónico dentro del lobby mafioso de origen cubano, apoya diversas organizaciones contrarrevolucionarias y a reconocidos asesinos que han cometidos actos terroristas en Cuba.
En 1991 se opuso con fuerza a la celebración de los Juegos Panamericanos en La Habana.
Apoyó la firma de la Ley Torricelli, la Ley Helms-Burton y el conocido como Plan Bush, con la aspiración de derrocar la Revolución.
En el año 2004 dio su apoyo a varias leyes dirigidas a limitar las exportaciones agrícolas estadounidenses hacia Cuba y para presionar a los bancos norteamericanos para que no hicieran negocios con la isla.
Para reafirmar aún más sus sentimientos terroristas, la calificada como “servidora pública ejemplar”, convocó a asesinar al líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, durante una entrevista para el documental británico 638 Ways to Kill Castro, efectuada en marzo del 2006.
Los años pasan y su frustración de no ver nuevamente a Cuba sometida a los Estados Unidos, la convencieron de que lo mejor es irse a su casa, aunque sobre su conciencia quedará el haber apoyado a quienes asesinaron a cientos de cubanos inocentes, provocando dolor y luto en un pueblo que decidió en 1959 su propio camino y la desprecia por todas sus acciones.
Y como expresara José Martí:
“Debe ser penoso inspirar desprecio a los hombres”
*Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.