Ante la llegada de miles de inmigrantes a Ceuta. Por un nuevo modelo migratorio
Reclamamos una acción exterior contundente, que obligue a Marruecos a cumplir con sus obligaciones internacionales.
En las últimas horas, la ciudad de Ceuta ha recibido la llegada de miles de inmigrantes y personas refugiadas, en lo que se interpreta como una consecuencia de la actitud permisiva, alentadora incluso, del gobierno de Marruecos, molesto con la atención hospitalaria en España al presidente de la República Árabe Saharaui Democrática, el compañero Brahim Ghali.
El gobierno de Marruecos, que ha desarrollado una intensa represión contra su propia población y mantiene una ocupación ilegal de los territorios del antiguo Sahara español, pendientes de descolonización según la normativa internacional, ante el retroceso de sus posiciones como en el reciente caso de Alemania, utiliza el fenómeno migratorio como un mecanismo permanente de chantaje y presión frente a España y el conjunto de la comunidad internacional.
Esta actitud, condenable por la utilización de los inmigrantes y refugiados como moneda de cambio, a los que a menudo se somete a graves violaciones de los derechos humanos, ha sido alentada por las políticas de externalización de fronteras desarrolladas por la Unión Europea.
Estos hechos evidencian, una vez más, la necesidad de construir un nuevo modelo migratorio que ponga en el centro de su actuación la defensa de los derechos humanos, la democracia, la cooperación y el combate a las desigualdades que están en el origen de los desplazamientos forzados de población.
Mirar hacia otro lado cuando otros hacen el trabajo sucio puede amortiguar el impacto de algún flujo migratorio, pero a costa de atentar contra los principios que deben inspirar toda acción exterior y de alimentar la capacidad de chantaje de quien no tiene escrúpulos. La acción provocadora de Santiago Abascal desplazándose a la ciudad de Ceuta en su obsesión xenófoba, o el discurso alarmista de Pablo Casado y otros dirigentes de las derechas españolas, no hacen otra cosa que reforzar el chantaje de las autoridades marroquíes, poniendo por delante del respeto a los derechos humanos y del conjunto del Estado español unos mezquinos intereses partidistas.
Ante la situación generada, desde el PCE reivindicamos la capacidad de acogida de nuestro país que, como se ha demostrado a lo largo de su historia, puede dar respuesta en las situaciones más difíciles, con total respeto a las normas internacionales de derechos humanos. Al mismo tiempo reclamamos una acción exterior contundente, que obligue a Marruecos a cumplir con sus obligaciones internacionales, en el Sáhara, con los inmigrantes y refugiados y con su propia población.