80 años: ¿Guerra Civil Española o Guerra Revolucionaria? (II) //Entrevista a Iñaki Gil de San Vicente
Entrevista al luchador independentista vasco Iñaki Gil de San Vicente
Euskal Herria: Análisis de una lucha heroica y de la claudicación de la burguesía
Ochenta años después de aquel mes de julio 1936 donde los pueblos del Estado Español intentaron hacer la Revolución y profundizar la lucha de clases y terminaron enfrentándose con el dictador Francisco Franco y toda la brutal derecha que él representaba, es importante invocar a la memoria para desentrañar qué es lo que realmente ocurrió. Es por ello que entrevistamos al luchador independentista vasco Iñaki Gil de San Vicente para que nos ayude a recomponer el cuadro de situación de aquella época que tanto marcó a la presente.
-Partiendo del hecho que esa Revolución de comienzos del ’36 fue aplastada y que a lo largo de la mal llamada “guerra civil” se acabó con todo vestigio de recrear un hecho revolucionario en el Estado español ¿Cómo fue la situación concretamente en el País Vasco?
-Lo que ocurrió en varios sitios del Estado español en Euskal Herria y en todo Vizcaya, fueron una serie de insurrecciones populares que frenaron el alzamiento militar que estaba bastante bien organizado, y que venían facilitadas por el hecho de que si la insurrección franquista fue en Julio de 1936, en octubre de 1934, ya se había intentado una insurrección revolucionaria. En la memoria colectiva no se habían olvidado esos hechos y también se recordaban otras huelgas y situaciones muy tensas, y sobre todo flotaba en el ambiente una incertidumbre nacional de que se avecinaba un golpe. No se sabía exactamente qué día iba a ser, pero por ejemplo en Donostia (San Sebastián) ya se afirmaba con bastante exactitud que eso se iba a producir alrededor del 18 de julio. En Madrid ya se conocía algo similar porque muchas familias de la burguesía abandonaron casualmente esa ciudad para esas fechas. Incluso en Gasteiz, en la capital de Áraba, mucha gente trabajadora se presentó delante del gobierno civil pidiendo armas para enfrentarse al golpe militar. Algo de eso también sucedió en Iruñea (Pamplona), donde se había programado una gran huelga de una empresa muy potente. Lo que pasa es que tanto en Victoria- Gasteiz como en Iruñea-Pamplona la fuerza de la izquierda era muy débil, tenía peso combativo dentro de la clase trabajadora, pero ésta era débil con respecto a la totalidad de la población, y en Navarra había ocurrido que en junio de ese mismo año, se había realizado una gran huelga del movimiento campesino, que era el grueso de la clase trabajadora en Nafarroa, y ello había debilitado a ese movimiento.
¿Qué ocurrió en Gipuzkoa?
-Pues en Gipuzkoa ocurrió todo lo contrario porque esa zona tenía toda una capacidad industrial mucho más fuerte. Prácticamente en todas las ciudades importantes como San Sebastián, se crearon Juntas de Defensa, que eran núcleos similares a los consejos de obreros, soviets de trabajadores, obreros y soldados, o asambleas de trabajadores, lo que Rosa Luxemburgo denominaba un movimiento ciudadano. Pero en Gipuzkoa se construyeron en cuestión de horas las Juntas de Defensa. Estas se encontraron con hechos no previstos, se habían organizado poco, ya que en menos de dos años se había producido una insurrección revolucionaria y parte de esa militancia aún estaba en prisión y los nuevos luchadores todavía no tenían la suficiente capacidad. Por poner un dato, en el País Vasco se fundó el Partido Comunista de Euskadi en Junio de 1935, pero se tuvo que crear en la clandestinidad, porque la legalidad republicana no permitía que eso fuera legal, era una república burguesa. Pese a todos estos obstáculos sucedió en Gipuzkoa lo que lo que generalmente ha ocurrido en la historia de los pueblos y es que cuando tienes el poder en la mano, cuando te estás jugando la supervivencia, se genera una creatividad popular impresionante.
En San Sebastián, en las Juntas de Defensa se contaba con la participación de absolutamente todas las fuerzas democráticas populares, entre otras, la burguesía nacionalista que prácticamente no tuvo ninguna responsabilidad, ya que se limitó a guardar la propiedad privada y los conventos y bancos. El resto de decisiones políticas militares, alimenticias, sanitarias, de comunicaciones y todo lo que fue administrar un poder, eso estaba a cargo del pueblo.
Aquí hay que aclarar dos cuestiones previas: una que el Partido Nacionalista Vasco (PNV), el partido de la burguesía nacionalista, no quería participar en la guerra. Es más, tuvo negociaciones para ver como ayudaba a los fascistas, a los sublevados. Y en Iruñea-Pamplona y en Gasteiz-Araba no movilizó a su gente e incluso en algunos sitios negoció con los fascistas para salvar a su gente, y hubo nacionalistas que se pasaron al bando fascista, porque eran nacionalistas burgueses que tenían mucho más apego al capitalismo que a la independencia de su pueblo. En Gipuzkoa, el PNV tardó alrededor de dos días en salir en defensa de la República, pero no porque estuviera de acuerdo con la misma, sino porque se dio cuenta que sus bases militantes no le iban a obedecer, y porque otros grupos nacionalistas como Acción Nacionalista Vasca (ANV) así lo exigían.
Segunda cuestión: el pueblo se quedó con muy pocas armas en la mano, porque como se estaba preparando el golpe, el ejército ya había previsto esa circunstancia y lo tenía muy bien organizado. Las pocas armas que habían, que eran básicamente escopetas de caza y pistolas, sirvieron para expulsar al ejército de San Sebastián y al cabo de pocos días lograron liberar el cuartel con bastantes insumos de fusiles, ametralladoras y un mortero. Este ejemplo se dio en bastantes sitios de Gipuzkoa y muestra la capacidad de la gente para auto-administrarse, pero también se organizó la gente en alimentación, en sanidad, transporte, telecomunicaciones que no se interrumpieron, incluso cuando vino un acorazado del ejército español sublevado que bombardeó la ciudad causando muchos muertos. En esa instancia la ciudad se comportó perfectamente y estuvo bajo el poder de la Comuna, de las Juntas de Defensa, desde el 18 de Julio hasta el 13 de Septiembre, casi dos meses. Mientras, había una batalla campal muy dura en la ciudad de Iruñea y en otras, con el ejército que atacaba desde el sur. En Nafarroa lo que querían era aislar la frontera y que la península no tuviera relación con el Estado francés. Fue terrible porque aquí también interviene el factor internacional. En la frontera, había armas para pasar al pueblo que se defendía, que fueron prohibidas y que el pueblo encima las había comprado en la Junta de Defensa de San Sebastián. Las prohibió el gobierno republicano y el frente popular del gobierno socialista, y eso hizo que la frontera se perdiera, eso impidió que llegaran insumos de comida, sanidad, trafico para el derecho a la salud, que como pueblo soberano y democrático debía tener participación para defenderse de un golpe fascista
El comportamiento criminal de la República francesa y del Frente Popular Francés, nunca ha sido suficientemente denunciado.
A partir de ahí lo que ocurre en San Sebastián fue que los milicianos no tuvieron más remedio que empezar a retroceder, pero presentando una resistencia tenaz. Los fascistas, teniendo una superioridad tremenda, tardaron dos meses en llegar a la ciudad que estaba a solo cincuenta kilómetros, y de la ciudad hasta la frontera con Vizcaya necesitaron prácticamente otro mes más.
El único fallo que cometió la Comuna de San Sebastián fue el de no expropiar a la burguesía, el capital, el dinero, el oro, que le habían robado al pueblo mediante su explotación, y que estaban en los bancos. Ese fue el mismo fallo que cometieron también los comuneros de Paris de 1871. El dinero del pueblo que era un capital creado por el pueblo, expropiado por la burguesía, estaba escondido en los bancos y el pueblo no se atrevió a entrar en ellos y llevárselo. Si hubiera sucedido esto habrían tenido más dinero para comprar armas y comida, para defenderse, para atender a los heridos, Este miedo provenía también de otra consideración y era que en 1935, cuando nació el Partido Comunista, en su documento fundacional un año antes del 31 de julio de 1935, termina proponiendo un gobierno provisional revolucionario. Pero luego se hace el séptimo congreso de la Tercera Internacional y se pasa a defender los ‘frentes populares’. O sea que cuando el pueblo esté en condiciones, no instaure un gobierno propio sino que llegue a una alianza con la burguesía.
-¿Estás de acuerdo con que el haber perdido la guerra, tiene que ver con que no hubo un apoyo explícito del gobierno soviético ni de los gobiernos republicanos de Europa?
-En el caso de la guerra en el Estado español, hubo solidaridad soviética, pero fue muy poca en relación a la cantidad de apoyo que ellos podían haber enviado. De hecho al País Vasco una de las primeras armas rusas que llegaron eran del siglo XIX, armas de un solo tiro, y no se recibieron armas buenas hasta que llegaron unos fusiles checoslovacos. Sí contamos con algunos aviones rusos, entre otros. El ejército vasco jamás tuvo ni remotamente el material en calidad y en cantidad que necesitaba y siempre estuvo luchando con una inferioridad de medios impresionante. Esto es cierto pero también hay que decir otra cosa y es que, la burguesía vasca, el sector del PNV que defendió a Vizcaya tampoco hizo mucho esfuerzo en movilizar la pesada y potente industria de Bilbao para la producción de armas. Desde octubre de 1936 cuando se constituyó el gobierno vasco, hasta Julio de 1937, prácticamente en nueve meses, la producción de armas fue mínima.
Si se hubiera planificado desde el punto de vista de un poder obrero y popular, teniendo en cuenta las dificultades del entorno, el ejército vasco hubiera estado mejor armado, porque la industria militar y la industria civil vasca eran muy potentes.
Quitando a los anarquistas, los comunistas respetaron precisamente la concepción del Frente Popular de que no había que presionar a la burguesía y había que hacer una alianza, eso hizo que lo que habían sido las experiencias de Juntas de Defensa que requisaron coches, casas, colegios, almacenes, alimentos que estaban escondidos en tiendas que no los querían vender, les permitió resistir dos meses. Si eso se hubiera hecho en Vizcaya la resistencia hubiera sido probablemente mayor, con los efectos que hubiera traído a partir de una mayor ayuda internacional y republicana.
El hecho es que eso no sucedió y pese al heroísmo impresionante del ejército vasco, el PNV sistemáticamente se negó a crear un ejército moderno, en el sentido por ejemplo de que no solamente existieran batallones y unos sistemas defensivos eficaces en los montes vascos que permitieran una defensa táctica muy buena. De hecho antes del ataque final del ejército franquista a Bilbao, dos batallones que habían estado en el punto del frente, al bajar advirtieron que no existían prácticamente defensas donde ellos habían estado y fue en ese sitio precisamente donde atacaron los franquistas. Eso nos lleva a muchas sospechas sobre la existencia de una quinta columna de agentes del franquismo que pasaban mucha información a sus jefes sobre lo que estaba sucediendo adentro y que boicotearon el puesto militar.
-¿Por qué los respectivos gobiernos españoles han ocultado toda esta realidad y este brutal genocidio, pero también esta lucha heroica?
-No solamente a los gobiernos españoles les ha interesado ocultar la memoria de esta realidad, también al gobierno vasco y lo hizo hasta más allá de 1970. Ocultaron un hecho tremendo que fue la capitulación de Santoña, donde una parte del ejercito vasco se rindió oficialmente a los italianos. Ese hecho el PNV lo ha silenciado una y otra vez, y es la capitulación a los italianos, quienes entregaron a los españoles cerca de 10.000 vascos que se habían rendido. Así fueron fusilados como mínimo mil de ellos. La burguesía nacionalista vasca, posibilitó que se rindieran dejando a una parte del ejército vasco a la deriva en Santander y la otra parte también abdicó. Y ese hecho bochornoso lo han intentado ocultar sistemáticamente, incluso falsificando datos.
También hubo fue una fuerte presión por parte de la socialdemocracia europea y también de la Unión Soviética. Se aceptó la monarquía impuesta por Franco no solo por parte del Partido Comunista de España sino también por parte de otras organizaciones revolucionarias que se decían maoístas, el PT, etc. Había la certidumbre de que era mejor, siguiendo una línea reformista, no lanzar la gente a la calle y no impulsar una dinámica de lucha, y sobre todo no echar en cara al franquismo todos sus crímenes y hacer lo que se denominó la Gran Concordia Nacional. Eso era a nivel internacional, porque a ninguna potencia imperialista ni a la URSS les interesaba que Europa girara más rápido a la izquierda y que estuviera junto con Portugal.
Por otra parte, el Partido Comunista a comienzos de los años ’60 abrazó el eurocomunismo, abandonó totalmente a una guerrilla que tenía pocas posibilidades de haber aguantado hasta la muerte de Franco, pero tenía un heroísmo impresionante, Entonces, ¿qué hizo el Partido Comunista? Los dejó que huyan a Francia o que fueran exterminados. Aceptaron así el orden establecido, al rey, a los jueces, perdonaron a los militares, y no pidieron justicia popular, a la vez que se depuraba a las fuerzas revolucionarias, a los sindicatos, etc., Implantaron una concepción de claudicar y para ello, una de las cuestiones que hay que hacer es abandonar y olvidar a los propios héroes, a tus propios muertos.
Pero no solamente se hizo eso con la memoria de los muertos, de los desaparecidos, de los torturados, se claudicó también en las luchas sociales, en las luchas de clases, en las luchas de los movimientos culturales, en las luchas nacionales, porque se impuso una reforma social y económica que fue demoledora para las clases trabajadoras. Los Pactos de la Moncloa, impusieron un estado de las autonomías que era demoledor para los derechos nacionales.
Va todo unido, no solamente se trata de que tu renuncies solamente a la memoria de los que habían aplicado el derecho a la rebelión y a la resistencia, sino que también renuncies a la lucha de los propios compañeros, en las fábricas, en las escuelas, universidades. Eso fue desde 1975 hasta comienzos de los años 80’ cuando Felipe González llegó al gobierno español en 1982, y sobrevino la debacle, el hundimiento de la moral, de la memoria, lo que se llamó ‘el gran desencanto’. En Euskal Herria eso no se produjo del todo porque una parte de la izquierda, del pueblo no aceptó eso, también se resistió un poquito en Catalunya y un poquito en Galicia pero todo eso fue pacificado gradualmente.
-En Euskal Herria surgió ETA y también un frente de izquierda abertzale que mantuvo en vilo a los trabajadores y trabajadoras, a lo largo de la dictadura.
-Si y eso fue muy decisivo, ahí la memoria tuvo un rol central en un hecho muy básico. Por una parte, la propia situación de opresión del pueblo vasco, y por el otro, el hecho de que en Euskal Herria no desapareció la resistencia violenta bien fuera armada, o en forma de huelgas, y también la resistencia pacífica. En Euskal Herria hubo prácticamente lucha armada hasta el año ’52 y luego a partir del 52’ hasta el 59’ hubo una lucha no violenta, una lucha pacífica y una lucha obrera, de manifestaciones y piquetes, jamás desapareció eso.
Influyó también la propia realidad cultural, y la tradición y mentalidad colectiva del pueblo que entendía que la sociedad vasca estaba dominada militarmente, que es de hecho lo que ocurrió. Si el capitalismo triunfó en el País Vasco, fue por dos guerras durísimas donde el ejército español apoyó a la burguesía vasca, que quería hacerse española e introducir el marco político capitalista. Esa burguesía que iba a permitir la privatización del suelo y del subsuelo, de las minas, de los bosques, la venta de los espacios comunales, una cosa parecida a lo que hicieron los españoles en la Pampa argentina que les costó varios siglos para exterminar a los pueblos originarios, tanto los del sur como los de Uruguay y de Paraguay.
-También fueron violadas las mujeres en masa como en todas las guerras.
-Así es, se les impidió hablar en lengua vasca, y prohibiciones de todo tipo. Muchas mujeres fueron también enviadas a campos de concentración, se les robaron niños en uno de esos campos dirigido por la iglesia y por monjas, cientos de niños que no han aparecido. Todo eso se hizo con total impunidad, bendecido por la iglesia católica, lo mismo que en Argentina en la desaparición de 30.000 personas, y es que las estructuras de dominación y poder son las mismas en cualquier parte del planeta.
Sin embargo fue heroico el aporte del movimiento de mujeres en el bando antifascista. Por ejemplo en la defensa de San Sebastián habían participado militantes anarquistas, una vez que las pillaban las violaban antes de asesinarlas, pero ahí estuvieron y hay ejemplos heroicos en la revolución del 34’ también en Asturias, como el caso de dos hermanas resistiendo con una ametralladora en la entrada de Gijón, lo mismo sucedió dos años después en la defensa de San Sebastián. Todas corrieron la misma suerte asesina.
La cooptación de la intelectualidad “progresista”
-En Euskal Herria gracias a que la lucha se dividió en numerosos frentes, la memoria se pudo revivir, hay un montón de documentos, hay libros, está viva a pesar de que se han ido muriendo las personas, pero en el caso del Estado español esta blindada la memoria, no solo por dos leyes de amnistía y de olvido que hizo el PSOE sino porque también culturalmente artistas, intelectuales y actores no han ayudado a que esa memoria de lucha y de tragedia se tenga viva para que no siga sucediendo, porque cada vez que en el Estado español se intenta luchar viene la represión con todo y se paran los procesos ¿Qué opinas de ello?
-Estoy de acuerdo y creo que ahí ha habido un factor fundamental aparte del que he explicado políticamente a nivel internacional: en el contexto interno, los reformismos entre los partidos supuestamente revolucionarios, pero también ha habido un factor fundamental y es el silencio impuesto y el miedo por cuarenta años de una violencia brutal. Aparte de ese miedo también un cambio sociológico muy importante, y es que las ciudades que padecieron el mayor número de asesinatos sufrieron un cambio poblacional muy fuerte. También se da eso en los campos donde han sufrido la desaparición de millones de personas, prácticamente en pocos años. En los años 60’ en plena crisis del franquismo se deshabitaron porque hubo una migración del campo a la ciudad muy grande y eso rompió muchos lazos familiares, pero eso era secundario porque se ejercía sobre un terror previo. En el País Vasco esto fue muy curioso porque la primera oleada de inmigración de los años 50’ la hicieron nada más y nada menos que hijos e hijas de familiares de asesinados, de desaparecidos, de expropiados de sus casas que no encontraron (muchos de ellos comunistas, anarquistas, socialistas) otra alternativa. Con la excusa de la inmigración económica lo que buscaban era un espacio político. Eso hizo que los hijos de los inmigrantes de la primera oleada de inmigración se integraran tan rápido en el pueblo vasco, porque la mayoría de ellos había sufrido en sus propias familias el exterminio, entonces tenían una solidaridad, tenían una certidumbre en un recuerdo muy vivido y cuando llegaron al pueblo vasco sintieron ese mismo recuerdo y se integraron y eso se vio en la propia militancia y en muchísimos sitios.
Pero aparte de eso jugó otro factor: por una parte el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) hizo una maniobra muy astuta de comprar y subordinar conciencias a los intelectuales. El PSOE llegó al gobierno en el 82’ con un periódico y un aparato mediático muy potente, similar al que padecéis hoy mismo en nuestra América, y que es el grupo Prisa con Felipe González, que estaría relacionado con O’ Globo y con el de Carlos Slim en México y con muchos otros medios de desinformación masiva. Fue así que abrió todo su poder cultural hacia una intelectualidad que había sido totalmente despreciada y perseguida por el franquismo y que vivía en la pobreza literal o la pobreza relativa. Entonces, encontrarse de pronto con que aparecían en periódicos o que hablaban por radio y TV, se fue institucionalizando en sus cabezas el acriticismo, basado en que ‘hoy no lo vamos a condenar, lo condenaremos pues mañana’ y como dice el dicho que ‘por la calle del mañana se llega a la plaza del nunca’, eso terminó permitiendo una absolución de la intelectualidad que se dejo sobornar vil y cobardemente, abandonando todo esfuerzo de denuncia. Los pocos que rechazaron eso fueron machacados, y muchos de ellos, como Alfonso Sastre por poner un ejemplo, José Bergamín, y otros más, tuvieron que refugiarse en el País Vasco. Se nacionalizaron vascos porque era el único sitio donde había una libertad de prensa gracias a periódicos como “La Voz de Euskadi”, entre tantos otros, que recibieron a toda esa gente y pudieron seguir hablando y criticando.
Pero hubo otro factor también que fue el siguiente: hicieron una maniobra que también fue muy astuta para anular los sentimientos o anular las reivindicaciones nacionales y dar trabajo a centenares y miles de militantes que se habían jugado la vida, se habían unido en la lucha contra el franquismo y de pronto se encontraron siendo funcionarios en las administraciones públicas de los ministerios y de los aparatos de 17 autonomías, que se crearon para ocultar que había naciones fuertes como Catalunya, Euskal Herria, Andalucía y Castilla. Entonces esas 17 autonomías que no se mantuvieron con la administración central, sacaban la gente de partidos de izquierda como el PSOE, el Partido Comunista y los partidos que habían aceptado la Constitución. O sea que estaban psicológicamente derrotados. Si a eso le pones tú, un puestito de esas 17 autonomías, y que pasas a ser la voz del amo de tu pueblo o de tu provincia, a recibir un sueldo y a trabajar (si es que se podría llamar trabajo), después de varios años de lucha, pues esa gente también se vendió y no les importó el tema de la memoria porque estaban en juego sus salarios.
Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2016/07/17/80-anos-guerra-civil-espanola-o-guerra-revolucionaria-ii-entrevista-a-inaki-gil-de-san-vicente/