Julián (Mutxamel-Valencia connection) •  Opinión •  18/08/2021

El Afganistán Socialista (1978-1992). Afganistán como nunca te lo han contado

Artículo de septiembre de 2015. 

El Afganistán Socialista (1978-1992). Afganistán como nunca te lo han contado

Si te hablo de Afganistán, seguramente, la primera imagen que llegará a tu mente será: Burka, país atrasado, país cuasi medieval, pobre y lleno de miseria, ocupado militarmente por la OTAN. Recordarás a Al-Qaeda, el 11-S y a Bin Laden. Un país donde la vida tiene que ser un infierno, de hecho, parte de los refugiados que llegan en este momento a Europa son de allí: 14 años después el país ocupado por EE.UU es una cloaca de miseria, opresión y pobreza.

Sin embargo, con toda probabilidad, desconozcas que hubo un pasado donde Afganistán consiguió liberarse de las cadenas de la Edad Media y entrar en la Edad Contemporánea como una locomotora. Donde ese país, hoy atrasado, superaba en algunos aspectos, que luego veremos, a la España de aquella época: El Afganistán Socialista.

Esa explosión de avances llegó gracias a la Revolución de Saur, una revolución popular que estalla gracias a la acción de los comunistas afganos. Tras la represión desencadenada por el régimen anterior, la Revolución cuaja en abril de 1978 y triunfa. El nombre de la Revolución de Saur le viene del nombre persa del mes, por lo que también se le llama La Revolución Roja de Abril.

Bandera de la RPDA en 1978 y 1979.

Bandera de la RPDA desde 1980.

Un revolucionario y ambicioso programa de Reformas:

Programa de alfabetización impartido por mujeres. 1979. Zona rural de Afganistán

El gobierno marxista de Taraki inició un programa de amplios cambios en la sociedad afgana. Para empezar, eliminó la usura (de la que se beneficiaron once millones de campesinos), inició una campaña de alfabetización (por primera vez en las escuelas se enseñó en las lenguas nativas de los alumnos y también asistían mujeres), implantó una muy radical reforma agraria, separación total de la Religión y el nuevo Estado (que, en virtud de la Ley, pasaba a ser constitucionalmente laico), eliminó el cultivo del opio, legalizó los sindicatos y estableció una ley de salario mínimo para subir sueldos a los trabajadores y trabajadoras afganas.

Trabajadora en una fábrica, 1983

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Niños y niñas en clase, años 80, durante la RPDA

Mujeres en clase.  1981. Kabul. RPDA

Mujeres milicianas para combatir a los muyahidines islamistas financiados por EEUU, 1980

El gobierno de Taraki también promovió la igualdad de derechos para las mujeres: permiso de no usar velo si así lo deseaban, permiso de transitar libremente y conducir automóviles, abolición de la compra de mujeres, integración de mujeres al trabajo y a estudios universitarios, así como a la vida política con cargos públicos.
Los comunistas afganos tomaron medidas para sacar al Pueblo del atraso y la miseria. En un primer momento distribuyeron tierra a 250 mil campesinos, abolieron todas las deudas contraídas por los campesinos con los terratenientes, liberaron 8 mil presos políticos, declararon la educación universal para ambos sexos.
La tasa de mortalidad infantil de menores de 5 años pasa de 380 en 1960 a 300 en 1988; el 80 % de la población urbana accede a servicios de salud; el 63 % de los niños y niñas realizan íntegramente el curso escolar en 1985-87; la esperanza de vida pasa de 33 años en 1960 a 42 en 1988. Centenares de miles de personas son alfabetizadas. Se aumenta en un 50 % el número de médicos, se duplica el total de camas en los hospitales; se crean por primera vez jardines de infancia y casas de reposo para los trabajadores.

Manifestación del 1 de mayo, impensable hoy en Afganistán

El gobierno comunista se esfuerza en sacar a las mujeres del tremendo atraso y opresión que sufren: el analfabetismo femenino es reducido del 98 al 75 % y miles de mujeres afganas dejan de usar el chador. Se incorporan a la producción e integran los destacamentos populares de defensa de la revolución con las armas en la mano. Los afiliados del PDPA que practican la poligamia son expulsados del partido. Incluso se incorporan a la vida política: las mujeres son una décima parte de la militancia del PDPA, cifra insuficiente pero que es un gran avance en comparación con la exclusión absoluta que sufren hoy bajo el régimen de los talibanes. La vicepresidenta de la Unión de Mujeres Democráticas Safika Razmiha declaró en 1988:«si no se logra la igualdad de la mujer en nuestra sociedad, es imposible avanzar por el camino del progreso social. Muchos miles de mujeres afganas aún están encerradas en los harenes, millones ocultan su rostro bajo el chador y el 75 % de ellas son analfabetas. La revolución afgana realiza un ingente trabajo para emancipar a la mujer. Pero la correlación de fuerzas es todavía favorable a los atrasos feudales».
Afganistan permitió el divorcio, curiosamente, un año antes que España, gracias a la Revolución de Saur. En 1980


Estudiantes en la universidad de Kabul, 1981

Una joven investigadora afgana en la Universidad de Kabul, 1987

Mujer en una protesta en Kabul tras atentado terrorista contra EE.UU. 1986

EEUU decide declarar la guerra a la Revolución de Saur, junto a sus aliados: Pakistán y Arabia Saudí

Estados Unidos vio la situación como una oportunidad única para debilitar a la URSS, y el movimiento esencialmente marcó el final de la era de la distensión iniciada por el ex Secretario de Estado Henry Kissinger. En 1978, los estadounidenses comenzaron a formar insurgentes y establecer emisiones de propaganda para Afganistán desde Pakistán. A principios de 1979, oficiales estadounidenses comenzaron a reunirse con los líderes insurgentes para determinar sus necesidades. De acuerdo con el entonces Consejero de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski, la ayuda de la CIA a los insurgentes en Afganistán fue aprobado en julio de 1979.Brzezinski dijo que la ayuda a los muyahidines, que se inició bajo la administración Carter con la intención de provocar la intervención soviética, fue impulsado de manera significativa en la administración Reagan


Mohamed Taraki, primer presidente de la RPDA

¿Invasión de la URSS?

Cuando se habla de este hecho histórico en la bibliografía o en los medios de comunicación, se le califica de “invasión de Afganistán” o “invasión soviética”, equiparándolo con episodios que protagoniza la URSS en Hungría (1956) o en Checoslovaquia (1968). Nada más lejos de la realidad. La URSS no invade Afganistán, sino que interviene tras recibir la petición por parte del Consejo Revolucionario. Esto explica que la intervención en Afganistán no despierte el mismo descontento que años atrás produjo la invasión del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia.

De hecho no hay que olvidar dos datos: La Revolución de Saur se produce en 1978 y la entrada de tropas soviéticas es el 7 de diciembre de 1979, habiendo ya EE.UU empezado a financiar a los «rebeldes»

Y otro dato: La República socialista afgana SOBREVIVIÓ a la caída de la URSS durante meses, sin ayuda y luchando sola contra sus enemigos. La URSS desaparece en diciembre de 1991 y Kabul no es tomada hasta un año después, lo que demuestra la existencia de un apoyo importante y notable por parte de la población, teniendo en cuenta que de 1988 a 1992, la RPDA luchó sin más ayuda que la de su propio Ejército y las milicias comunistas.

Apoyo abierto por parte de EEUU a los islamistas, entre los cuales acabará naciendo Al-Qaeda

EEUU no dudó, con el apoyo de Arabia Saudí, en financiar y armar a los «freedom figthers» Como en Siria y Libia ha pasado en los últimos años, EEUU no tuvo problema en apoyar a gente que, sumidos en un feroz fanatismo islamista, obedecían y servían a los poderes que les financiaban

Reagan se reunía con ellos cómodamente en la Casa Blanca en el año 82:

Reagan llegó a decir de ellos: «Ver los valientes afganos luchadores por la libertad contra modernos arsenales con simples armas de mano es una inspiración para aquellos que aman la libertad».

La misma Al Qaeda tiene el origen de su nacimiento en Afganistán, algo que ha sido reconocido por la misma Hillary Clinton. En 1981 se producen secuestros similares de ciudadanos soviéticos como estos. Fueron ejecutados como hoy ejecuta ISIS a sus capturados. Entonces, los medios de prensa, a ese acto, igual que a los coches bomba, le llamaban «luchar por la libertad»De hecho, Bin Laden era retratado en medios occidentales en los años 90 como un héroe de la libertad. Con la complicidad de la prensa occidental, donde se vendía que eran «rebeldes» que luchaban contra un «régimen». De hecho, ya estaba allí «informando» la conocida periodista de EL PAIS, Pilar Bonet, denunciada por la intoxicación de sus artículos sobre Ucrania en 2014.Seguramente os suene la historia, calcada de Libia y Siria.O en los años 80, cuando era una constante. (Curiosamente escrito por la misma tipa que hoy escribe crónicas desde Ucrania)
Los muyahidines eran «oposición armada».

Quienes les combatían, «régimen».

Por si fuera poco, incluso películas como RAMBO se dedicaban en Hollywood a esos simpáticos islamistas que luchaban por «la libertad».

Tras el 11-S, tuvieron la decencia de cambiarlo, claro, una vez sembrado Afganistán de fanatismo y muerte, intolerancia y guerra.

Imágenes del Afganistán socialista y vida cotidiana, antes y después:

Ciudad de Kabul, 1990

Imagen tomada en 1992, cuando los islamistas toman la ciudad de Kabul.

Mujeres por las calles de Afganistán en 1988

Foto de mujeres en Kabul tomada el año pasado. No es 1600, es 2013, tras la liberación del Afganistán de la Revolución Saur por los «freedom figthers» de EEUU y la «nueva liberación» de EEUU en 2001.


Foto del asesinato del último presidente comunista de la RPDA por los «aliados» de EEUU.

El día de ese suceso, EL PAIS publicaba un editorial llamado «El Hijo de Occidente», alabando a los asesinos. El progreso de Afganistán fue tal que llegó a tener el primer astronauta de su historia. Lo tuvo 12 años antes de que ESPAÑA enviase a un astronauta al espacio por primera vez en su historia.

Abdul Ahad Mohmand, primer y único cosmonauta afgano

Cuando los «muyahidines» llegaron, además de cortar los dedos a las mujeres con uñas pintadas, y matar a muchas de ellas, después de violarlas con sadismo, junto a defensores del régimen socialista, fue quemar todo el esfuerzo puesto años atrás en hacer avanzar al país.


Saqueo y quema de libros en Kabul, 1992

¿Qué pasó después? La oposición, llamada en Occidente, incluso por la izquierda «de salón» RESISTENCIA, REBELDES, LUCHADORES POR LA LIBERTAD, que no es mas que un amasijo de 300 comandantes enfrentados entre si y acostumbrados a llenarse los bolsillos con los dólares de la CIA, termina en 1992 por derribar el gobierno comunista. Las conquistas sociales son liquidadas y el país pasa a un nuevo tipo de guerra civil entre los diferentes jefes tribales.

La CIA, el régimen saudí y el general pakistaní Nasrullah Babar forman un grupo integrista aún más fanático y brutal que toma el poder en Kabul en 1996, los talibanes. Los USA pretenden que este régimen no dificulte la instalación de oleoductos que transporten el petróleo centro-asiático a manos de las petroleras yankis. Otras vías alternativas por Irán y China no son posibles.

Los talibanes hacen saber mediante dos gestos lo que va a ser su política: arrastran por las calles de Kabul y cuelgan al último presidente comunista, Najibullah, y ordenan a las mujeres a esconderse debajo de de una espantosa pieza de tela. El asesinato de Najibullah podía haberlo evitado él mismo: le ofrecieron salvarse si firmaba un documento favorable a Pakistán. Al no hacerlo, los lacayos de EEUU no tardaron tiempo el darle una muerte horrenda y terrible.

Los antiguos amos de la CIA pensaron seguramente que su operación había tenido éxito y que Kabul «ya era libre». Poco imaginaban, y tampoco sus aliados de la OTAN, que los fanáticos integristas se iban a volver contra ellos colaborando, supuestamente, en los devastadoras atentados de EEUU y otros lugares.

El pueblo afgano tuvo una oportunidad de obtener un desarrollo pacífico y construir una sociedad más justa. La única ayuda que recibieron de Occidente fue las armas de los bandidos integristas, después las lágrimas de cocodrilo de algunas feministas pequeñoburguesas, los misiles de Clinton y un país sumido en la miseria en todas sus categorías clasificables.

Todavía, quienes tenemos memoria tenemos que aguantar noticias como «Una mujer conduce por primera vez en Afganistán» (Europa press, 2014), como si fuésemos IMBÉCILES y desconociésemos la historia. La Historia de un Afganistán libre, socialista, donde las mujeres podían ser y desarrollarse, donde los pobres y los humildes por fin tocasen con la punta de los dedos el poder y autogestionar sus destinos.

Por desgracia, execrables y repugnantes intereses sembraron de muerte y pobreza Afganistán en nombre de la libertad: Como en Irak, como en Libia y como hoy en Siria. Debemos recordarlo, debemos tener memoria, pues si no lo hacemos, conseguiremos que vuelvan a matar, de nuevo, a todos y todas las valientes que en 1978 lucharon por un Afganistán mejor que da mil patadas a la cloaca creada por EEUU en 2001.Los afganos, a pesar de todo, no lo han olvidado. Cabe señalar que una encuesta de Radio Kabul en 2008 preguntaba qué gobierno preferían los afganos: Un 93% dijeron que la República Socialista, recordando el periodo de prosperidad vivido en aquellos años que, de momento, parece que no volverán.


Fuente: http://jsmutxamel.blogspot.com/2015/09/el-afganistan-socialista-1978-1992.html?m=1


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