Unión Proletaria •  Opinión •  18/10/2017

Llamamiento a los demócratas

El actual Estado español, representado por los partidos políticos monárquicos, ha decidido tomar por la fuerza el control de las instituciones autonómicas catalanas elegidas por el pueblo, si las mismas declaran formalmente la independencia de Cataluña en forma de república.

Para el actual Estado español, Cataluña le pertenece como una posesión territorial, lo quieran o no quienes habitan en ella, violando así el artículo 1.2 de la Carta de las Naciones Unidas. En otros países, se permiten las consultas vinculantes al pueblo. Recientemente, en el Reino Unido de Gran Bretaña, el Estado ha organizado un referéndum en Escocia sobre su eventual independencia y otro referéndum en el conjunto del país para decidir sobre su relación con la Unión Europea. En España, el Estado actual lo impide incluso por la fuerza, prohibiendo actos públicos, deteniendo cargos públicos, haciendo registros a empresas, instituciones y partidos, y reprimiendo violentamente al pueblo. En definitiva, los poderes del Estado español han violado los derechos democráticos de expresión, opinión, manifestación y representación política.

Los habitantes de Cataluña han manifestado mayoritariamente en reiteradas ocasiones su voluntad de decidir sobre su relación con España, pero la Constitución de 1978 no lo permite y los partidos políticos monárquicos que sostienen al gobierno no quieren reformarla para hacer posible esta consulta popular. Para atender la voluntad de los bancos y demás acreedores financieros extranjeros, sí que han reformado las leyes y la propia Constitución. Pero se esconden detrás de la legalidad para rechazar las demandas populares. Y no únicamente los partidos políticos monárquicos, sino la propia Corona que ha sacado a la luz su verdadera cara tomando partido por una unidad de España impuesta, en lugar de una unidad libre.

El actual Estado monárquico español recorta más y más los derechos del pueblo y empeora más y más las condiciones de trabajo y de vida de éste. Se erige en adalid del patriotismo cuando maltrata a su propio pueblo y a otros pueblos acosados; representa solamente los intereses de la oligarquía española; y se arrodilla ante las grandes potencias extranjeras, entregándoles nuestro suelo y nuestras riquezas.

Los acontecimientos de estos últimos años demuestran que el actual Estado monárquico español es la continuación superficialmente reformada del Estado que se impuso contra la soberanía popular mediante una guerra civil y cuarenta años de dictadura fascista. A pesar de su forma parlamentaria, el Estado actual no ha roto con la ilegalidad franquista, no ha depurado su aparato de reminiscencias franquistas, no ha reparado a las víctimas de la opresión franquista y no ha restablecido la legitimidad de la II República violada por el franquismo.

El problema de España no es Cataluña ni las masas que luchan a diario por una vida digna. El problema común de todas las gentes honradas que reclaman justicia es el actual Estado monárquico español que manipula los legítimos sentimientos nacionales de los españoles para enfrentarnos unos a otros y para que un puñado de poderosos explote y oprima a la inmensa mayoría.

Ahora, el pueblo de Cataluña está en su legítimo derecho de enfrentar directa e inmediatamente la tiranía del actual Estado español. Pero, los demócratas consecuentes del resto del territorio español tenemos el deber de proponerle un camino fraternal menos doloroso, como nos corresponde como oprimidos por el mismo Estado reaccionario. Debemos proponerle la urgente construcción de un frente democrático republicano que agrupe a todos los partidos, organizaciones sociales y gentes dispuestas a luchar contra el Estado monárquico a fin de sustituirlo por una República democrática que esté al servicio de la soberanía popular y que respete y haga realidad la voluntad de cada uno de sus pueblos, todo ello expresado en un programa debatido y acordado.

Respetando las diferentes opiniones de otros partidos políticos y otras clases sociales, los comunistas de Unión Proletaria estamos convencidos de que el progreso de la democracia en España no será posible sin desarrollar la conciencia de la clase obrera, su combatividad en la lucha de clases por el socialismo y su organización política independiente como parte leal de ese frente democrático republicano. Estamos convencidos de que, únicamente así, podremos cambiar favorablemente la correlación de fuerzas, vencer a la reacción y hacer progresar la libertad para la mayoría de la sociedad.

¡Por un frente democrático republicano!

 


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