DD.HH. Violencia escolar: El contrato de aula como freno
La violencia escolar expresada en diferentes formas, se refleja cada vez más en distintos lugares del planeta, impactando el derecho a la educación. Esto pone de relieve la capacidad de docentes y estudiantes en el manejo de habilidades sociales que les permitan una convivencia pacífica y una percepción positiva del clima de aula, procurando evitar la discriminación e intolerancia.
No obstante, al igual que en otros espacios de coexistencia social, las reglas de convivencia vienen a constituir una base necesaria, en tanto son las situaciones reinantes las que demandan en toda sociedad el tipo de respaldo normativo. Así, cobran relevancia herramientas como el contrato de aula y los reglamentos internos de las instituciones educativas, y la formación a docentes y estudiantes en DD.HH.
Así lo develaron los resultados de una encuesta mundial en línea a educadores, realizada por la Unesco, mediante la cual concluyó que “la capacidad de las y los docentes para influir positivamente en el entorno escolar y para prevenir o responder a la violencia, depende en gran medida de su preparación, desarrollo profesional en el servicio, normas de enseñanza, deberes y carga de trabajo. Otras consideraciones son el liderazgo político, los marcos legales y políticos a nivel nacional, local y escolar, y el apoyo, los recursos y la formación. (Unesco, 2020, s/n). (1)
Es decir, si el docente no está preparado y el entorno sociopolítico no se involucra, difícilmente se pueda atenuar la violencia escolar. El acoso ─particularmente─ es muy recurrente. La Unesco aseguró en 2022 que “uno de cada tres educandos sufre acoso escolar en todo el mundo”, y que “la evidencia disponible muestra que la violencia perpetrada por compañeros y compañeras es la más común”. Expuso que la violencia escolar es ejercida mediante castigo, abusos y agresiones sexuales, acoso, ciberacoso, riñas físicas, y “burlas dañinas, insultos y exclusión o denegación de recursos”. (Unesco, 2022, s/n). (2).
En el caso del acoso, no es difícil inferir que constituye una conducta aprendida y que son los padres, representantes y responsables de niños, niñas y adolescentes, los que deben dar ejemplo de buena convivencia y manejo adecuado de conflictos. La Unicef confirma en su análisis estadístico “Disciplina violenta en América Latina y el Caribe” que “la exposición a la violencia, el abuso y la negligencia durante la primera infancia tiene un impacto para el resto de la vida”. (Unicef, 2018, s/n). (3)
La multilateral sostiene que en la región “2 de cada 3 niños y niñas menores de 5 años son regularmente sujetos a la disciplina violenta (agresión emocional o castigo corporal) en el hogar”, y que, un alto porcentaje de niños y niñas de 3 y 4 años que “patean, muerden o golpean a otros niños, niñas o adultos” replican esta conducta. (Unicef, 2018, s/n). (3)
Por ejemplo, el diario digital elimparcial.com, de México, ─entre muchos otros medios digitales─ reflejó este 18 de junio la situación de una maestra de kínder en Cuatitlán Izcalli, Edomex, en un video que se hizo viral, y que muestra el momento en que “la madre del niño comienza a golpear a la maestra y le advierte que no volverá a tocar a su hijo”. (s/n) (4).
Otro video que se viralizó el 26 de febrero de este año en el portal digital unotv.com, y otros medios, recogieron lo sucedido con una maestra en Estados Unidos, que terminó “noqueada y gravemente herida después que fue atacada por un molesto alumno de secundaria a quien le había quitado su nintendo Switch”. (5).
Esas experiencias vienen a confirmar que se requieren medidas extraordinarias a situaciones de igual calibre. Secuelas como el suicidio en adolescentes se han hecho recurrentes tras el acoso, una práctica que se ha normalizado socialmente, con graves secuelas para el derecho a salud mental y a estudiar en paz, puesto que alcanzar el conocimiento mediante el estudio, forma parte del desarrollo humano. (6).
Los casos de violencia escolar no son hechos aislados, sino que se enclavan como un fenómeno social que degrada la dignidad humana de quien la sufre. Esto ratifica el rol estratégico del docente y su indispensable conexión con el entorno comunitario; pero también la importancia de una política educativa pertinente; del aporte de la comunidad de padres, representantes y responsables; y de la labor estatal, docente y familiar con los grupos de educandos.
Por lo regular, se le delega al docente la mayor responsabilidad: debe ejecutar el programa educativo, trabajar la planificación y evaluación, y la interacción con sus pares en el proceso de construcción de estrategias y manejo de conflictos. No obstante, cada integrante de la cadena implícita en el proceso social que es la educación debe aportar en función de frenar los abusos y la violencia en el aula y en los establecimientos educativos.
Asimismo, en tanto se debe hacer saber a los acosadores que su comportamiento es inaceptable y causa daño, el contrato de aula y las normativas internas, debidamente acordadas debatidas y difundidas por todos los factores involucrados en la problemática de la violencia escolar, deben constituir mecanismos que tiendan a la búsqueda de la dignidad humana, que debe percibirse en el clima institucional educativo y del aula, para que estudiantes y docentes se sientan más seguros.
Hay modelos y tipos de contrato de aula o institucional, tanto como existen situaciones diversas a atender, pero lo importante es tener una normativa antiacoso clara y que se cumpla.
Por ejemplo, Durán, J., Ibarra, A., Obeso, L. y Zavala, R. (2020) en su investigación Técnica de Contrato de Contingencia para las conductas disruptivas de los estudiantes del III Ciclo de Primaria, plantean: El contrato Unilateral, que describen como un tipo de contrato “personal, y se puede dar entre parejas, entre padre e hijo, docente y estudiante”, y el “Multilateral” que “se va desarrollar a nivel grupal ya que intervienen más agentes, podemos señalar a estudiante, padres, docentes y psicólogos”. (p.36). (7).
Finalmente, abordar la educación en derechos humanos, constituye un modo de entender nuevas formas para la coexistencia en el aula y demás espacios escolares mediante respeto a la dignidad humana, para poner freno al acoso. #contratodeaula #frenoalacoso
Referencias:
2. El rol de los docentes para prevenir y abordar la violencia escolar. Unesco. 2022. Obtenido de https://www.unesco.org/es/articles/el-rol-de-las-y-los-docentes-para-prevenir-y-abordar-la-violencia-escolar
3. Unicef. Violencia escolar en América Latina y El Caribe. Obtenido de https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://www.unicef.org/costarica/sites/unicef.org.costarica/files/202002/cr_pub_Violencia_escolar_America_Latina_y_Caribe.pdf&ved=2ahUKEwjd8OG017f_AhUARDABHVmnBSkQFnoECB8QAQ&usg=AOvVaw0mrUjPckPBjus-AuQyHy2c
https://www.elmundo.es/cronica/2023/02/27/63f9e91621efa0e2238b45cd.html
https://www.cuatro.com/focus/20230307/acoso-escolarinvestigacion_18_08919826.html
7. Durán, J., Ibarra, A., Obeso, L. y Zavala, R. (2020) en su investigación Técnica de Contrato de Contingencia para las conductas disruptivas de los estudiantes del III Ciclo de Primaria. Obtenido de http://161.132.172.67/handle/20.500.12905/1863
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