Bernie Sanders •  Opinión •  19/09/2016

Bernie Sanders: Doy mi apoyo a Hillary Clinton y otro tanto deberían hacer todos los que me votaron

Han concluido las convenciones y han comenzado oficialmente las elecciones presidenciales. En las primarias, yo conseguí 1.846 compromisarios, un 46% del total. Hillary Clinton consiguió 2.205 compromisarios, el 54%. Logró 602 superdelegados, y yo, 48. Hillary Clinton es la candidata demócrata y yo la apoyaré enérgicamente.
 
Donald Trump sería un desastre y un bochorno para nuestro país si fuera elegido presidente. Su campaña no se basa en nada substantivo, ya se trate de mejorar la economía, nuestro sistema educativo, la atención sanitaria o el medio ambiente. Su base es la intolerancia. Trata de ganar estas elecciones fomentando el odio contra mexicanos y musulmanes. Ha insultado groseramente a las mujeres. Y como líder del movimiento “birther” [que cuestiona que Obama naciera en los EE.UU. y sea, por tanto, ciudadano norteamericano], ha tratado de minar la legitimidad de nuestro primer presidente afroamericano. No se trata solo de mi punto de vista. Es la perspectiva de una serie de republicanos conservadores.
 
En estos tiempos difíciles, necesitamos un presidente que una a nuestro país, no alguien que nos divida por raza o religión, no alguien que no sepa entender de qué trata nuestra Constitución.
 
Prácticamente en todas las cuestiones principales a las que se enfrenta el país y en lo que toca a las necesidades de las familias trabajadoras, las posturas de Clinton son netamente superiores a las de Trump. Nuestras dos campañas han trabajado conjuntamente para elaborar el programa más progresista de la historia de la política norteamericana. La campaña de Trump ha redactado uno de los documentos más reaccionarios.
 
Clinton comprende que [la decisión judicial sobre] Citizens United ha socavado nuestra democracia. Nombrará jueces que estén preparados para revocar esa decisión del Tribunal Supremo, que hizo posible que los multimillonarios compraran las elecciones. Sus nombramientos para el tribunal preservarán el derecho de las mujeres en materia de aborto, los derechos de los trabajadores, los derechos de la Comunidad LGBT, las necesidades de las minorías y los inmigrantes y la posibilidad de que el Gobierno proteja el medioambiente.
 
Trump, por su parte, ha dejado claro que sus nombramientos para el Tribunal Supremo preservarían la mayoría derechista de la corte.  
 
Clinton comprende que en una economía global competitiva, nos hace falta tener la mano de obra más preparada del mundo. Ella y yo hemos colaborado en una propuesta que revolucionará la educación superior en Norteamérica. Garantizará que los hijos de cualquier familia de este país con ingresos por debajo de los 125.000 dólares anuales – el 83% de nuestra población – pueda acudir a a un colegio universitario o universidad públicos de matrícula gratuita. Esta propuesta reduce también de modo substancial la deuda estudiantil.  
 
Trump, por contraposición, apenas sí ha dicho una palabra sobre educación superior.
 
Clinton comprende que en una época de ingentes ingresos y desigualdad de riqueza, resulta absurdo ofrecer enormes exenciones fiscales a los muy ricos. Trump, en cambio, quiere que las familias multimillonarias como la suya disfruten de cientos de miles de millones en nuevas exenciones fiscales.
 
Clinton se da cuenta de que el cambio climático va de versa, lo causa la actividad humana y es una de las grandes crisis medioambientales que afronta nuestro planeta. Sabe que debemos transformar nuestro sistema energético apartándonos de los combustibles fósiles y pasando de modo contundente a la eficiencia energética y la energía sostenible.
 
Trump, por el contrario, y como la mayoría de los republicanos, rechaza la ciencia de casi todos los principales investigadores en este campo. Cree que el cambio climático es un “fraude” y que no hay necesidad de encararlo.
 
Clinton entiende que este país tiene que ir hacia una sanidad universal. Quiere ver que todos los norteamericanos tienen derecho a escoger una opción pública en su atención sanitaria, que cualquier persona de 55 años o más debería poder optar a Medicare, y que debemos mejorar enormemente la atención sanitaria primaria mediante una expansión considerable de los centros de salud comunitaria. Quiere rebajar asimismo el coste escandalosamente elevado de los medicamentos recetados.  
 
¿Y cuál es la postura de Donald Trump sobre la atención sanitaria? Quiere abolir la Ley de Atención Asequible [el llamado Obamacare], dejar a veinte millones de personas sin el seguro sanitario del que actualmente disfrutan y recortar el Medicaid de los norteamericanos de bajos ingresos.
 
Durante las primarias, mis partidarios y yo iniciamos una revolución política para transformar Norteamérica. Esa revolución continúa cuando Hillary Clinton trata de llegar a la Casa Blanca. Y continuará después de las elecciones. Continuará hasta que creemos un gobierno que nos represente a todos y no sólo al 1%, un gobierno basado en el principio de la justicia  económica, social, racial y medioambiental.
 
Comprendo que muchos de mis partidarios estén decepcionados por los resultados finales del proceso de designación del candidato, pero mostrarse abatidos e inactivos no va a mejorar nada. Seguir adelante y continuar la lucha es lo que importa. Y en esa lucha, la tarea más inmediata que afrontamos consiste en derrotar a Donald Trump.

senador por el estado de Vermont y, hasta la reciente convención de Cleveland, candidato a la designación para concurrir a la carrera presidencial norteamericana por parte del Partido Demócrata.

Fuente:

Los Angeles Times, 5 de agosto de 2016

Traducción:

  • Lucas Antón

 


Opinión /