Los apagones de luz en el Polígono Sur de Sevilla (La vida intermitente)
Intermitente: Que se interrumpe o cesa y prosigue o se repite. Discontinuo, entrecortado, irregular, alterno, esporádico…
Escogemos este término, “intermitente”, porque podría ser el que mejor defina la forma de vida de muchos de nuestr@s vecin@s, aquell@s que habitan la Sevilla de esos barrios alejados del ajetreo y bullicio turístico; apartad@s de esa Sevilla en la que se hace todo lo posible para que no falte ningún servicio a quienes visitan el escaparate de la ciudad.
Pero nos referimos a la otra Sevilla, la de l@s sevillan@s que no tienen tanta suerte como l@s visitantes. La de quienes viven en esos barrios, geográficamente cercanos de la Sevilla turística, pero alejados de los servicios que perciben, y que son quienes diariamente soportan los apagones de luz, obligados a vivir de forma intermitente.
La sensación de nuestr@s vecin@s del Polígono Sur con el problema de los apagones que sufren desde hace años es la de estar en una especie de “agujero negro” del que nunca podrán salir. Creen que esta lacra les ha tocado en suerte, y se sienten abandonados por quienes tendrían que protegerles. Es fácil hacerles creer que se trabaja para arreglar “su” problema y hacer que se pierdan en una maraña de términos técnicos y burocracia, de responsabilidades compartidas entre las diferentes instituciones, empresas multinacionales, eléctricas, comercializadoras… y trámites jurídicos que nunca llegarán a nada.
Pero ellos siguen con su lucha, porque siguen con “su problema” y si algo tienen claro es que su verdad es incuestionable. Ya hace tiempo, más de un año, que les contaron que para solucionar este asunto lo primero era encargar una auditoría. Pero no una auditoría cualquiera, un estudio detallado sobre la frecuencia y lugares donde se producían esos “apagones”, un estudio independiente, que contaría con técnicos expertos en la materia, que arrojaría la realidad del problema, que llegaría al origen del mismo y, por ende, sacaría las conclusiones necesarias para solucionarlo. No sabemos cuánto costó este magnífico trabajo ni dónde se encuentra publicado en su integridad. Pero mientras llega esa “salvación”, los vecinos siguen trabajando en lo suyo y sacando datos y conclusiones… a coste cero y con inmediatez.
Gracias a la labor de una parte de l@s vecin@s afectad@s, que son quienes nos comunican los apagones diarios, tenemos el resumen de lo ocurrido los últimos seis meses.
Mayo: 179 (5,8 incidencias diarias)
Junio: 200 (6,7 incidencias diarias)
Julio: 445 (14,4 incidencias diarias)
Agosto: 429 (13,8 incidencias diarias)
Septiembre: 340 (11,3 incidencias diarias)
Octubre: 371 (12 incidencias diarias)
TOTAL 1.964 (10,67 incidencias diarias)
¿Dónde se producen todas estas incidencias? El 67% de los códigos de incidencia registrados en estos 6 meses corresponden a suministros que dependen de los siguientes Centros de Transformación:
Centro de T. Mago de Oz (655 incidencias)
Centro de T. Reina de la Paz (398 incidencias)
Centro de T. Estrella del Mar (262 incidencias)
TOTAL 1.315 Códigos de incidencia
1.315 códigos suponen una media superior a los 7 diarios. Dicho de otra forma: en estos seis meses la empresa distribuidora ha constatado, al menos 7 veces diarias, una situación de avería en uno de estos centros de transformación, facilitando un código de incidencia como prueba de ello, siendo, por tanto, la primera conocedora del mal funcionamiento de estos centros, así como del incumplimiento de los contratos con los suministros dependientes; clientes que atienden sus facturas y reciben a cambio las deficiencias de un servicio intermitente.
Sólo tenemos que hacer un fácil ejercicio de comparación para “sacar a la luz” la enorme desigualdad existente. ¿Podemos imaginar que esos apagones diarios ocurriesen en alguna zona de Sevilla que sirva de escaparate exterior? (En agosto hubo alguna incidencia en el entorno de la Alameda de Hércules y se informó de ello incluso en noticieros nacionales) ¿Podemos imaginar 7 apagones diarios en cualquier calle de la Feria de Abril, o en alguna del centro de la ciudad durante la Semana Santa? O en cualquier mes del año en cualquier parte de la otra Sevilla?
Pero hay más. Detrás de estos números de incidencia hay mucho más. Convivir con los apagones te obliga a vivir una vida diferente, desconocida para quienes no los sufren. Entre los datos del resumen de lo ocurrido, aunque no vemos sus caras, están quienes no pueden almacenar alimentos porque más de una vez se les han estropeado. Están quienes lo primero que hacen al levantarse cada mañana es probar suerte con el interruptor de la luz, o quienes pasan la noche en vela esperando que alguien se acuerde de su avería. No se le ve, pero también está la señora que nos informa que vive con un familiar enfermo, que empeora cuando se queda sin luz, y avisa por si pasara algo. Estremece sólo recordarlo. O aquella que cuida a un familiar de edad avanzada, impedida, y que no puede hacer nada para bajar la temperatura de su casa, o aquella otra que, además de la luz, también se queda sin agua, pues a su planta sólo llega el agua a través de un motor, que lógicamente ha dejado de funcionar. Es desgarrador oír algunos mensajes de desesperación tras varias horas sin electricidad en plena ola de calor, o aquellos de tristeza y sentimiento de abandono de quien acepta con resignación lo que injustamente le ha tocado vivir… en fin, que no hacen falta grandes ni costosos estudios para ver esta realidad, sólo algo más de interés.
Empezamos el artículo hablando de la palabra “intermitente” como adjetivo, para calificar la forma de vida de nuestr@s vecin@s, pero también hay otro significado. Los intermitentes, en circulación, son los dispositivos que sirven para avisar de una maniobra, de un cambio de carril, de un giro, de un cambio de sentido… los vecin@s del Polígono Sur llevan muchos años aguantando, y aunque seguirán trabajando dentro de sus posibilidades para cambiar una realidad injusta, avisan a quien realmente corresponde hacerlo, para que, cuanto antes, cambie de sentido.