La revolución de los #borjamaris sería un buen chiste de no jugar con algo tan serio como el COVID-19.
Tal vez la imagen que más me ha impactado de la «revolución de los #borjamaris» ha sido la de la señora que lleva con ella a su empleada de hogar con uniforme de trabajo para que le toque la cacerola, no fuese a ser que ese chisme le rompiese una uña, o la chica de servicio se le quedase en casa sin hacer nada mientras que ella lucha contra un gobierno de comunistas que pretenden que la chica interna cobre un salario digno y tenga derechos laborales.
Otra imagen para la historia es la del orondo ricachon en su Mercedes descapotable con chofer incluido y un megáfono comprado en los chinos gritando consignas como «comunistas asesinos» y «gobierno dimisión».
Serie de película de mucha risa si la realidad no fuese tan dura.
Las consignas y el movimiento esta claramente instrumentalizado y dirigido por la ultraderecha y los poderes económicos. Y poco o mejor dicho nada aportan a la lucha contra el COVID-19.
Más bien son algaradas ilegales donde unos irresponsables se pasan por el forro las medidas de distanciamiento y de protección para evitar la propagación del virus. Casi parece que la intención es propagarlo a lo Donald Trump, a lo loco y sin el mayor respeto por el coste en vidas humanas que un paso atrás puede suponer.
VOXPP parece querer retrotraer a la sociedad española al estado de polarización y enfrentamiento anterior al golpe de Estado de 1936 que desencadenó una cruenta guerra civil.
Pero se equivocan, esta sociedad no es la misma y ellos no han cambiado, siguen a lo rancio gritando como descerebrados el VIVA LA MUERTE a una sociedad que solo quiere gritar el VIVA LA VIDA.
Esta vez ni venceceis, ni convencereis.
¡NO PASARAN!