José Antonio Medina Ibáñez •  Opinión •  20/07/2018

Una historia del socialismo chavista

De la Venezuela del Socialismo del Siglo XXI se han marchado 1.5 millones de personas, pero 31 millones continúan viviendo en el país.

Los que han salido y los que se han quedado, están escribiendo la historia del socialismo chavista, pero pocos o ninguno de ellos sabe cuánto de fábula quedará al final de ese documento.

La igualdad en las costumbres y lengua en los venezolanos no ha sido capaz de producir apasionados debates o llamamientos para una defensa en común, hoy se ha sectorizado en dos grandes bandos acusándose, uno al otro, de antivenezolano, de ser el responsable de vivir una situación muy diferente a la de hace casi 19 años.

No se trata aquí de dar más datos; hay, faltan y sobran demasiados para insistir en la inmensa crisis que vive el gran país del sur, sin embargo a título informativo es importante decir que la Inversión Extranjera Directa (IED) en América Latina y el Caribe, según CEPAL, entre 2005 / 9 llegó a los 106.993 millones de dólares, en 2011 a 207.225; en 2012 a 204.754; en 2013 a 194.111 millones de dólares; en 2014 a 203.043; en 2015 recibió 186.743 millones de dólares; en 2016 llegó a los 168.289 millones y en 2017 a 161.673.

De esas inversiones, Venezuela y otros tres grandes países de la región recibieron los siguientes ingresos en millones de dólares. Venezuela no ha aportado datos desde 2015:

 

2005/2009

2011

2012

2013

2014

2015

2016

2017

Venezuela

1.403

5.740

5.973

2.680

320

1.383

sin datos

sin datos

Brasil

32.331

101.158

86.607

69.686

97.180

74.718

78.248

70.685

Argentina

6.204

10.840

15.324

9.822

5.065

11.759

3.260

11.517

México

26.279

24.320

17.570

47.229

30.287

36.519

34.776

31.726

 

La diferencia se aprecia fácilmente y la gente quiere saber qué piensan los políticos, los empresarios, los comerciantes y los consumidores de todo ello; porque sin ellos y ello, es imposible articular un Estado, crear un sentimiento de unidad, construirse una carretera o, ser un  país más rentable.

En un reduccionismo abrupto, apuesto a que las concepciones de estos cuatro actores parecen converger en el apego a pocas “cosas”, tres buenos ejemplos son: la continuidad eterna de los bloques del 23 de Enero (Caracas 1950), los ranchitos (aprox. 1940) y, un espíritu de sacrificio que lleva más 60 años soportando un democracia marrullera.

Si aceptamos esta aportación, el Socialismo del Siglo XXI, habría hallado un nicho idóneo para su continuidad política. Primando en el país una especie de concertación de comportamientos en favor del bienestar individual o clientelismo.

Sin la exclusividad de una formación en W, a muchos se nos antoja que la venezolana se ha convertido, con el tiempo, en una herramienta de salida, llegada y adaptación individual; en un instrumento de rápida movilidad social, de poder de acción y en demasiados casos, de poca profundidad.

No podemos obviar la permeabilidad a la influencia del Way of life norteamericano, millones de venezolanos lo han interiorizado, como dicen en España, en sus ADN; convirtiéndolo en un sistema de exigencias y obligaciones, de lado y lado.

Sin embargo, las cuatro categorías citadas: políticos, empresarios, comerciantes y consumidores, aun viviendo en lugares y con puestas en valor distintas sobre las “cosas”, también convergen en que son venezolanos, nacidos y criados potencialmente iguales en las costumbres de dar lo mejor y, paradójicamente, aceptar incluso situaciones que les lleven a la más dura mediocridad, siempre que haya habido puentes que permitan el progreso dentro de las clases sociales locales, regionales o nacionales.

Haría falta una quinta categoría, la de los bandidos ocasionales o, a tiempo parcial; personajes cercados y limitados en sus aspiraciones, convertidos en los más desventajados de la sociedad pero apercibidos de la posibilidad de progresar más rápidamente en un país descontrolado que en uno organizado, por ejemplo, Holanda.

Aunque con ellos el Estado pierde equilibrio, son parte de él porque al poder ser ideologizados se les convierte en potenciales votantes o incitadores.

El socialismo de Chávez y Maduro ha calado en todas esas categorías, en unos haciéndoles conscientes de que nacieron con claras desventajas sociales pero con la capacidad histórica de adquirirlas y, en otros con la templada conciencia de que lo conquistado no se puede perder.

participa@latinpress.es 


Opinión /