Ramaris Vásquez •  Opinión •  20/07/2020

EE.UU, la amenaza sobre Venezuela

Estados Unidos (EE.UU) bajo la administración del premio Nobel “de la paz”, Barack Obama -el mismo que impulsó la invasión a Irak acusando falsamente al país árabe de poseer “armas de destrucción masiva”-  decretó en 2015, mediante Orden Ejecutiva 13692, que Venezuela constituye una “amenaza inusual y extraordinaria” para la seguridad nacional del país norteamericano.
 
Donald Trump  ratifica esta “orden”, con la que da cuenta de que la soberanía de los países no es tal puesto que EE.UU dicta y ejecuta medidas de alcance extraterritorial y sanciones unilaterales y coercitivas contra Venezuela, contrarias al derecho internacional y los derechos humanos. EE.UU se ha erigido como una sombra amenazante contra Venezuela y la población venezolana.
 
Es público, notorio y comunicacional que los amedrentamientos y actuaciones recurrentes de EE.UU y sus voceros contra Venezuela, constituyen una amenaza a la “seguridad humana” de los venezolan@s puesto que la Resolución aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas, del 10 de septiembre de 2012, 66/290,  Seguimiento del párrafo 143, relativo a la seguridad humana, del Documento Final de la Cumbre Mundial 2005, establece en su literal e, que:
 
“La seguridad humana no entraña la amenaza o el uso de la fuerza ni medidas coercitivas. La seguridad humana no sustituye a la seguridad del Estado”.
 
Igualmente, ningún Estado ni presidente de ningún país puede abrogarse el derecho de instalarle un presidente paralelo a otro Estado, como EE.UU –junto una cincuentena de países- ha hecho con Venezuela, abusando de su poder como miembro permanente y con derecho a veto del Consejo de
 
Seguridad de la ONU, obstruyendo además, los medios de subsistencia económica del país con severas sanciones unilaterales y coercitivas.
 
Vale recordar que esas ‘mañas’ estadounidenses no son nuevas.  En 1909, EE.UU presionó la salida de la presidencia nicaragüense a José Santos Zelaya e impuso a Adolfo Díaz. Instaló a Rafael Leonidas Trujillo en República Dominicana y aupó en Cuba el ascenso de Fulgencio Batista, así como el derrocamiento de Jacobo Arbenz en Guatemala. Sobran ejemplos. Ahora lo hace con nuevos métodos como la guerra no convencional contra Venezuela.
 
Esta fórmula, según recogen algunas fuentes (1) se hallaría asentada en lo que se ha dado en conocer como el documento sobre la “Guerra no Convencional de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos (TC 18-01, del 30 de noviembre de 2010)” donde se expresa tácitamente un método que sería de estrategia nacional de defensa, que opera preventivamente y contraviene absolutamente el derecho internacional.
 
Este tipo de guerra ha sido reconocida en Venezuela por dos relatores especiales de Naciones Unidas: Alfred Zayas e Idriss Jazairy (2). Éste último expresó en 2018 respecto a este mecanismo bélico no convencional que: «la contradicción es que todo este sufrimiento se impone sobre toda esta gente, habitualmente bajo el pretexto de que quieren defender a esa gente de la denegación de los derechos humanos por su propio Gobierno».
 
Ahora, muy probablemente sí constituimos una amenaza para EE.UU (el segundo país del mundo consumidor de energía –después de China- ) por tener las reservas de petróleo más grandes del mundo. “Casualmente”, Obama anunció en 2014 la presunta “independencia energética” de EE.UU para el año 2035, a punta de esquisto y ‘fracking’.
 
Esa práctica para extraer gas natural y petróleo perjudicial a la salud humana y al cambio climático, hoy cunde de pánico EE.UU por sus aguas subterráneas y el impacto de estas operaciones de extracción que además decayeron súbitamente producto de la pandemia por coronavirus. EE.UU necesita ahora, más urgentemente, garantizar su futuro energético.
 
A Trump no le fue bien en Oriente Medio con su ambición de petróleo. Siria no es  presa fácil de roer e Irán se la tiene jurada al jerarca estadounidense. El asunto Venezuela se le complica a poco tiempo de las elecciones pues no ha podido domeñarlo a su antojo como previó. EE.UU y su mandatario hacen más patente su desesperación aumentando la presión sobre el país suramericano, con agresiones injustificadas y provocadoras.
 
El cerco marítimo que mantiene EE.UU en aguas latinoamericanas y caribeñas no es sino la búsqueda de un escenario que justifique acciones castrenses contra un país pacífico y una población inocente en plena pandemia por coronavirus. EE.UU sí es una amenaza, ya usual y poco extraordinaria sobre Venezuela.
  1. https://temas.sld.cu/derinthumanitario/2017/07/20/guerra-no-convencional-y-dih/
  2. http://www.cubadefensa.cu/sites/default/files/circular_TC1801.pdf
  3. https://news.un.org/es/story/2018/10/1443861

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