Parejas 2.0., una extraña forma de amar
No recuerdo exactamente cómo llegué hasta el empalagoso vídeo “Mía”, que el polifacético Risto Mejide ha dedicado recientemente a su pareja, la joven modelo y estudiante de periodismo Laura Escanes, a quien ya se había declarado anteriormente en un teatro lleno de hasta la bandera, donde le pidió que se casara con él. El inflamado publicista ha vuelto a exhibir su amor en la red, ante la mirada de miles de seguidores y mediante un montaje audiovisual que recuerda al de un anuncio, acompañado de su propia voz de fondo. Cuando lo escuchas, te dan ganas de cubrirte con una sábana y desaparecer de este mundo para siempre.
.El inquietante documento causa vergüenza ajena, cuesta verlo entero -a pesar de que dure poco más de cuatro minutos- pero merece la pena hacer de tripas corazón y esperar hasta el final dado que constituye una lección de cómo se presenta una pareja como mercancía.Es un ejercicio excelente de construcción de marca personal –“self branding” o “personal branding”, en inglés- pero con la singularidad de que aquí se aplica al mundo de los enamorados -supongo que en este caso deberíamos hablar de “couple branding” o de algún término por el estilo-. Él y ella. .Un polo de atracción para los consumidores. Dos seres humanos de los que se extraen jugosos beneficios.Matrimonio y patrimonio unidos de nuevo pero esta vez bajo el paraguas de la flexibilidad que exigen el mercado y el universo 2.0.. Hay que picar piedra para esculpir la imagen que se quiera proyectar, para hacerla lo más rentable posible. Yo y nosotros como materia de trabajo.
.A través de las redes sociales y de su canal de Youtube, la popular Laura Escanes -cuyos vídeos también son motivo de burla en la red- ventila anécdotas personales y se convierte en un escaparate ideal para promocionarse a sí misma o hacer publicidad de bienes de consumo y establecimientos de lujo -ropa, productos cosméticos, restaurantes, salones de belleza, etcétera-. Por su parte, Risto no pierde ocasión de lanzarle piropos en su columna en el periódico, con lo que consigue acaparar la atención de de los numerosos fans y detractores que le siguen. A ninguno de los dos les faltan ofertas de trabajo.Que tengan nada interesante que contar es otra historia.
Cuando terminó la letanía de frases posesivas de “Mía”, recordé los tiempos en los que el malcarado publicista ejercía de «emperador romano» en “Operación Triunfo” y apuntaba simbólicamente con el dedo hacia arriba o hacia abajo, cuando tocaba sentenciar a los temblorosos concursantes. .Si pretendía halagarles o bien hundirles en la miseria, solía escupirles en la cara si eran buenos o bien malos “productos”.Detrás de las imprescindibles gafas oscuras provocó más de un disgusto a aquellos jovencitos que acudían al plató a “luchar por su sueño”. Ahora se han convertido en un producto, tanto él como su pareja. Y ambos triunfan. Supongo que Risto ha hecho realidad el sueño húmedo de cualquier publicista y el horrendo vídeo es la máxima expresión de ese deseo cosificador.
.Sea como sea, la estrategia no la ha inventado él sino que simplemente ha sido suficientemente listo para subir al carro de una manera de pasar por caja ampliamente explotada por las grandes marcas. .En un reportaje del mes de julio de la revista Harper’s Bazaar se repasaban las numerosas celebridades internacionales que han sido reclamadas por las firmas más codiciadas. David y Victoria Beckham, entre muchos otros, han creado un imperio. En España, tenemos el caso de Alaska y Mario Vaquerizo. Esta pareja ha rentabilizado un “reality” sobre su vida, donde muestran unos hábitos que rayan el consumismo compulsivo. También tenemos a la actriz Paula Echevarría y al ex “triunfito” David Bustamante, pésimos ambos en sus respectivos oficios, que aprovechan Instagram para mostrarnos lo felices que son y cuál será el próximo disco o serie que verá la luz.También nos enseñan donde han adquirido aquellos zapatos que cuestan un riñón y el bolso por el que han pagado el equivalente a tres sueldos inframileuristas. El azulgrana Gerard Piqué y la cantante colombiana Shakira promocionan videojuegos, colonias, material deportivo y juguetes para los niños -para ellos quizás habría que acuñar el término “family branding” dado que sus carismáticos hijos también representan un reclamo para los fans-.Nos podríamos entretener un buen rato porque parejas que han montado un holding hay para parar un tren.
De entrada, hay que tener en cuenta que la imagen que nos muestran está pasada por el filtro de Photoshop, de la misma manera que su relación, que también está editada según las conveniencias del consumo. ¿Qué se esconde, en realidad, detrás de esta maravillosa fachada? ¿Cómo será esto quererse y, al mismo tiempo, formar parte de una empresa que genera historias constantemente de cara a la galería? ¿Son compatibles el afecto sincero y la búsqueda permanente de lucro material?Es fácil sentirse frustrado ante un poder adquisitivo tan elevado y la constante exhibición de felicidad conyugal, irradiada por los cuatro costados. Pero lo peor de estos ejemplos, en mi opinión, es que tienen una extraordinaria capacidad para contagiar las mismas narrativas entre los seguidores, la mayoría de los cuales deben encontrarse en una situación de precariedad.Sin una extraordinaria campaña detrás, la ilusión de progreso material a través de la autopromoción en Internet se desmorona como un castillo de naipes.
Al contrario de lo que proclaman los gurús de la autoayuda y los emprendedores de Silicon Valley, las nuevas tecnologías nunca tendrán suficiente capacidad para compensar las deficiencias de base de una sociedad expoliada. Según la doctora por la Universidad de Nueva York Alice Marwick, experta en medios, cultura y comunicación, estas técnicas de búsqueda de estatus constituyen tecnologías de la subjetividad, que nos alientan a aplicar los principios del mercado libre en la organización de la vida social. Los mitos de la emprendeduría y la meritocracia subyacentes devalúan las luchas en contra de la desigualdad y a favor de la democracia. Esta ideología, importada del norte de California, presenta dichos medios como una falsa solución ante los déficits estructurales a los que habría que poner remedio con urgencia.Dicho con otras palabras: a través del seductor espejismo de la igualdad de oportunidades en la red, abandonamos las batallasnecesarias para combatir al despiadado neoliberalismo, del que estos personajes son los máximos exponentes. Ni su amor tuneado ni las campañas de caridad que apoyan cambiarán jamás el mundo que nos rodea. Tienen una manera demasiado extraña de amar.
* Clara Equena i Freixas
Psicòloga