Nicolás Ramón Contreras Hernández •  Opinión •  20/08/2018

Koffi Annan ha muerto: un carisma en medio de colonialismos

Koffi Annan ha muerto: un carisma en medio de colonialismos

Ha muerto a los 80 años en Berna, Suiza, el ciudadano gahanés Koffi Annan, el primer hombre africano de biotipo subsahariano que ocupó el cargo de secretario general de la Organización de naciones unidas – ONU- entre 1997 y el 2006, en el periodo de gloria de lo que Bil Clinton y George W Bush, denominaron el comienzo del «siglo de oro americano», una etapa oscura y surcada por muchos genocidios, que le tocó lidiar y administrar a este carismático hombre de la diplomacia, reclutado por la CIA en 1957 a los 19 años de edad (Meyssan, 2012). 
Koffi Anán venía de una familia aristocrática perteneciente al antiguo pueblo Fanti, enemigo de los Ashantis, naciones que sostuvieron una guerra interna por el control de las rutas comerciales de oro, marfil, hierro y esclavos en el Golfo de Guinea, pelea intestina que gracias a la mediación de los imperios ingleses, portugueses, holandeses y de otras heces, constituyeron con árabes y portugueses un comercio de prisioneros de guerra y súbditos, que fueron enviados a Abyayala/América en el siglo XVI, en condición de esa esclavitud sin la cual el capitalismo europeo y gringo, no hubiera podido despegar (Genovese, 1971). 
Koffi Anán, había nacido en Kumasia, el epicentro de la guerra entre las naciones Fanti y Ashanti. Esta ciudad aparece referenciada en la memoria oral que ayudó al escritor colombiano Jorge Isaac en el siglo XIX, a escribir la novela María. Isaac se basó en su historia de amor fallida entre primos, en los amores de su esclavizada Nay con Sinar, príncipes de dos pueblos en disputa relacionados con Fantis y Ashantis: los achimis y los kombumanés. Hecha esta digresión por sus lazos con la historia del la esclavización en Abyayala/América, paso a valorar al personaje, más allá del panegírico pigmentocrático, acostumbrado por la afroderecha continental que fomenta la ingenuidad. 
Pues bien, Koffi Anán, al igual que el padre de Barack Obama, fue invitado a un curso de Verano en Harvard y a partir de allí, la CIA al ver su talento y posición social, a través de la Fundación Ford, le propuso una formación completa, primeramente como estudiante de Economía en el Macalester College de Minnesota y luego en relaciones internacionales en el Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales de Ginebra (IHEID), según lo estableció el politólogo francés Thierry Meyssan (2012) en su artículo «Koffi Annan, piel negra, máscaras blancas», en el cual narra como sus mentores de la CIA, le abrieron las puertas como funcionario en la Organización Mundial de la Salud y luego para estudiar administración en el Massachusset Institute of Technology, MIT. 
Una historia parecida a la de César Gaviria Trujillo en Colombia, otro becario del MIT reclutado por la fundación Ford, quien luego de destrozar la economía agraria y la industria nacionales – como presidente – fue premiado con la dirección de la OEA, el USA ministerio de colonias. Iván Duque – nuestro actual presidente – que ya empezó a destrozar salarios y a privatizar lo poco que le queda a Colombia a pedido de USA, al igual que el terrorista multimillonario de Venezuela, Leopoldo López, hacen parte de esas camadas de embriones políticos, reclutados también pero a través de la Fundación Kennedy, que junto a la USAID, logística para acaparar líderes en todo el mundo como Koffi Annan, para quien tenían una misión: recuperar la postrada imagen de la ONU. 
El atractivo de Koffi Annan para la CIA, venía de sus dotes de discreción y liderazgo negociador, cuando en los tiempos de Kwame Nkrumah, llegó a director de la Asociación Nacional de Estudiantes y la CIA, estaba deseosa de arrebatarle a las élites inglesas, jóvenes talentos enemigos de las ideas socialistas de líderes como Nkrumah, Sankara o Mandela. Annan, procedía de una familia que había sido por generaciones, aliado del imperialismo inglés, con el cual no estuvieron muy de acuerdo por la moda independentista, pero a la cual sirvieron con honores, impidiendo la consolidación de la propuesta anticolonialista auténtica de Kwame Nkrumah, a quien ayudaron a derrocar. 
Pero nunca esperaron los gringos en el 2001, cuando quisieron aprovechar al pupilo amasado con altos cargos y estudios en universidades prestigiosas – como Harvard, MIT, Oxford- para formar administradores de la colonia global, enfrentar una obstinada reciedumbre ética de un Koffi Annan que se opuso a la repetición impune en Iraq, de lo peor de la guerra de Yugoeslavia, cuyos últimos estertores administró desde la ONU.
En Yugoslavia, Koffi Annan tuvo que apagar los incendios de múltiples genocidios, como por ejemplo, las cruentas masacres como la de Srebenica ejecutada por los serbios, los malos de todas las películas, imagen que sirvió de tapadera mediática, para ocultar otras peores, como las cometidas por Kosovares y croatas contra bosnios de etnia serbia en Busovaca y Ahmici en el valle de Lasva, en donde francotiradores de élite croatas, jugaron al tiro al blanco con los civiles. Además de ello, los centros de concentración que patrocinó la OTAN (Fernández, 2012) que sirvieron para completar las «limpiezas étnicas».
Y Koffi Annan lo sabía y no quiso repetirlo en Iraq. Sabía que las torres gemelas no fueron derribadas por unos avioncitos suicidadas, sino por un plan preconcebido de cambiar las fronteras y gobiernos a 7 países del medio oriente, para beneficiar a Israel e impedir cualquier resurrección de la debilitada Rusia, que ya había conocido el ímpetu de recuperación de poder geopolítico y económico, bajo el gobierno de un hasta entonces desconocido Vladimir Putin, que encontró un ambiente propicio con líderes contrarios al mundo unipolar del fin de la historia, predicado por Francis Fukuayama. Mahmud Ahmadineyad de Irán, Hugo Chávez de Venezuela, Thabo Mbeki en Sudráfrica y Jian Zheming en China, ya impulsaban el mundo multipolar.
Y Koffi Annan sintió la presión de ese eje multipolar de China, Rusia, Irán y Venezuela Bolivariana, que había logrado presionar a Carla del Ponte, apoyando el informe de Dick Marty sobre los crímenes de guerra, tanto de malos mediatizados como Slobodan Milosevic, Ratko Mladic o Radovan Kadraczic, como de los «buenos» narcotraficantes de heroína y órganos humanos como Hashim Thacci, el mandatario de Kósovo – presidente y país creado por Bill Clinton para cercar a Rusia y Serbia su aliada. 
Tampoco desconocía Koffi Annan, las andanzas de personajes acusados del tráfico de órganos como Bernard Koucher. A todos ellos Koffi Annan se opuso, así como a la tesis de un Iraq que tenía armas de destrucción masiva para conquistar el mundo (Osorio, 2011) negándose a dar visto bueno a la invasión. 
Bernard Kouchner, fue uno de los fundadores de la ONG Médicos sin fronteras, y sobre él, hubo evidencias que la Corte Penal bloqueó según Carla del Ponce, sobre su colaboración en la barbarie de las fuerzas narcoparamilitares de Kósovo, que mataban civiles de bajos recursos, engatusados y engordados en Pristina – como en los «falsos positivos» de mi país Colombia – para vender sus órganos desde campos de concentración (Osorio 2011), a pacientes israelíes, azerbayanos, tayicos y turcos, entre otros países de Asia central con poder adquisitivo (El País, 2010). 
En represalia por negarse a expedir otra resolución Resolución 819 como la que permitió bombardear a Serbia y a los serbios en la desaparecida Yugoslavia (Battiato 2008), Koffi Annan sufrió la calumnia de los halcones neoconservadores con su maquinaria de propaganda disfrazada de periodismo: Claudia Rossete, una difamadora profesional con título de periodista, al servicio de la banca especuladora y la Fundación por la defensa de la «democracia», lo acusó de recibir dinero de Saddam Hussein. A esta jauría se sumó el criminal de guerra en El Salvador, John Dimitri Negroponte, así como representantes del cabildeo o lobby sionista, como el doctor Rafaelli, Rafid Ahmed Alwan, Collin Powell y Nail Gordimer (Europa Press, 2011). 
Al final serían Tony Blair, José María Aznar y George Bush, los criminales de guerra más peligrosos del mundo, quienes tomarían la decisión por su cuenta, pero Koffi Annan no les patrocinó su masacre, pudo más la ética y la consciencia social del hombre político y diplomático, deseoso de no cometer los errores en Ruanda, cuando era delegado de la ONU. En el 2007 Koffi Anán se retiró de la organización, que recobró su importancia, mejoró su imagen y la dignidad del secretario: una gran ovación de los grandes líderes mundiales de la época, muchos de ellos vivos, como Vladimir Putin, Angela Merkel y el joven Nicolás Maduro, quien fuera canciller de la política exterior de Hugo Chávez, para el 2006, lo despidieron en esa ocasión. 
Pero como el colonialismo anglosajón no se queda con nada, al final de su vida, Koffi Annan fue designado en misión especial para Siria en el 2012 por la OTAN y la Liga árabe, organizaciones de terroristas con banda presidencial que habían armado al ISIS/DAESH – el Estado dizque islámico- que por entonces dominaba más del 60% del territorio Sirio y era muy popular, como esos malos invencibles que a pesar de sus masacres, violaciones sexuales y practicantes de la esclavización, debían ser perdonados porque ayudaban a derrocar al «tirano» Bashar Al Asad:
En esa misión especial a nombre de la ONU, que vio diluir la imagen de foro mundial, bajo la dirección del coreano Bank Ki Moon, la función de Koffi Annan, era la de un hit man o sicario estatal, esos que empleando palabras amables te piden la rendición y la salida al exilio. Como cosa rara, Annan ya era premio Nobel de la paz, no precisamente por prevenir guerras sino por administrarlas y llevarlas al fin deseado por los imperios, como sucedió en Yugoslavia. El premio le había sido otorgado en el año 2001 en pleno mandato de su gestión. 
En su vida privada, Koffi Anan estuvo casado primero con la multimillonaria nigeriana Titi Alakija entre 1965 y 1984 unión que deja una hija y un hijo; luego contrajo segundas nupcias con una abogada sueca ligada a la burocracia de la ONU, Nane Langeren Wallemberg, sobrina de otro agente de la CIA en Hungría, cuyo gestión humanitaria salvó a miles de judíos del exterminio Nazi: David Wallemberg. Los expertos en diplomacia, dicen que este matrimonio le abrió puertas en el influyente mundo sionista internacional. 
Koffi Annan ha muerto, se va con la fama mediática de ser un muerto bueno y un «negro con clase y poder», como lo proclaman sectores del afrocolombianismo ingenuo, pero en su hoja de vida quedaría la masacre de los hutus contra los tutsis en 1994 cuando aún no ostentaba el cargo de secretario general y era el delegado de la ONU en Ruanda, cuya guerra civila se cocinaba a fuego lento, con los buenos oficios de Hillary Clinton en la ONU, el resto de la burocracia de la OTAN y los traficantes de armas ligados a estas mafias, que se frotaban las manos de la dicha. 
En esa ocasión, un error de cálculo para evitar el estallido de la guerra civil antes de tiempo, lo llevó a impedir el ataque al arsenal de los hutus, acción de prevención que preparaba el general canadiense Dallaire y que pudo haber evitado el impacto de la guerra civil en ese país. También en esa época, Koffi Annan, tuvo la posibilidad de denunciar el incidente a sus superiores, pero no lo lo hizo y la guerra estalló con toda su furia, en miles de masacres que devastaron familias y pueblos enteros. 
Que sus ancestros Fanti te reciban en Kumasia, Koffi Anan, un carisma negociador y diplomático, al servicio de Inglaterra y Estados Unidos de Norteamérica, los dos últimos imperios con más poder y muertos a cuestas. Aunque no pudo evitar la masacre de Iraq, se va con el honor de no haber cometido el mismo error de la guerra en Yugoslavia, ni los errores en otras tropelías del gobierno gringo y sus vasallos. Tuvo la reciedumbre suficiente para decirle no al imperio; y sobre todo, se negó a presentar un informe falso para apoyar el bombardeo de la OTAN sobre Siria, en forma directa.

Referencias bibliográficas:

Battiato, Giacomo (2008). Resolución 819 , una película de Giacomo Battiato. Recuperado de: http://www.wuz.it/…/resolution-819-festival-cinema-roma-29o…
El País de Cali (2011). El primer ministro de Kosovo, acusado de tráfico de órganos. Recuperado de: https://elpais.com/…/15/internacional/1292367613_850215.html
Fernández, Miguel (2012). Los crímenes croatas en la guerra de la exyugoeslavia. Recuperado de: https://elblogdemiguelfernandez.wordpress.com/…/los-crimen…/
Genovesse, Eugene (1976). Capitalismo y esclavitud. Ariel editorial. Montevideo: Uruguay. 
Red Voltaire (2004). El acoso contra Koffi Annan. Recuperado de: http://www.voltairenet.org/article123266.html
Red Voltaire (2011). Kosovo: gobernantes, implicados en el tráfico de órganos. Recuperado de: http://www.voltairenet.org/article168648.html

Meyssan, Thierry (2012). Kofi Annan, piel negra, máscaras blancas, Recuperado de: http://www.voltairenet.org/article173348.html


Opinión /