Arthur González •  Opinión •  21/04/2017

Buscavidas en Miami llenan sus bolsillos hablando mal de Cuba

Por Arthur González*/MartianosHermesCubainformación.- El sainete está presente en cada acto realizado en Miami, especialmente si es para ganar dinero fácil, donde el tema de la Cuba revolucionaria es el gancho para atrapar a los incautos.

58 años haciendo lo mismo y aún hay quienes caen en las trampas de pícaros que se enriquecen a costa de aquellos que se dejan embaucar por imágenes fabricadas contra la Revolución, esa que desplazó del poder a Fulgencio Batista y sus testaferros, convirtiéndolos por arte de magia en “refugiados políticos” en Estados Unidos.

Una de las más recientes fórmulas para embolsillarse unos cuentos dólares, fue el evento celebrado en la galería Cuban Art Club de Miami, el pasado 15/04/2017, mediante una inventada expo-venta de “Artistas Pro Derechos Humanos”, encabezados por el “talentoso” grafitero Danilo Maldonado Machado, que su única obra es escribir en paredes y muros la palabra El Sexto.

Para no dejar lugar a dudas de cómo se buscan los dólares, dicho evento fue organizado por la llamada Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, presidida por Juan Antonio Blanco Gil, habilidoso personajillo que se educó con toda la opulencia en Cuba por ser hijo de una histórica militante comunista, Elena Gil, seguidora del político ortodoxo, Eduardo Chivas y amiga personal de Fidel Castro.

Fue tal la influencia de su madre que Juan Antonio llegó a ser representante diplomático de la Revolución cubana por años, hasta que murió su progenitora y decidió pasarse a las filas de aquellos que atacó durante décadas, para continuar su buena vida en otros lares.

La recaudación que se obtenga de las ventas de las obras irá directamente a la susodicha Fundación, la misma que recibió una suma millonaria en el 2014 por tratar de impartirle clases  de liderazgo en el Miami Dade College, a jóvenes cubanos de la Isla, entre ellos Maldonado, la hija de Berta Soler, de las Damas de Blanco, la sobrina de su esposo, la sobrina de Guillermo Fariñas y otros hijos y parientes de la “disidencia” cubana, que terminó con expulsiones, deserciones y desenfrenadas fiestas nocturnas; pero el dinero fue a parar a la caja de Juan Antonio Blanco.

Sin embargo, esos “preocupados” por los derechos humanos en Cuba no hablan de lo que sucede a su alrededor, en una zona tan cercana a Miami Dade como Liberty City, donde la miseria y los niños sin recursos para asistir al médico y cursar estudios superiores, es una constante. De esos nadie se acuerda, al fin y al cabo, no sirven para buscarse el dinero fácil.

Tampoco la llamada Fundación no le interesa lo que acontece en los Centros de Detención de Inmigrantes, en los cuales el mal trato está presente cada día. Un ejemplo es la reciente muerte el 14/04/2017, del mexicano Sergio Alonso López, de 55 años, por una hemorragia interna, posiblemente producto de los golpes recibidos, aunque las autoridades del Centro aluden que padecía de cirrosis hepática, pero es evidente que no tuvo asistencia profesional oportuna.

Es la sexta muerte en un Centro de ese tipo en menos de un año y nadie dice que se violan los derechos humanos.

Alonso estaba recluido en el Centro de detención para inmigrantes ubicado en California, por haber ingresado en los Estados Unidos en tres ocasiones y al no ser cubano no tuvo la oportunidad de ser aceptado, pues la Ley de Ajuste es solo para los cubanos que “huyen del comunismo” y no para quienes huyen de la miseria y la muerte por hambre.

Menos aún se preocupa la Fundación, ni Juan Antonio Blanco, por lo que sucede en Argentina, donde en la provincia de Jujuy, la policía viola sistemáticamente la ley para detener y golpear a dirigentes estudiantiles y tienen detenida ilegalmente por reclamar los derechos del pueblo, a la activista Milagro Sala, dirigente social y parlamentaria del Mercosur.

El pasado 13/04/2017 efectivos policiales detuvieron de forma violenta y sin orden judicial, al presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad, Joaquín Quispe, junto al también estudiante, Ignacio García. Quienes graban la acción represiva fueron amenazados por los policías.

Es bien conocida la serie de atropellos y violaciones de los derechos humanos que sufren los argentinos desde que tomó el poder Mauricio Macri, reprimiendo salvajemente a trabajadores y estudiantes que exigen sus derechos.

Los jóvenes detenidos denuncian el mal trato que reciben, similar al de los policías cuando el país fue gobernado por la dictadura. Son golpeados brutalmente, esposados y arrastrados, a la vez que reciben pateaduras de los agentes antes de ser enviados a los calabozos, sin motivo justificado.

Ahora Macri y su partido Cambiemos, ha propuesto reformar el Código Penal para agravar las penas ante manifestaciones públicas de todo tipo. Las sanciones podrían ser de hasta diez años de cárcel por realizar protestas públicas, convirtiendo la represión como algo normal.

Para estos casos no hay exposiciones de artistas, ni lectura de poemas y menos aún performances.

Casos como el de decenas de estudiantes desaparecidos y periodistas asesinados en México, no son violaciones que les interese a la Fundación de los Derechos Humanos de Miami, pues no deja dinero para darse una buena vida.

Así es como se ven los derechos humanos desde los bolsillos de los señores de Miami.

Preciso fue José Martí cuando afirmó:

“…hay pocas cosas que en el mundo sean tan odiadas como los hipócritas”.

*Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.


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