Hedelberto López Blanch •  Opinión •  21/08/2019

Guerra o terrorismo económico contra Venezuela

Contra Venezuela la administración estadounidense de Donald Trump ha desatado una alucinante guerra económica que ya alcanza la descripción de terrorismo al tratar de doblegar por hambre, bloqueo económico y financiero, agresiones, intentos de golpe Estado o magnicidio a un gobierno legítimamente elegido por la mayoría de su pueblo pero que no es del agrado de Washington.

Informes oficiales indican que la República Bolivariana ha perdido 130 000 millones de dólares entre 2015 y 2018 por el bloqueo y las agresiones económico-financieras de Estados Unidos.

A esa cifra hay que sumarle 11 000 millones de dólares por la apropiación ilegal de los activos de la petrolera venezolana Citgo con base en Estados Unidos y otros 7 000 millones de dólares por la apropiación de los activos de Citgo, además de los 467 millones por el descenso en el precio de títulos de valores en custodia de Euroclear.

A la suma se añaden 37 millones por las trabas operativas que impone Estados Unidos a las navieras y puertos; 20 millones por el diferencial cambiario al verse obligado el país a adoptar otras divisas; 20 millones por la pérdida del bono adquirido a través del crédito Suisse correspondiente a la deuda pública externa.

También en mayo pasado Caracas denunció que el país tenía más de 140 000 millones de dólares bloqueados en bancos en el extranjero. Este monto no incluye el bloqueo total aplicado la pasada semana por Washington.

El mandatario Donald Trump firmó hace pocos días un decreto que autoriza a Estados Unidos a identificar e imponer sanciones a cualquier persona que continúe proporcionando apoyo al gobierno de Nicolás Maduro.

El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, informó que se congelaron los bienes y activos de Caracas en Estados Unidos y que se impondrán sanciones a prácticamente cualquier empresa o individuo, extranjero o estadounidense que se dedique a negocios u ofrezca apoyo a personas afiliadas al gobierno de Maduro. 

Bolton, que se ha caracterizado por su enfermiza mentalidad de perseguir gobiernos progresistas de la región y del mundo, leyó un discurso durante una conferencia citada en Perú para fortalecer los ataques contra la nación bolivariana. La convocatoria resultó un fracaso pues fueron invitados un centenar de países pero solo asistieron 10 cancilleres según el Ministerio de Exteriores peruano.

El asedio norteamericano para crear hambre y malestar dentro de la población, se generaliza y el pasado 7 de agosto resultó retenido en el Canal de Panamá un barco con destino a Caracas cargado con 25 000 toneladas de soya para la producción de alimentos, lo que constituye otra violación del Derecho Internacional y la Carta de Naciones Unidas.

A las extorsiones económico-financieras se unen la guerra psicológica con declaraciones que van la de imponer un posible bloqueo o cuarentena naval a la nación sudamericana o las constantes violaciones de su espacio aéreo por parte de aviones estadounidenses los que ya suman más de 80 incidentes.

Como se ha hecho habitual, los poderosos medios de comunicación del mundo controlados por el capital de las fuerzas derechistas, han mantenido desde hace años, bajo la orientación de la Casa Blanca, una constante cruzada de descrédito contra el gobierno venezolano.          

Bolton, durante una conferencia de prensa en la capital peruana, no se limitó a denostar contra la Revolución Bolivariana, sino también amenazó a China y Rusia con nuevas extorsiones si continúan apoyando al gobierno de Maduro.

Con su lenguaje característico, sin diplomacia, el asesor de Seguridad Nacional señaló: “a Rusia y China les decimos que su apoyo al régimen de Maduro es intolerable, en especial para el régimen democrático que reemplazará a Maduro. Le expresamos nuevamente a Rusia y China y a aquellos que controlan sus finanzas, que no dupliquen una mala apuesta, pues a través de cualquier clase de actividad que le aporte apoyo material, también quedan sujetos a sanciones”.

Contrariamente a sus amenazas, Moscú y Beijing acaban de anunciar nuevos convenios con Venezuela. Con China arrancó la semana pasada la primera fase de la expansión de la planta de mezcla José, en Anzoátegui que permitirá aumentar su capacidad de producción de crudo extrapesado hasta 165 000 barriles diarios con una inversión mixta que supera los 1 860 millones de dólares. 

Se trata de un proyecto conjunto de Petróleos de Venezuela (PDVSA) y de la empresa china CNPC llamado Sinovensa, ubicado en la Faja del Orinoco. La planta produce crudo de la marca Merey, de gran demanda entre los refinadores asiáticos.

Por su parte, con la empresa pública rusa de energía Rosneft se signó un protocolo para apoyar las operaciones en dos yacimientos de gas que forman parte del proyecto Mariscal Sucre con reservas de 180 000 millones de metros cúbicos de hidrocarburos.

Mediante esta unión se prevé producir anualmente 6 500 millones de metros cúbicos de gas durante 15 años. 

Rosneft participa también en los proyectos Petromonagas (con una cuota del 40 %), Petromiranda (32 %), Petroperijá (40 %), Boquerón (26,67 %) y Petrovictoria (40 %). La compañía rusa posee además el 100 % de la empresa de servicios petroleros Precision Drilling y el 51 % de la empresa Perforosven.

Estados Unidos mantiene unaa guerra económica con visos de terrorismo contra la nación bolivariana, mientras su pueblo une filas para enfrentar los embates con apoyo de naciones amigas independientes de varias regiones del mundo.


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