Michael Roberts •  Opinión •  21/10/2024

Por qué las naciones triunfan o fracasan: la razón de un Nobel

Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A Robinson han sido galardonados con el Premio Nobel (en realidad el premio Riksbank) en economía «por sus estudios sobre cómo se forman las instituciones y afectan a la prosperidad». Daron Acemoglu es profesor en el Instituto de Tecnología de Massachusetts. Simon Johnson es profesor en la misma universidad. Y James Robinson es profesor en la Universidad de Chicago.

Esto es lo que los jueces del premio Nobel dicen que fue la razón para otorgarlo:

«Hoy en día, el 20 por ciento más rico de los países son alrededor de 30 veces más ricos que el 20 por ciento más pobre. Las brechas de ingresos entre países han sido muy persistentes en los últimos 75 años. Los datos disponibles también muestran que las disparidades de ingresos entre países han aumentado en los últimos 200 años. ¿Por qué las diferencias de ingresos entre los países son tan grandes y persistentes?

«Los laureados de este año han sido pioneros en un nuevo enfoque para proporcionar respuestas creíbles y cuantitativas a esta pregunta crucial para la humanidad. Al examinar empíricamente el impacto y la persistencia de las estrategias coloniales en el desarrollo económico posterior, han identificado las raíces históricas de los entornos institucionales extractivos que caracterizan a muchos países de bajos ingresos. Su énfasis en el uso de experimentos naturales y datos históricos ha iniciado una nueva tradición de investigación que continúa ayudando a descubrir los impulsores históricos de la prosperidad, o de la falta de ella.

«Su investigación se centra en la idea de que las instituciones políticas dan forma fundamental a la riqueza de las naciones. Pero, ¿qué da forma a estas instituciones? Al integrar las teorías existentes de las ciencias políticas sobre la reforma democrática en un marco teórico de juegos, Acemoglu y Robinson desarrollaron un modelo dinámico en el que la élite gobernante toma decisiones estratégicas sobre las instituciones políticas -particularmente sobre la extensión de la franquicia electoral-, en respuesta a amenazas periódicas. Este marco es ahora estándar para analizar la reforma institucional política y ha tenido un impacto significativo en la literatura de investigación. Y la evidencia está aumentando en apoyo de una de las principales implicaciones del modelo: los gobiernos más inclusivos promueven desarrollo económico».

A lo largo de los años (¿o son décadas?), he publicado algunos artículos sobre el trabajo de varios ganadores del Nobel de economía:

https://thenextrecession.wordpress.com/2010/10/12/nobel-people/
https://thenextrecession.wordpress.com/2023/05/16/robert-lucas-the-ratio…
https://thenextrecession.wordpress.com/2021/04/10/robert-mundell-nothing…
https://thenextrecession.wordpress.com/2020/10/13/a-prize-auction/
https://thenextrecession.wordpress.com/2019/10/14/poverty-prize/
https://thenextrecession.wordpress.com/2019/04/27/progressive-capitalism…
https://thenextrecession.wordpress.com/2018/10/09/climate-change-and-gro…
https://thenextrecession.wordpress.com/2015/10/13/weve-never-had-it-so-g…
https://thenextrecession.wordpress.com/2017/02/25/kenneths-three-arrows/

Lo que he encontrado es que, cualquiera que sea la calidad del trabajo del galardonado, él o ella (ocasionalmente) generalmente recibía el premio por su peor investigación, es decir, una obra que confirmase la visión dominante del mundo económico, sin que en realidad nos llevase más lejos en la comprensión de sus contradicciones.

Creo que esta conclusión se aplica a los últimos ganadores. El trabajo por el que recibieron el premio de 1 millón de dólares es por una investigación que pretende mostrar que aquellos países que logran la prosperidad y ponen fin a la pobreza son los que adoptan la «democracia» (y eso se refiere a la democracia liberal de estilo occidental donde la gente puede expresarse libremente (en su mayoría), puede votar representantes de vez en cuando y esperar que la ley proteja sus vidas y propiedades (con suerte). Las sociedades que están controladas por élites sin ninguna responsabilidad democrática son «extractivas» de recursos, no respetan la propiedad y el valor y, por lo tanto, con el tiempo no prosperan. En una serie de artículos que aplican algún análisis empírico (es decir, correlacionando la democracia (como se define) con los niveles de prosperidad), los ganadores del Nobel afirman demostrarlo.

De hecho, los ganadores del Nobel argumentan que la colonización del Sur Global en los siglos XVIII y XIX pudo ser «inclusiva» y así convertir a América del Norte y territorios similares en naciones prósperas (olvidando a la población indígena) o «extractivas» y así mantener a los países en extrema pobreza (África). Todo depende. Tal es la teoría.

Este tipo de economía es lo que se llama institucional, es decir, que no son tanto las fuerzas ciegas del mercado y la acumulación de capital lo que impulsa el crecimiento (y las desigualdades), sino las decisiones y estructuras establecidas por los humanos. Apoyando este modelo, los ganadores afirman que las revoluciones preceden a los cambios económicos y no que los cambios económicos (o la falta de ellos antes de un nuevo entorno económico) preceden a las revoluciones.

Dos puntos se deducen de esto. En primer lugar, si se considera que el crecimiento y la prosperidad van de la mano con la «democracia» y se considera que la Unión Soviética, China y Vietnam tienen élites que son «extractivas» o antidemocráticas, ¿cómo explican nuestros premios Nobel su indudable desempeño económico? Aparentemente, se explica por el hecho de que comenzaron pobres y tuvieron que «ponerse al día» con gran esfuerzo, pero pronto su carácter extractivo se impuso y el hipercrecimiento de China se agotará. ¿Quizás ahora?

En segundo lugar, ¿es correcto decir que las revoluciones o reformas políticas son necesarias para situar las cosas camino a la prosperidad? Puede haber algo de verdad en eso: ¿estaría Rusia a principios del siglo XX donde está hoy sin la revolución de 1917 o China estaría donde está en 2024 sin la revolución de 1949? Pero nuestros «nobelistas» no nos presentan esos ejemplos: los suyos se refieren a la extensión del sufragio en Gran Bretaña en el siglo XIX o la independencia de las colonias americanas en la década de 1770.

Pero seguramente, ¿el estado de la economía, la forma en que funciona, la inversión y la productividad de la fuerza de trabajo también tienen un efecto? El surgimiento del capitalismo y la revolución industrial en Gran Bretaña precedieron al movimiento hacia el sufragio universal. La Guerra Civil Inglesa de la década de 1640 sentó la base política para la hegemonía de la clase capitalista en Gran Bretaña, pero fue la expansión del comercio (incluida la esclavitud) y la colonización en el siglo siguiente lo que hizo avanzar la economía.

La ironía de este premio es que el trabajo más interesante de Acemoglu y Johnson se ha producido mucho más recientemente que los trabajos anteriores en los que se han centrado los jueces del Nobel. El año pasado, los autores publicaron Poder y Progreso, donde plantean la contradicción en las economías modernas entre la tecnología que impulsa la productividad del trabajo, pero que también con probabilidad implica una mayor desigualdad y pobreza. Por supuesto, sus soluciones políticas no tocan la cuestión de un cambio en las relaciones de propiedad, excepto para llamar a un mayor equilibrio entre capital y trabajo.

Lo que se puede decir a favor de los ganadores de este año es que al menos su investigación trata de entender el mundo y su desarrollo, en lugar de algún teorema arcano del equilibrio en los mercados por el que muchos ganadores anteriores han sido honrados. Pero su teoría sobre la «puesta al día» es vaga (o «contingente» como dicen) y poco convincente.

Creo que tenemos una explicación mucho mejor y más convincente de los procesos de puesta al día (o no) del reciente libro de los economistas marxistas brasileños Adalmir Antonio Marquetti, Alessandro Miebach y Henrique Morrone, quienes han escrito un libro importante y perspicaz sobre el desarrollo capitalista globalcon una nueva e innovadora forma de medir el progreso de la mayoría de la humanidad en el llamado Sur Global en su «puesta al día» con los niveles de vida con el «Norte Global». Este libro trata de todas las cosas que los ganadores del Nobel ignoran: productividad, acumulación de capital, intercambio desigual, explotación, así como el factor institucional clave de quién controla el excedente.

Michael Roberts 

habitual colaborador de Sin Permiso, es un economista marxista británico, que ha trabajado 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.Fuente:

Traducción: G. Buster

Fuente: Por qué las naciones triunfan o fracasan: la razón de un Nobel – Michael Roberts | Sin Permiso


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