Bolivia. Una dictadura que niega la pandemia
Bolivia vive hoy una dramática situación a raíz del cóctel del golpe de Estado y el avance de la pandemia del covid-19. El gobierno de facto se sostiene en el poder fáctico, la fuerza bruta y la represión, mientras se teme la explosión de la pandemia, ya que los más afectados serán los más humildes, donde las barreras económicas y culturales dificultan la cuarentena.
Las cifras oficiales hablan de solo 33 muertos y que el departamento de Santa Cruz concentra el 50% de los contagios. Los acaldes denuncian falta de pago de los sueldos de los médicos, pero la dictadura aumentó el sueldo a los policías.
El colegio de médicos de Bolivia y la federaciones de trabajadores de la salud denunciaron la falta de de equipamiento, insumos y protección de bioseguridad, mientras se viralizaron en redes sociales videos de médicos con pedidos desesperados de ayuda al Estado.
En el medio del caos, el 6 de abril se relevó a Aníbal Cruz como ministro de salud quien había proyectado para los próximos cuatro meses en el país una catástrofe de 3.840 muertes y 48.000 infectados, con un promedio de mortandad de 8%, superior al promedio mundial de 5%. Además, sostuvo que colapsarían las camas de terapia intensiva y que su meta era reducir estas cifras a la mitad.
El nuevo ministro de Salud es Marcelo Navajas, quien fue médico oficial de la embajada de EEUU en Bolivia, y es paladín de la salud privada. Navajas se adueñó de los servicios departamentales de salud, con el fin de ocultar información sobre las cifras y el manejo de los fondos.
Navajas presentó un “plan estratégico nacional” basado en 4 ejes: diagnóstico, aislamiento, hospitalización y monitoreo. Planteó no masificar los test como recomienda la Organización Mundial de la Salud y endureció los requisitos para su acceso. Mencionó albergues, hoteles, hospitales, para aislamiento, pero en Pisiga la gente está en carpas en condiciones infrahumanas y en Montero en granjas de pollos.
Navajas minimizó cínicamente las proyecciones catastróficas de su antecesor: “Las proyecciones serán que en 5 años el mundo entero ha tenido contacto con el COVID-19 mediante vacuna o no”. La postura de minimizar el virus sigue la línea negacionista de Jair Bolsonaro y Donald Trump, que puso a EEUU como epicentro del virus.
“No había equipamiento, por más voluntad que exista de comprar, no había dónde comprar, nosotros no teníamos la prioridad en la compra a nivel mundial (…) estábamos en lista de espera”, dijo. Pero fue Áñez quien expulsó a las brigadas médicas cubanas especialistas en catástrofes y prohibió comprar a Oruro y a Pando la medicina cubana, Interferón alfa-2B.
La dictadura encabezada por Jeanine Áñez, que se autoprorrogó el mandato y pospuso las elecciones generales programadas para el 3 de mayo, montó un discurso mediático de la desastrosa “herencia recibida” del gobierno constitucional de Evo Morales y aprovecha la cuarentena para hacer proselitismo mientras la gente está en sus casas, tomando decisiones en torno al rédito político, y no en función de salvar vidas.
El COVID-19 es usado con el objetivo de perpetuarse en el poder y consolidar un proyecto político neoliberal, en base a un férreo control informativo, en un país donde el 70% de la población trabaja en la venta ambulatoria y/o son cuentapropistas.
En Beni, Cochabamba y Santa Cruz se rompieron las cuarentenas porque la gente salió a las calles a exigir ayuda alimentaria. Los expertos advierten sobre la inminencia de una crisis alimentaria por la ausencia de un Estado que garantice el cultivo, la cosecha, la redistribución de los alimentos y por la especulación de los precios.
Hay un desfase entre el discurso del gobierno y la realidad sanitaria del país donde no hay ni siquiera una campaña seria de prevención masiva contra el COVID-19, mientras el contagio sigue en expansión. Ante la ausencia del Estado, hay una luz en la población al retomar sus valores ancestrales de solidaridad y reciprocidad a través de sus organizaciones sociales, sindicales, barriales.
* Antropóloga y economista, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico.