Semejanzas y diferencias de las elecciones en Colombia y México
Semejanzas y diferencias de las elecciones en Colombia y México
En las elecciones mexicanas únicamente existe una primera ronda y resulta ganador el que tenga más votos, independientemente del resultado de cuantos concurrieron a las urnas a votar. Para el caso colombiano se contó con una segunda vuelta, lo cual mostró la depuración de otra serie de candidatos que fueron eliminados de acuerdo al resultado de la primera ronda, para así llegar a la fase final únicamente dos aspirantes. En esa situación únicamente quedaron el candidato de la ultraderecha Iván Duque contra el representante del bloque de centro izquierda Gustavo Petro. Existió una tercera opción que fue el llamado voto en blanco. Espacio de la boleta electoral donde sufragaron aquellos ex candidatos y sus seguidores que perdieron en la primera ronda como Sergio Fajardo y Humberto De la Calle que llegaron a manifestar que votarían por esa tercera opción. Esto implicó que en los hechos respaldaron objetivamente al candidato más votado, que en el momento previo a las elecciones del domingo 17 de junio parecían favorecer al pupilo del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, es decir a Iván Duque. Votación que en tal sentido se confirmó finalmente.
En los resultados de la primera vuelta, el candidato del Partido Centro Democrático (que no tiene nada de centro y mucho menos de democrático), ganó la primera vuelta con casi el 40 por ciento. En la segunda ronda alcanzó 10,373,080 votos. Es decir, el 53.98 por ciento de la votación. En tanto que el candidato de centro izquierda, Gustavo Petro logró un total de 8,034,189 votos que sumaron el 41.81por ciento. En tanto que el voto en blanco sumó 808,368 que mostró una suma del 4.20 por ciento. El acumulado total fue de 19,215,637 votos, lo que en un universo de más de 36 millones con derecho a sufragar, mostraba que más de un 36 por ciento (casi 17 millones) se mantuvo en la abstención. Hecho que significó que esa cantidad de ciudadanos superaron en gran número a los votos del ganador. Esto mostró la fragilidad de la legitimidad del triunfador en las elecciones colombianas. Iván Duque del universo total de colombianos con derecho a votar, únicamente sumó a su candidatura menos de una tercera parte de los electores. Lo cual puede interpretarse que gobernará con la adhesión de una minoría.
Con respecto a la candidatura de Gustavo Petro, si bien fue el segundo más votado en la primera ronda, para la segunda vuelta logró establecer nuevas alianzas con otros actores políticos que quedaron en el camino. Se pensó que podía incrementar su nivel de votación y así alcanzar una suma mayor sobre todo de aquellos electores que no congeniaban con la llega de Duque al poder y que lo han visto como una seria amenaza al frágil proceso de paz que se vive en la nación sudamericana. En otras palabras, el uribismo vuelve a tomar el poder. En este sentido, la candidatura presidencial de Colombia Humana, logró sumar a actores destacados como el Polo Alternativo y Democrático que apoyó a Sergio Fajardo, así como personalidades de cierto arrastre popular como el ex alcalde de Bogotá, Antanas Mockus y los dirigentes políticos Claudia López, Antonio Navarro, Angela María Robledo e Ingrid Betancourt entre otros. Sin embargo, la candidatura de Petro no logró sumar a un destacado número de votantes que siguieron en la abstención.
En cambio el candidato de la ultraderecha, pudo atraer a la centro derecha. Lo que reafirmaron los sondeos del diario El Espectador, que le atribuía a dicho candidato el 52 por ciento del electorado. Es decir, muy cercano a lo que realmente obtuvo Iván Duque. De tal suerte que ahora con el triunfo de los uribistas, se fortalece el sector belicista de la sociedad colombiana y se vuelve seguramente a un clima de tensión y conflicto. El uribismo tras diez años de estar apartado del poder vuelve a la Casa de Nariño. Duque lo ha señalado claramente al apuntar con sus propias palabras, que en el caso de las relaciones con Venezuela: “No podemos aceptar una representación con un gobierno que consideramos ilegítimo”. En ese mismo sentido se suma al discurso de otros mandatarios de la derecha latinoamericana como los presidentes de México, Argentina y Perú entre otros. Continuará con una política intervencionista contra el gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Duque beligerantemente ha señalado que la luchará contra ese gobierno para instaurar “elecciones libres y una democracia”.
Esto no es más que la misma retórica que vienen esgrimiendo los sectores de la derecha latinoamericana. En Colombia los seguidores del uribismo con las llamadas guerras sucias y en la implantación de las campañas del miedo mediático, difundieron la consigna de que Petro buscaba convertir a Colombia en otra Venezuela. Es decir, las noticias falsas contribuyeron a generan un ambiente de inestabilidad si ganaba Gustavo Petro. Constantemente lanzaron la consigna del voto útil en favor de Duque. Tal como la derecha mexicana lo ha hecho contra López Obrador. Sin embargo, en el caso mexicano todo apunta a que el candidato de centro izquierda finalmente se imponga en las elecciones del primero de julio de 2018. Las encuestas de opinión apuntan una votación superior al 50 por ciento del electorado para AMLO. Sin duda Colombia no es México, pero tienen bastantes semejanzas políticas en sus campañas electorales, pero todo indica que tendrán resultados diferentes. El potencial triunfo de la centro izquierda parece indicar las nuevas tendencias de la realidad mexicana.