Honduras, Haití, Puerto Rico… se levantan
“Nuestra América no ha resignado su voluntad de cambiarlo todo, de dejar de ser “patio trasero”, presa de imperios, políticos corruptos y capitales voraces. Avanza y retrocede para volver a avanzar.”
La oleada de cambios en dirección a la reconquista de soberanía, a la superación de modelos neoliberales y al impulso de procesos reformadoras ha sufrido significativos reveses en Honduras, Paraguay, Argentina, Brasil….
La embestida imperialista-derechista ha sido feroz, y lo sigue siendo, sobresaliendo el agresivo plan desestabilizador, con amenaza de invasión militar, contra el proceso bolivariano de Venezuela; donde una resistencia ejemplar ha impedido el retroceso y luce con capacidad de recuperación y renovación de sus fortalezas.
De todas maneras el largo ciclo por la nueva independencia iniciado por la Revolución Cubana sigue en pie.
En ese ciclo se han producido varias olas de cambio.
Venezuela inauguró al inicio del Siglo XXI, luego del levantamiento zapatista en México, esta cuarta oleada, que no solo se resiste a perecer bajo los efectos de esta brutal ofensiva estadounidense, sino que además presenta evidencias de que en su seno convulso se están gestando rebeldías promisorias populares aun más radicales.
· Honduras, Haití, Puerto Rico…
Honduras ha sido un ejemplo de indignaciones populares recurrentes y cada vez más dirigidas a derrumbar el régimen impuesto.
La dictadura constitucional hondureña, apuntalada por el Pentágono, la CÍA y el Estado Terrorista Colombiano, asaltado su gobierno por el capitalismo gansteril y las narco-mafias mexicana, ha sufrido reiterados momentos inestabilidad taponados por intensas y crueles represiones contra grandes levantamientos populares.
Otro tanto ocurre el Haití, donde el coloniaje extremo, con intervención militar incluido, ha devenido en un régimen brutalmente corrupto y altamente ilegitimo, sometido a periódicas protestas multitudinarias en la que se demanda la destitución de su presidente y la caída de su gobierno.
En ambos casos, en Honduras y en Haití, crece la conciencia colectiva contra la recolonización violenta a la que ambos pueblos están sometidos, y afloran las propuestas alternativas en favor de procesos constituyentes.
Lo más nuevo es Puerto Rico y su valiente y masiva indignación frente a la corruptela del Gobierno Colonial de Roselló y el abandono prepotente, de fondo racista, practicado en su contra por la Administración Trump, luego del impacto devastador del Huracán María sobre una sociedad deteriorada por los efectos de largo plazo del modelo colonial impuesto por EEUU.
Allí también una enorme confluencia de fuerzas demanda la renuncia del Gobernador Colonial.
· La indignación se radicaliza.
Estas son señales fuertes de que los reveses sufridos no detienen la indignación cada vez más radicalizada.
Agrego a estos tres casos señeros el presente cuadro dominicano de una dictadura constitucional mafiosa fuertemente impugnada por los siguientes factores:
-El formidable movimiento Marcha Verde por el fin de la impunidad y la potencia que va adquiriendo el repudio popular a TODO TIPO DE MAFIAS, A LA REELECCIÓN DEL REGIMEN y a sus consecuencias en penurias y miserias.
-La avalancha en defensa del agua y la vida, contra la entrada de la minería metálica a la Cordillera Central por su lado Norte (Loma Miranda) o por el Sur (San Juan) o por el Oeste (Restauración).
– La indignación nacional contra la violencia de género y los femenicidios impunes.
-El auge y la proliferación de un enorme abanico de protestas y movilizaciones de todos los sectores agobiados por las calamidades que los azotan.
Destaco también el valor de la derrota de las corrompidas derechas mexicanas y el triunfo de MORENA y López Obrador a contracorriente del contra-ataque imperial y los clanes neoliberales a su servicio en todo el Continente.
Y de ninguna manera obvio el significativo hecho de que en todos los lugares donde EEUU ha impuesto el retroceso a favor de las fuerzas ultraderechistas (Argentina, Paraguay, Brasil…) la resistencia popular vuelve a repuntar y la inestabilidad política asoma.
Nuestra América no ha resignado su voluntad de cambiarlo todo, de dejar de ser “patio trasero”, presa de imperios, políticos corruptos y capitales voraces.
Avanza y retrocede para volver a avanzar.
El proceso emancipador es complejo, difícil, cargado de victorias y reveses…donde lo suicida es desmayar y la persistencia garantía de victoria frente a una dominación a todas luces decadente e inaceptable.