Ni Nicolás Maduro, ni la Revolución, morirán
No ha sido poca la lucha que el Pueblo venezolano ha librado para desmontar el viejo Estado burgués y construir en nuevo Estado bolivariano, socialista y chavista, es decir, el Estado Comunal que ha venido parteando el Poder Popular, de la mano del eterno líder, el Comandante Hugo Chávez y, contra la rudeza del terrorismo internacional y criollo, el obrero, Nicolás Maduro.
No se ha tratado, únicamente, de resistir, porque si eso hubiese sido, hace rato ya, hubieran liquidado nuestra revolución en la República Bolivariana de Venezuela. Se trata, entonces, de ir construyendo una nueva manera de ser, pensar y actuar, bajo el signo de la democracia participativa y protagónica, contra las contradicciones del capitalismo, de sus lacras y de su reacomodo, lo que nos ha llevado, con los altibajos necesarios e imponderables, de profundizar la revolución, como sueño y vida, en medio del asedio y de ataques, que han ido de lo físico y material, del boicot de todo tipo, de la mentira mediática como arma de desinformación, con la guerra con ribetes de terrorismo económico, que de tanto fracasar en sus intentos, han llevado al Pentágono, al Departamento de Estado y al pornopuritano endorracista, Donald Trump, a tramar el asesinato del Presidente Nicolás Maduro Moros, como única vía expedita, según ellos, para trastocar nuestro orden republicano y apoderarse del país, como una más de las neocolonias que forman parte de los satélites con los que cuenta el viejo imperio.
Tratando, entonces, de intentar pensar como piensan los truhanes imperiales, para poder ir un paso adelante, hemos de tomar en cuenta que ni los lacayos imperiales, en primer orden, de la derecha criolla venezolana, ni sus dueños imperiales, han podido alcanzar la “crisis de gobernabilidad” que tanto han buscado y que anuncian en sus medios de la palangre, porque, en esencia, la crisis de gobernabilidad sólo es posible, cuando el gobernado, es decir, el Pueblo, no está dispuesto a seguir siendo gobernado por quien los gobierna y quien gobierna no está en condiciones de gobernar. Y, éste no ha sido el caso venezolano, por cuanto, a mayor terrorismo, barricadas de la muerte y del terror, como hicieron por ciento diecisiete (117) días, en donde asesinaron a chavistas y a ciudadanos inocentes, más el terrorismo económico que se concentró en alcanzar una hiperinflación que acompaña al desabastecimiento programado, la usura, el contrabando hacia Colombia, el entorpecimiento de toda la cadena de producción, distribución y comercialización, entre otras artimañas criminales, la respuesta del Pueblo, ha sido: una aplastante mayoría nacional, abrazó como suya la propuesta del Presidente Nicolás Maduro, de convocar la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), para alcanzar la paz con justicia, institucionalizar el desmontaje del viejo Estado burgués, consolidar el socialismo bolivariano chavista del siglo XXI y proteger la economía nacional, desde la individual y el núcleo familiar, hasta abrirnos paso hacia un modelo de desarrollo económico productivo, que liquide el modelo parasitario de la economía financiera que históricamente, ha tendido a tragarse los beneficios que por décadas nos ha brindado la renta petrolera.
Pero, este no es el límite al que ha llegado el chofer de autobús, pues resulta que Nicolás Maduro no se quedó en el planteamiento bobo o ingenuo, de buscar una paz edénica y gatopardiana. Nicolás Maduro ha ido más allá, de la mano del soberano y mandante, el Pueblo, y de su mandadero determinado a cumplir la encomienda dada, como es la ANC.
Ese ir más allá de Nicolás Maduro, ha consistido en proteger al Pueblo de todo ataque, interno o externo, por lo que ante las agresiones del imperio genocida y en amparo de nuestra soberanía nacional, las medidas asumidas por Nicolás Maduro han golpeado duramente, la economía parasitaria estadounidense, al zafarnos de patrón Dólar estadounidense (papel inorgánico que emite del Departamento del Tesoro), para abrirnos a nuevos modos de relacionamiento económico internacional, que, enseguida la mayoría de los países miembros del nuevo mundo multicéntrico y pluripolar, han asumido en solidaridad con la Patria de Simón Bolívar y como modelo a seguir, que de repetirse en una veintena de países, como mínimo, dejarían desnudo al rey, no sólo al pornopuritano endorracista, sino al gobierno entero, lo que significaría, la caída, implosión interna y desaparición de los Estados Unidos de Norteamérica, como imperio. En este momento, hay más de una veintena de países que se están sacudiendo del papel inorgánico conocido como Dólar estadounidense, el que, realmente, no tiene su soporte en riqueza, que, por ejemplo, sí tiene el Dólar de Trinidad y Tobago, el Yuan, Rublo, el Yen, la Lira Esterlina, el Sucre y el Bolívar, entre otros signos monetarios.
Este tipo de audacia soberana, que parte desde la primera determinación en las relaciones sociales de producción, la económica, el parasitario imperio no está dispuesto a tolerarla, por lo que baraja, asesinar a Nicolás Maduro, invadir en medio del caos que ellos suponen (porque nos menosprecian tanto que no nos imaginan organizados) y comenzar una guerra nuclear con Corea del Norte, en alianza con las hienas de la OTAN, pero con los recursos energéticos venezolanos, porque, la verdad verdadera es que el imperio estadounidense siente que China y Rusia amenazan su hegemonía mundial, por lo que destruir a Corea del Norte es parte del la carambola geopolítica, para cercar a estos dos gigantes. Al parecer, Donald Trump está tan desubicado, que nisiquiera sabe en qué parte del mapa está Corea del Norte, mientras que estos coreanos los están esperando con sus armas de destrucción masiva, desde hace rato y conscientes del destino de Libia e Irak, entre otros países a los que EEUU invadió.
Olvidan, además, las hienas imperiales y sus lacayos criollos, que en el caso venezolano, aunque lograron asesinar físicamente al comandante Hugo Chávez, no lograron que muriera, porque Chávez se hizo Pueblo. Ahora, tampoco se han dado cuenta de que cuando Nicolás Maduro dice “soy”, está diciendo “somos”, porque Maduro está hablando y actuando en nombre del Pueblo y con el Pueblo movilizado.
Es una lástima que el pornopuritano endorracista, el Pentágono, sus gobiernos neocoloniales y la derecha venezolana, no recuerden la gesta del pasado 30 de julio del 2017. Y, peor aún, es lamentable que no se han percatado de que la ANC ha venido trabajando por la paz, con la verdad y la justicia, mientras estamos empezando a consolidar una nueva economía, la del desarrollo productivo y ecosocialista, en este nuevo mundo multicéntrico y pluripolar. Por estas razones, muchos venezolanos, modestamente, estamos seguros de que ni Nicolás Maduro, ni la revolución bolivariana, socialista y chavista, morirán. Seguiremos venciendo.
NOTA NECESARIA:
Aaayyy dolor! Cuánto dolor! por nuestros hermanos del Caribe, desde Martinica, Antigua y Barbuda, República dominicana, Haití y el resto de islas hermanas, hasta llegar a tierra firme, en México. Sus muertos por tanta tragedia de la naturaleza y de la mala acción contra naturaleza, son nuestros muertos. No pido oraciones que no frenarán terremotos, ni huracanes, ni tormentas. Ruego, que cada uno de nosotros, nos propongamos ayudar a mitigar tanto dolor, con algo concreto y solidario, por las víctimas que quedaron con vida. Ruego, cuidemos el planeta y liquidemos el fracking y todo cuanto altere el curso de la naturaleza, al considerar dichas acciones como prácticas genocidas y criminales. Salvemos la vida humana, salvando toda la vida del planeta.
Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Ni-Nicolas-Maduro-ni-la-Revolucion-moriran-20170922-0001.html